•Capítulo 1•

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-¡MAX!-Me escuche gritar nuevamente mientras me reincorporaba.-¡MAX!

Corro lo más rápido que puedo hasta donde esta el. Tiene el rostro lleno de heridas y noto como la sangre emana de estas. Nunca había visto tanta sangre. 

Siento como el mundo se paraliza por unos segundos cuando noto que Max no está respirando. No Siento que su pecho suba y baje como debería hacerlo, tampoco Siento su pulso y esto comienza a preocuparme.

-¡ALGUIEN LLAME UNA AMBULANCIA!-Grito a las personas a mi alrededor. Lo único que hacen es mirarmes mientras filman con sus celulares lo que sucede.-¡No se queden ahí parados y hagan algo! 

-¡Te voy a matar hijo de puta!-Escucho que grita Yakiv mientras lucha contra el agarre de dos profesores.-¡TE VOY A MATAR!

-¡Inténtalo maldito maricon soviético!-Dimitri logra liberarse de los hombres que lo tienen sujeto e intenta golpear a Yakiv pero rápidamente se le tiran encima.-¡sueltenme!

-Max...-Escuchó el sollozo proviniente de Dominica.-¡Max!

Uno de los profesores se acerca rápidamente al cuerpo inmóvil de Max y comienza a darle respiración boca a boca mientras presionaba su pecho con ambas manos. Yo me aleje junto con Dominica para dejarlo trabajar. De fondo escuche las cirenas de la ambulancia y de un patrullero policial. 

-Vamos...respira...-Escuchó decir al profesor mientas repite la técnica del RCP.-Vamos chico...respira. 

-Max, por dios .-Escucho a Dominica llorar de rodillas en el suelo.-¡Respira!

-¡RESPIRA!-Grita con júbilo el profesor.-Esta respirando.

Escuchar esas palabras fueron como música para mis oídos. Ver como el pecho de Max volvía a subir y bajar lentamente me tranquilizo y noto como las lágrimas comienzan a salir de mis ojos. Esta vivo. 

Los paramedicos lo suben a una camilla mientras le administran oxígeno y lo llevan a la ambulancia con rapidez. Dominica va detrás de ellos y sube detrás para luego cerrar las puertas y escuchar como cada vez las cirenas de alejan rápidamente.

El bullicio de personas que había se ha desvanecido y solo quedaban algunos padres hablando con sus hijos y profesores. Miro en el suelo un charco de sangre.-Es mucha sangre.-Pienso. Alguien debería venir a limpiarla antes de que se seque. 

-Oye...-Alguien toca mi hombro con suavidad.-¿Cómo estás?

-¿Disculpe?-Noto que es una profesora.

-Tienes el labio partido. Te esta sangrando.-Siento un pequeño pinchazo cuando me toca el labio inferior y a su vez noto la sangre que quedó en el dedo.-Acompañame para que te limpie.

-Estoy bien.-Digo aunque no estoy seguro de si estoy bien. No estoy seguro ni de lo que siento en este mismo momento.

-Solo acompañame, por favor.-Me regala una sonrisa triste y comienza a caminar hacia el edificio. Yo voy a detrás de ella mientras me limpio las manos manchadas de sangre con la camisa. 

Lágrimas saladasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora