Si alguna vez alguien le hubiera dicho a Gen que su vida llegaría a esto, probablemente jamás lo hubiera creído. Porque, ¿cómo podría si quiera concebir la idea de albergar en una pequeña choza a un rey, dos princesas, dos miembros de la Corte real, una niña y un perro, todos de un reino enemistado con el imperio más grande y fuerte existente? También parecía bastante irreal, el hecho que dicho rey y una de las princesas, pelearán por la respectiva y muy diferente ingesta de alimentos del otro. Alimentos, que él mismo había preparado para todas estas personas. Bueno, ciertamente no lo habría creído. Y realmente había visto muchas cosas en su vida.
Sin embargo, esta era su vida. Y de algún modo Gen se sorprendió al pensar que le gustaba bastante. Tal vez no era la vida de lujo y confort con la que había soñado desde niño, pero era extrañamente gratificante a su modo. Había encontrado un lugar en el reino Ishigami, uno que jamás había soñado con tener. Y ciertamente se había encariñado con personas con las que jamás habría pensado congeniar. En algún punto, se dio cuenta que no tenía remedio más que unirse a este caótico reino, porque ya era aparte de él. Había sido una suerte que realmente hubiera una posibilidad de victoria. Porque Gen no sabía que haría si perdía esto.
Al principio había llegado a este lugar con la esperanza de mostrar a Tsukasa su valía nuevamente, recuperar algo de trabajo en la Corte del Imperio, o hacer un gran último trabajo antes de resignarse a ser una concubina imperial. Sin embargo, estas personas se fueron metiendo bajo su piel lentamente, tan lentamente que no se percató hasta que era tarde. Bueno, probablemente fue su culpa por dejarlos entrar en primer lugar. Aún así, no se arrepentía. Suika era una niña adorable, vivaz, inteligente y capaz, le recordaba un poco a su propia necesidad de mostrar su valor. También, en toda la inocencia de una niña, fue la primera persona en confiar en Gen en este lugar. Y él adoraba demasiado a los niños como para no encariñarse.
Sin embargo, Suika y el pequeño Chalk no eran los únicos en abrirse paso en su nueva vida. Kohaku vino como una obligación, era su deber vigilarlo, porque sería tonto confiar plenamente en un espía enemigo. Pero la joven y fuerte princesa, había resultado ser una compañía bastante agradable una vez que aprendieron a confiar uno en el otro. Bueno, Gen estaba más inclinado a pensar que primero ganó el estómago de Kohaku antes de su confianza, pero son detalles menores. Una vez Ruri se unió a él en sus labores, y en sus cenas, Gen encontró una compañía gentil y agradable con la que podía charlar tan fácilmente como si fueran amigos de antaño. Por mas extraño que fuera.
Eventualmente, no sólo estas ilustres damas fueron sus comensales recurrentes. Kaseki fue una agradable sorpresa para Gen. El anciano había sido asignado para elaborar los planos de la nueva casa, y Gen simplemente no podía no ofrecerle la cena en agradecimiento. Por supuesto, fue recompensado con agradables charlas y un entusiasmo sorprendente para alguien de su edad. Una vez que se hizo claro que Ruri y Kaseki serían sus invitados frecuentes, Chrome, el pobre chico, prácticamente suspiraba por unirse. Gen no tuvo el corazón para echar a ese cachorro fuera. Bueno, finalmente resultó ser una divertida adición y, sorprendentemente, fue el incentivo final para su último comensal, Ishigami Senku.
Al principio, Senku sólo venía por casualidad a buscar a Chrome, pero Kohaku había aprovechado la oportunidad para interrogar a su rey sobre su alimentación. Solo entonces, Gen notó el hecho de que su joven rey rara vez comía debidamente, o descansaba lo suficiente. Supuso que eso no podía ser bueno para su salud y, como su mano derecha, le correspondía a él hacer algo al respecto. Fue sencillo preparar un plato extra todos los días y, engatusar al hombre para que tomará asiento, tampoco había sido un gran problema. Incluso pudo arreglárselas para quedarse atrás en las pequeñas reuniones estratégicas en el laboratorio después de la cena. Donde, si introducía furtivamente té relajante que harían que su líder fuera a dormir, antes de volverse él mismo a casa, no era asunto de nadie.

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Lo que deseo
FanfictionAsagiri Gen era solo una flor luchando por crecer en la noche eterna del barrio rojo, resignado a vivir y morir en las promesas de la oscuridad apenas velada por la luz de la luna. Aún si su estatus le permitía vivir como príncipe, solo gobernaba su...