Septième chapitre.

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¿Hablamos de la apuesta?

"Las sorpresas vienen de cualquier lugar, incluso de una tétrica mansión en Wiltshire."


-Harryyyyy -escuché en un canturreo cansado, era de una voz masculina.

Se formó un breve silencio. Escuché una puerta abrirse de golpe.

-¡Harry Potter!

Me removí en mi cama, me cubrí con la frasada grisacea y solté un grito de frustración.

La cálida frasada me fue arrebatada a la fuerza, el aire me hizo temblar. Intentando sentir el calor de algo, cogí una almohada y me abracé a ella, fruncí el ceño al aún sentir frío.

-¡Harry Potter, levántate ya!

Ahg. Cállate, Hermione.

-¡Harryyyyy!

-¡Mph! -me quejé abrazando más mi almohada.

Alguien me quitó la almohada, supongo que fue mi querida mejor amiga.

-¡¿Qué?!

-Perdón por quitarte tu almohada, pero intentábamos despertarte para desayunar hace ya una hora y como no despertabas nos preocupamos. -me explica Hermione, aún con la almohada en sus manos.

Se incorporó en la cama. Ayer llegué tan cansado que no me di cuenta de cuando subí a mi habitación.

Me froté los ojos con las manos, entreabriéndolos, viendo manchitas negras y verdes. Los abrí por completo divisando a Hermione aún con mi almohada mirándome preocupada y a Ron comiendo un pan de no sé qué viéndome igual que Hermione.

-¿Qué hora es? -pregunto frotándome un ojo.

-Buenos días para ti también, Harry -me respondió sarcástica Hermione-. Son las once y cuarto.

Le quité la almohada a Hermione y la puse arriba de mi cabeza, hundiendo mi cara en el colchón. Mi grito se ahogó en las texturas.

-Harry, amigo, levántate, no puedes no desayunar. -escuché decir a Ron luego de darle una pequeña palmada a mi espalda.

Me senté de mala gana en la cama.

-Bien, pero salgan de mi habitación para poder vestirme. Bajo en un segundo. -dije levantandome casi a rastras de la cama.

-Bien. Nos vemos abajo. -dijo Ron antes de cerrar la puerta al salir junto a Hermione.

Luego de que salieran de mi habitación, me dirigí al armario y me vestí con la primera camisa y el primer pantalón que encontré. Me puso unas vans viejas y salí de ahi, arrepintiéndome al instante, pues afuera hacía frío. Me regresé rápidamente y saqué una sudadera negra. Bajé las escaleras y ví a Hermione poner unos hechizos calefactores en el salón y comedor.

-Tengo hambreeeeeeee. -me quejé mientras zarandeaba el barandál de la escalera.

-No la tendrías si hubieses despertado temprano -me acusó Ron-. Allá en el mezón está el chocolate caliente y el pan.

Salté los últimos dos escalones y fuí directo hacia la cocina, ignorando a Hermione que se estaba quejando de que deberíamos hacer una limpieza a la casa si no queríamos que aparecieran doxies otra vez.

Aprèss Le Guerre. [Drarry]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora