- Milena, empieza a echar el producto anti-carcoma sobre la puerta en cuanto Félix haya terminado de fijar el burlete. - Ordenó el señor López, a lo que los dos jóvenes asintieron sin levantar si quiera la mirada de las tareas que tenían entre manos.
Lena, había estado trabajando en la mayoría de talleres del pueblo de Encanto. Se tiraba un tiempo, hasta aprender todo lo referente a la profesión y cuando no podían ofrecerla nuevos conocimientos simplemente se marchaba al siguiente. Los habitantes del pueblo ya se habían acostumbrado a su extraño hábito y todos la recibían con los brazos abiertos en sus talleres, ansioso por empapar a la joven de sus profesiones y quedando impresionados por la gran destreza que poseía y por su gran ambición de conocimientos, llegando incluso a sentirse tristes al marchar la chica. Pero gracias a todo ello, se había convertido en la mejor artesana del pueblo, ya que dominaba prácticamente todos los ámbitos del conocimiento y así su pequeño taller había prosperado con pasos agigantados. Y todos se sentían parte de tal logro, al haber ido aportando cada uno su granito de arena.
Actualmente se encontraba de aprendiz en el taller de carpintería del señor López, donde trabajaba junto al hijo de este, Félix, quién se había convertido rápidamente en su amigo, por su actitud divertida y despreocupada.
- Te echamos de menos en las quedadas de por las noches. - Dijo Félix con un tono desenfadado, mientras le pasaba la brocha a Lena.
-¡Ni me lo menciones! Tengo prohibido ir hasta que termine de arreglar todos los puestos del mercado... - Se quejó, sin detener su trabajo.
Félix no pudo reprimir la risa y con un ágil movimiento se sentó sobre la mesa, observando como su amiga aplicaba con diligencia el producto sobre la madera.
- ¡Es que buena la liaste! - Exclamó sin parar de reír - ¿Cómo dijiste que se llama el chisme ese? Ornitoalgo...
- Ornitóptero. Y no lo llamarías chisme si lo hubieras visto en acción. - le lanzó una mirada de censura y decidió cambiar de tema, pues sabía que era inútil discutir eso con él. - ¿Me he perdido algo interesante estos días? ¿Tienes algún buen cotilleo?
- Nada que no sepas ya. Las chicas andan todas detrás de Alejandro, que sinceramente no se que le ven a ese tipo... Julieta simplemente sigue a su hermana, pero apenas dice palabra. Y ya del chico Madrigal ni te hablo ¡No le hemos vuelto a ver el pelo por las noches! - Félix siguió haciendo su reporte de lo que había estado pasando en las quedadas diarias de los jóvenes de Encanto, pero Lena apenas le escuchaba.
- ¡Terminado! - Exclamó una vez finalizada su tarea.
- No me pidas que te cuente si luego no me vas a escuchar... - se quejó el joven.
- ¡Buen trabajo chicos! por hoy no hay nada más que hacer. - El señor López miró a la chica y añadió - Y Lena, si quieres te puedes llevar esas maderas que han sobrado, así no tendrás que comprar más para la reparación de los puestos del mercado. Félix te ayudará a transportarlas a tu taller.
- ¡Gracias jefe!
Y dicho esto los dos jóvenes se encaminaron, cargados de pesadas maderas, hacia el viejo taller de las afueras del pueblo.
El edificio antiguamente había servido como granero y aunque la estructura ya tenía sus años, se notaba que estaba bien cuidada y que dedicaban gran cantidad de tiempo a su mantenimiento, después de todo se había convertido en el palacio de Lena y ella pasaba la mayor parte de las horas perdida entre sus paredes de madera.
- ¡Nunca me acostumbraré a ver este sitio! - Dijo Félix al entrar, observando con asombro todo a su alrededor.
- Lo dices como si no vinieras aquí prácticamente todos los días. - Mencionó Lena riendo.
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Un don tan especial como tu.
RomanceSiempre se ha dicho que los polos opuestos se atraen, pero... ¿serán tan diferentes? Los prejuicios de las gentes así lo dicen, pero al igual que en muchos famosos libros, no podrían estar más equivocados. . . . . . . . La mayor parte de las referen...