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Hay un momento en la vida en que todo lo que se ha logrado parece desmoronarse, como arena que se desliza entre los dedos. Es entonces cuando uno comienza a preguntarse si lo que ha hecho realmente vale la pena, o si algún día valdrá. Para él, aquel instante había llegado, y aunque había pasado años tratando de redimirse y ayudando a quienes lo necesitaban, ese esfuerzo ahora parecía vacío. La amarga realidad lo encontraba postrado en el gélido suelo de Siberia, sin energía para continuar, al borde de la muerte.

Un profundo cansancio lo invadía. Deseaba tumbarse y dejarse arrastrar por el sueño eterno, escapar de esa vida de sonrisas fingidas, de abrazos huecos y miradas que nunca contenían afecto verdadero. Decidido a rendirse, cerró los ojos, anhelando que la oscuridad lo envolviera en paz.

Pero, en el instante en que comenzaba a deslizarse hacia la inconsciencia, un destello dorado apareció en un extremo del búnker. Parpadeó, confundido, intentando enfocar aquella luz tenue que chisporroteaba en el aire frío como una promesa lejana. ¿Qué era aquello? ¿Una ilusión? ¿Un susurro de esperanza o, quizás, un enemigo que había venido a darle el golpe final?

Con un esfuerzo desesperado, intentó incorporarse, aunque su cuerpo, agotado y al borde del colapso, se negó a responder. La última imagen que sus ojos captaron fue la figura de un hombre envuelto en una capa, avanzando hacia él con paso firme y decidido.

Antes de caer rendido a la inconsciencia, sintió el peso de unos brazos fuertes que lo sujetaban, impidiendo su caída al abismo. Sin entender del todo si aquello era una ayuda o una amenaza, Tony dejó que el cansancio lo arrastrara, sintiendo, por primera vez en mucho tiempo, una especie de calma en la rendición.

𝐇𝐄𝐑𝐄𝐀𝐅𝐓𝐄𝐑 | 𝖨𝗋𝗈𝗇𝖲𝗍𝗋𝖺𝗇𝗀𝖾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora