MY SAVIOUR ❁્᭄͜͡ draco malfoy

17

"Enamorándonos"

Hoy, Draco y Lena se sentaron en la clase de pociones. En sus asientos, que estaban al los lados del salón. Draco la observó casi toda la clase. Asegurándose de que no se viera demasiado triste. Solo asegurándose de que estuviera bien. A el le gustaba mirarla.

Ocasionalmente, Lena miraba a Draco, una sonrisa aparecía en sus labios y un rubor en su rostro. Cuando ella lo hizo, una sonrisa más grande apareció en el rostro de Draco.

La clase finalmente llega a su fin. Lena comienza a empacar sus cosas, junto con todos los demás en el salón de clases. Lena sale y su mano es agarrada por la de Draco, quien la esperaba. Una brillante sonrisa se deslizó en su rostro mientras miraba a Draco.

— ¿Qué estás haciendo? — Lena preguntó.

— ¿Estaba pensando que podríamos ir a caminar? Solo tu y yo.  ¿Quizás a la cima de la colina en Hogsmeade?

— Me gustaría eso — respondió Lena.

— Vamos entonces — respondió Draco mientras trataba de no sonreír demasiado.

Mientras los demás estudiantes salían de la clase de pociones y se dirigían a su gran salón o sus salas comunes, Draco y Lena caminaban tomados de la mano por el solitario corredor. Desapareciendo lentamente de la vista de todos. 

El sol de la tarde, brillaba a través de los grandes ventanales, reflejándose en las paredes altas y detalladas. 

Lena y Draco atravesaron corriendo el castillo y bajaron por el sendero que conducía a Hogmaede. El sol se estaba poniendo, el cielo se extendía con colores rosa y amarillo. Era realmente hermoso, Los sonidos de los pájaros cantando a su alrededor, Los sonidos de los árboles balanceándose con el viento y sus pies sonando sobre el suelo de piedra mientras corrían. Sus manos aún estaban juntas. 

Caminaron por Hogsmeade, dirigiéndose a la colina. Magos y brujas que estaban parados afuera de sus casas y tiendas cercanas les dieron a Lena y a Draco miradas desconcertadas cuando pasaron corriendo junto a ellos. 

A ellos no les importaba ser juzgados, todas sus preocupaciones y problemas siempre parecían desvanecerse cuando estaban juntos.

Se dirigieron a la puerta, Draco la abrió y comenzó a subir la colina cubierta de hierba, llegando a la cima. El sol y el cielo de colores ya no se veían por los árboles que lo cubrían.

Pero el cielo y la hermosa puesta de sol se revelaron a los dos una vez que llegaron a la cima. El sol de la tarde proyectaba largas sombras sobre el pueblo y los campos debajo de ellos. 

Los rayos oblicuos del sol daban al cielo un cálido matiz anaranjado y rosa brillante. El cielo estaba en llamas con el fuego del sol poniente, haciendo que la piel de Draco y Lena se vieran dorada, sus ojos brillaban cuando el sol brillaba sobre ellos. 

Lena se giró en la otra dirección y vio la pálida luna creciente en la zona más oscura del cielo, brillando como una garra plateada en el cielo nocturno.

Draco contempló la elegante escena frente a él. No solo la puesta de sol sino la chica frente a él. Aunque ella sabía de su secreto y de la marca que tanto odiaba. Siempre parecía que nada en este mundo importaba cuando estaban juntos. Dracó estaba tan seguro de que ella correría y nunca volvería a hablar con él. Pero no lo hizo. Ella se quedó y mejoró todo. Hizo que Draco tuviera la esperanza de un futuro feliz, un futuro que quería con ella.

Pero algo se sentía extraño como si fuera la última vez que se sentiría así, la última vez que vería el sol brillando en su hermoso rostro. La guerra se acercaba y no quería tener demasiadas esperanzas. 

Draco sintió que se estaba enamorando de ella. 

Un sentimiento que tenía, un sentimiento tan extraño. Algo que no ha sentido antes.  Un sentimiento tan desconocido pero que se sentía tan bien cuando estaba con ella. 

Él la miraba fijamente mientras el sol hacía que sus rasgos fueran mucho más hermosos. Ella tenía una sonrisa en sus labios, algo que el desearía que ella hiciera más.  Algo por lo que mataría por ver más. 

— ¿Lena? — dijo Draco. Su voz era más baja de lo que esperaba.

— ¿Mhm? — Lena se dio la vuelta conectando sus ojos con los de Draco mientras él se inclinaba hacia adelante, besándola. 

Una mano agarraba su mejilla mientras ella lentamente levantaba su brazo y lo envolvía alrededor de su cuello. Su beso fue creciendo. Draco podía oler el dulce aroma de su perfume, le encantaba. Su beso fue suave al principio, pero luego, con una rápida gradación de intensidad que hizo que ella se aferrara a él como si él fuera la única cosa sólida en un mundo vertiginoso y oscilante, su beso creció con lujuria y deseo. 

Las nubes sobre ellos se movían lentamente mientras sus labios se movían más rápido.  El cálido sol en su rostro y la ligera brisa rozaba su piel. Haciendo la sensación más perfecta.

Sus labios se separaron entre sí y sus rostros estaban a centímetros de distancia, a través de su pesada respiración, Draco miró a la hermosa chica frente a él. 

— Te amo — sus palabras escaparon de sus labios en un murmullo silencioso. Entonces solo Lena podía escuchar su voz. Sus palabras resonaron en sus oídos como si fueran los únicos dos en el mundo.

Los ojos de Lena brillaron con amor. No podía recordar la última vez que alguien le había dicho eso, pensó que era su mamá, aunque no podía recordar. Pero con Draco diciéndole las palabras, se sintió viva de nuevo. Se sintió amada. 

— Yo también te amo, Draco — el mundo de Draco giró a su alrededor cuando escuchó las palabras salir de su boca. Su corazón se derritió por completo. 

Sus labios formaron una sonrisa y una dulce risa ahogada proveniente de Lena se escuchó mientras Draco la observaba. Él la besó de nuevo. Con amor y deseo. Ella era perfecta. Esto fue perfecto. 

Y así, Lena y Draco se besaron mientras el sol se ocultaba en el horizonte, el último suspiro de belleza antes de la muerte del día.