Eros

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Si me conocieras hoy, te garantizo que me creerías un hombre feliz, enamorado de la vida, con una sonrisa plena, alguien que vive sin preocupaciones, a quien solo le ha caído la buena cara de la moneda. Y aunque es la verdad, y por la mayor parte, he sido un hombre afortunado y no puedo quejarme, no todo es lo que parece.

La vida me convirtió en un actor veterano, sonrio en los momentos precisos, hago bromas que ni me creo, pero las hago. Salgo los fines de semana, y siempre me veras riendo, siempre... como la constante en la formula. Y dicen que él que ríe mucho es porque algo esconde. Y es la verdad, la sonrisa se ha convertido en una mascara que me ha ayudado a esconder lo que de veras siento.

Me siento hastiado, cansado, obstinado, de lo mismo con lo mismo, del día a día, de la cotidianidad, y aun no sé qué es lo que esta mal. Es como si tuviese una tuerca mal puesta, o un tornillo flojo. Y quizás debería de hablar con un profesional, pero es que aun no se qué es lo que esta mal, no logro entender que es. Y debería sentirme afortunado, agradecido también.

Tengo un trabajo que, aunque no es nada fácil, adoro. No todos tiene la vocación para ser enseñar, pero yo sí. En la universidad, lo que mas disfrutaba eran las largas horas que pasaba impartiendo tutoría y así decidí no optar por otra carrera, y hoy soy profesor asistente donde imparto clases de ciencia.

¿Lo personal?

Estoy casado con una mujer que es una belleza por dentro y por fuera. Claudia es cinco años menor que yo.  Es un bombón, gracias a su amor al gimnasio y la yoga, con muslos libres de estrías, pechos aun firmes, vientre plano y virgen de inquilinos. Y una energía que no se compara con la mía, o y es que ahora es que ella va, y yo ya voy de vuelta después de vivir el camino más veces de las que puedo contar, me encuentro con canas hasta en las bolas ya. Saber que tengo fecha de expiración me hace sentir inseguro, y se que cuando el cansancio me gane y deje de ir al gimnasio, y y ya no tenga la testosterona hirviente, ni esos cuadritos en mi abdomen que tiende a volverlas loca a ellas estos días, entonces, ¿ Que pasara?

Me vuelvo en la cama a observarla, y nada, aparte por deseo sexual, nada.

Suspiro, y sé que debería sentir algún tipo de emoción, aparte de orgullo de que es mía, nada. La quiero, juro que la quiero, pero de querer a amarla. A ver mi vida sin ella, a pensar que si ella no esta me muero, de no respirar si no la tengo a mi lado. No. Y sé que ella si me ama, y que soy su mundo, y que sin mí no respira, porque me lo ha dicho. Muchas veces me ha dicho, "te amo" y me parte el alma porque yo siempre busco una excusa, o le suelto un también yo.. pero de decirlo primero, nunca.

Y me he jurado que mi penitencia es ser el mejor esposo que se puede ser, así intentando mitigar mi culpa. No puedo decir que me engatuso o me envolvió para que me casara con ella. Yo solito me envolví en la telaraña. Y me siento como puro estiércol por eso. Me fue tan fácil confundir lujuria con amor. Todo por el miedo de quedar solo.

— La colada, — dice aun dormida volviéndome al presente, me levanto corriendo a apagar la cafetera eléctrica automática antes de que desparrame todo el cafe sobre la repisa, de madre limpiar todo aquello.

Me recuesto contra el fregadero, observando por la venta, y mi primer pensamiento fue sorpresa, no tuve pesadillas la noche anterior, y es que usualmente tengo unas pesadillas tan vivas, y casi siempre el mismo rostro, o tengo sueño eróticos con el mismo fantasma una vez y otra vez, pero la noche anterior nada.

Sonreí, tarareando una canción pop que mis estudiantes pusieron el día anterior, les dejo escuchar música mientras terminan los ejercicios por tal que sea apropiada, no tenga lenguaje (vamos que no quiero que me despidan), y la escuchemos todos. La busco en mi Spotify, es de un grupo pop de esos de ahora, pero tiene un estribillo y un ritmo que me atrapan. Y comienzo a bailar.

Puntos Suspensivos...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora