iii. ¿friends?

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HAMALL
Capitulo tres

HAMALLCapitulo tres

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III: ¿Amigos?

Rabastan Lestrange nunca había tenidos amigos, cuando dice nunca. Es nunca. Solo estaba su padre Patras y su hermano Rodolphus. Claro hablaba con los otros niños, por puro aburrimiento. Claro eso cambió cuando conoció a Hamall Black. La niña de ocho años jugaba cerca de él, cuando en vacaciones la familia de la niña habían ido para un posible matrimonio con su hermano mayor. Los dos varones estaban adentro y la única niña afuera tras que Patras descubriera que le gustaba las flores de su difunta esposa. Claro la dulce Hamall se había ganado el corazón de el frío Patras, incluso Cygnus de vez en cuando la consiente. 

La niña miraba las flores de su difunta madre y quitaba los bichos muertos. Cuando la pequeña niña estaba sentada frente a él. Le sonrió de lado y señaló su libro.

—¿De que trata? —preguntó curiosa. Bien Rabastan, no le respondas mal a una mocosa menor que tu.

—Bram Stoker —dijo—, ¿quien eres niña? —preguntó.

—Hamall Black —alzo una ceja asistiendo. Ahora recordaba quién era—, ¿has leído los libros de Lewis Carroll? A mi encantan, más Alicia en el país de las maravillas —sonrió. Asintió volviendo a su lectura.

La niña se quedó con el, bueno, apoyada en su hombro, leyendo su misma lectura, al compás. Cuando el nombre de Hamall se escuchó como eco, la niña se levantó y le sonrió amablemente.

—Gracias por dejarme leer contigo Rabastan Lestrange. ¡Adiós! —dijo mientras se iba.

El Lestrange miró la pequeña figura de Hamall desaparecer. Suspiró negando, marco la página de su libro y se levantó para entrar a cenar. Esa misma noche los dos mayores Lestrange miraba al menor más pensativo de lo normal. Patras miró a su hijo mayor, y el mayor miró a su padre Patras de la misma manera. Patras aclaró su voz llamando la atención de su hijo.

—Rabastan, ¿estas bien hijo? —preguntó el patriarca a su hijo.

El menor saliendo de su ensoñación, pregunto a su padre:

—¿Rodolphus se casara con Bellatrix Black? —preguntó. Con solo ver la expresión de su hermano, se hecho a reír escandalosamente. Patras tosió falsamente para no echarse a reír también.

—¡No es gracioso Rabastan! —chilló—, ¿¡sabes lo loca que está Druella Black!? ¡Ni loca, demente! —exclamó—. ¡Bellatrix es mi mejor amiga! ¡Y esta medio loca! —el padre sin poder retenerlo se unió a las risas de su hijo—. ¿¡Tu!? ¿¡Cómo puedes dormir por las noches Patras Lestrange!? —dijo indignado.

—¡L, lo siento hijo! —tosió—, pero es demasiado gracioso como lo dices. No es necesario que tú y Bellatrix en un futuro tengan que darme nietos, Rabastan se encarga de eso —el pobre muchacho quien tomaba de su vaso para tranquilizarse, la escupió toda.

—¿¡Yo!? —preguntó escandalizado—, ¡pero si Rodolphus es el mayor! —señaló.

—Si, si, pero Rodolphus jamás tocaría a Bellatrix —dijo sin interés—, además que tú eres de todo menos heterosexual hijo —los dos jóvenes miraron a su padre en blanco.

—Ve por la pala —mandó el mayor. En la mansión Lestrange nadie durmió esa noche.


Hamall Black y sus hermanos habían vuelto a la mansión Lestrange. Ya que ambos padres tenían asuntos que atender. Aprovechando que su madre fue a ver a su tía Druella. Los menores se fueron con Orión. Hamall se acercó a Patras y pregunto.

—Buenos días señor Lestrange, ¿esta Rabastan? —preguntó ella.

—Claro Hamall, está en el patio —indicó el. La niña le agradeció mientras salía hacia el patio.

Caminó cinco minutos hasta llegar donde estaba el de ojos cafés. Se sentó a su lado con tranquilidad sacando su mochila de su espalda.

—Hola Rabastan —saludó. El muchacho la miró.

—Hamall —dijo en modo de saludo—, ¿que haces aquí?

—Vine contigo, Sirius se llevó a Regulus a jugar, así que vine contigo —responde con tranquilidad.

Al final del día, Rabastan aprendió cinco cosas sobre Hamall Black:

Número uno: era amante de Jane Austen, Bram Stoker, Lewis Carroll, Shakespeare, Stephen King, Charles Dickens entre otros.

Número dos: sin dudas era alguien demasiado curiosa y soñadora para su edad.

Número tres: le gusta escribir, dibujar, leer, ir de aventura, las plantas, la astronomía y la historia griega, nórdica y demás.

Número cuatro: la niña es demasiado inteligencia e inocencia. Además de curiosa, extrovertida y medio rara.

Número cinco: la niña no se parecía mucho a su familia, exceptuando en algunos puntos. Tanto físicamente y psicológicamente. Además de que a veces se queda ida y vuelve a la realidad.

Después de enumerar eso, se dio cuenta de que terminó siendo amigo de una niña de ocho años 2ue para su parecer, es lo suficientemente madura en algunos aspectos. Y que se ganó su corazón sin amigos. Suspiró sabiendo que Patras y Rodolphus no lo dejarían en paz. Bien la familia Lestrange siempre mostraba otra cara ante el público y personas fuera de su círculo intento. Eran demasiado extraños. Antes había un brillo en la mansión, pero con la muerte de la única mujer Lestrange, lo único que quedaba eran sus flores, siendo cuidadas con mucho amor y anhelo.

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