Dynamight Escenarios

Los extras deberían morirse

Advertencias/ Trigger Warning: Descripción de violencia, muerte de personaje.

Tag adicional: Yandere Bakugo, traidor

Pairing: TodoBaku, mención TodoDeku, mención DekuBaku

Palabras: 2386

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Resumen: Katsuki piensa que el mundo le debe algo, ya que él es especial. Sin embargo, existen extras que no comprenden su posición y que gustan de poner a prueba su paciencia.

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Sabía bien que su personalidad no era la mejor de todas. No porque lo reconociera, sino porque siempre había alguien que se lo hacía recordar. Sea su propia familia, sean sus propios compañeros de clase (extras, como le gusta decirles) o sean sus propios maestros.

Realmente, no le importaba en lo absoluto. Lo que ellos opinaran sobre él solo era pura basura forjada en base a los principios construidos entre ellos. Principios que no concordaban con los suyos. Así que podían irse a la mierda. Si no les parecía solo tenía que darles una buena lección y listo.

De todas formas, el miedo que le tenían después de lo que hacía evitaba que abriesen la boca. Pero, por muy contrario que pareciese, esas miradas llenas de sumisión que le dedicaban a partir de ello irónicamente lo enojaban de sobremanera.

Débiles, por algo eran extras.

Es quizá eso que hizo que Todoroki Shōto llamara su atención.

Aún cuando demostró ser una bestia, un monstruo como estaba acostumbrado a escuchar decir sobre él, no parecía sentirse intimidado en lo más mínimo. Por no decir que ignoraba todo a su alrededor.

Podía ser que, en parte, su quirk dual era muy poderoso como para poder defenderse por sí mismo. Katsuki lo sabía muy bien, era capaz de congelar todo un edificio si se lo proponía. Una razón por la cual había captado su atención y secretamente dejó de pensar en el bicolor como un extra.

Por otro lado, estaba su propia personalidad gélida que construyó a partir de sus traumas. Una historia bastante triste para quien lo escuchara, aunque para Katsuki, quien lo escuchó a escondidas, le daba igual. No era como ese extra que denominó Deku que parecía a punto de llorar, el no lo haría. No podía importarle menos. O al menos, eso quiso creer.

Cuando lo derrotó en el torneo, se llenó de ira. Shōto Todoroki, ese bastardo mitad mitad, lo había subestimado al no querer usar su lado de fuego. Le reclamó, aún estando él inconsciente, quiso romperle sus extremidades, hacerlo sufrir, hacerlo llorar. Pero fue detenido, humillado, puesto cual perro rabioso en el podio a televisión nacional.

Como los odió, a todos y cada uno de sus maestros y héroes que sonreían cínicamente mientras tenía la medalla colgada en sus fauces. En ese momento se planteó matarlos de verdad, mandando a la mierda su futuro como héroe.

Sin embargo, sus ojos, que sólo se enfocaron en ese imbécil por escasos minutos, detuvieron sus instintos asesinos. Shōto parecía devolverle la mirada con arrepentimiento. Y ahí, con los flashes sobre ellos, sintió sus palpitaciones volverse erráticas. Sus mejillas se colorearon de rojo, sus piernas se cerraban disimuladamente ante las cámaras y un dolor en esa parte de él que no esperaba tal reacción.

Ver a un Todoroki triste fue excitante.

Le gustó, lo admitió en la comodidad de su cama, ignorando las quejas de su madre por haber ensuciado el nombre de los Bakugō por tremenda estupidez. Le sorprendía que esa vieja bruja aún tuviese el descaro de encararlo con la figura de su demacrado padre en el sofá.  Iugh, al parecer a esa mujer se le olvidó perfumar la sala, apestaba a putrefacción.