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—¿No vas a perdonarme?—camino a pie descalzo detrás suyo—. Jimin, perdón, ya te expliqué lo que sucedió.

Él me mira con los ojos entrecerrados.

—¡Me preocupe mucho! ¿Qué hubiese hecho sin mi mejor amigo?

Fruncí los labios ligeramente, cuanto
detestaba esas dos palabras.

—Vivir con Sua. Ella podría alimentarte si eso es lo que te preocupa—respondí groseramente y me dirigí a mi habitación cerrando con un portazo.

Los golpes a la puerta se hicieron
presentes.

—Oye, ¿qué pasa? Habla conmigo, no hagas berrinches de la nada.

—¡Vete, Jimin!—grité tirandome sobre la fría cama, un enorme y solo lugar—. Quiero estar solo.

—¡Eres un bipolar!—grita golpeando por última vez la puerta, después de unos segundos me quedo en total silencio.

Nuevamente mi almohada fue mi única confidente de cuántas lágrimas volví a derramar por estos estúpidos sentimientos que cada día me pesan más. Creo que después de llorar como una hora, me coloco mi abrigo y salgo de mi habitación.

Al hacerlo me topé con la mirada preocupada de Jimin, al verme deja la taza que tenía en la mano sobre la mesita.

—¿Estás bien?

—Voy a salir—respondo desviando la mirada.

—¿A esta hora?—pregunta confundido—. Es muy tarde y hace mucho frío. Mira, no sé que ha pasado pero lo siento, no quise actuar tan exageradamente, pero en serio me preocupé.

Sonreí y me acerqué acariciando su mejilla.

—No te disculpes.

—Pero... Te vas por qué no estás a gusto, ¿hice algo malo?—preguntó acunando su mejilla en mi mano.

Suspiré y niego con la cabeza—No. Jamás harías algo malo, solo quiero relajarme para continuar con mi trabajo.

—¿De verdad?—pregunta con timidez.

Asiento y me alejo, es mejor guardar mi distancia.

—De verdad. Está vez contestaré tus mensajes, te veré luego.

Salí de la casa, metí las manos en mi abrigo y caminé sin rumbo, simplemente quería caminar y caminar bajo la nieve despejando mi mente de Jimin, de las ganas tan apasionadas que tengo por besarlo o abrazarlo. Me senté en una fría banca y mirando el suelo escondí mi boca entre mi bufanda.

—Pensé que nunca te detendrías—me sobresalté al oír aquella voz.

Allí, frente a mí estaba Taehyung con un abrigo negro y su peculiar cigarro en la mano. Lo observé de mala manera y él rápidamente apagó el cigarro.

—Lo siento. En mi defensa no estaba frente a ti—sonrió sentándose junto a mí y sin importarle de nuevo invadió mi espacio personal haciendo que nuestros hombros se toquen—. ¿Pasó algo malo?

—No—respondo cortante y me dedico
a observar la nieve caer. De pronto siento su mano sobre mi pierna, así que me removí incómodo—. ¿Qué haces?—gruñí.

—Tocarte. Eso hago, aunque sería
mejor si fuese sin ropa, ¿no?—ríe
alejando su mano y revuelve mi
cabello.

—No soy gay—ataque.

—Pero te gusta un hombre—atacó.

Me giré a observarlo—. Eso no me
convierte en gay. Uno puede tener una orientación sexual distinta a la romántica, además jamás he estado con otros hombres.

—Vaya... Eres gracioso, en cuanto
sientes cualquier tipo atracción por un hombre siendo uno te vuelves gay—Taehyung comenzó a reírse, colmando mi paciencia así que me levanto y comienzo a caminar—. Hoseok, no te enojes, sabes que esta es mi manera de bromear contigo—rápidamente me sigue y me toma de la mano.

Suelto su mano y me volteo enojado.

—Para ser mayor eres realmente infantil.

Y sin esperarlo, tiró de mi bufanda presionando sus labios sobre los míos.
Fueron segundos, los seis segundos más largos de mi vida.

—¿Y?—pregunta mirándome
curiosamente a penas se separa—. ¿Fue asqueroso?

—No asqueroso. Fue raro—me separo y camino evitando que logrará notar el sonrojo en mis mejillas.

¿Por qué, maldita sea? Este es mi primer beso.

Cuando ames |TaeSeok|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora