1. Como cualquier otro día

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- ¡Llegaremos tarde! – el rubio gritó desde el pie de la escalera, esperando recostado del barandal al bicolor. Como todas las mañanas, siempre le tocaba esperarlo para dirigirse juntos a la academia y, aunque le molestaba la insufrible paciencia con la que el estoico realizaba cada movimiento como quien dispone del tiempo a su antojo, no se iría de ahí sin él.

- Lamento hacerte esperar. – Dijo el menor de los Todoroki cerrando la puerta tras sí.

Si bien su familia podía costearse un chofer personal que lo llevara a cualquier lugar que él requiriera, el heterocromático no cambiaría su trayecto a la academia con su muy preciado amigo por nada.

- Cada vez te haces más lento. – refunfuñó el rubio en respuesta, sin que el otro cambiara su pasividad habitual, emprendiendo la retirada.

De camino a la academia no siempre hablaban, y no era necesario, con saber que el otro par de pisadas le pertenecía a la persona junto a la que siempre le gustaría caminar, era suficiente.

Quien los viera podría pensar incluso que eran todo menos amigos, pero quienes estaban más que habituados a la vista conjunta de tan dispar dúo a lo largo de los años, podían dar testimonio que no podían estar de otra forma, al grado en que, cuando se ausentaba alguno de los dos, el otro se tornaba visiblemente afectado.

El rubio, con un carácter arisco y malhumorado, rara vez sonreía, si es que alguna vez lo hizo para algo que no fuera burlarse del torpe de turno que hizo la estupidez correspondiente; y el bicolor, tampoco era muy risueño, ocasionalmente esbozaba una ligera curvatura ascendente y esta solo era perceptible cuando el otro estaba presente, pues en todas esas veces, era gracias a él.

- ¡Buen día, Todoroki, Kacchan! – Saludó Midoriya Izuku, compañero y amigo de clase de Todoroki, un chico amable de baja estatura y pecas.

El cenizo lo miró de reojo y gruñó antes de colocar sus zapatos en el casillero, mientras el más tranquilo le devolvió el saludo con su monotono habitual.

El peliverde estaba más que acostumbrado a lo que él asumía como saludo por parte del malhumorado de los chicos y nunca se lo tomaba en cuenta. Desde niños, cuando ellos tres junto con otros tantos jugaban, siempre había sido así, por lo que ya era un logro que lo "saludara".

- Nos vemos en clase, Todoroki. – se adelantó Midoriya, quien se apresuró a encontrarse en el pasillo con otra de sus compañeras de clase, Ochaco.

- Esta tarde tengo práctica de natación. – Habló Bakugou, cerrando su casillero.
- Lo sé. – respondió el bicolor terminando de colocarse los zapatos para ingresar al plantel.
- En cuanto termine, me reuniré contigo en la entrada. – Suspiró. – No quiero hacerte esperar. – En su tercer año de preparatoria, no solo no estaban en la misma clase, sino que las actividades extracurriculares, tenían horarios dispuestos, en cuyos días libres, eran cuando el otro debía asistir a la suya. Toda una conspiración.
- No me importa esperarte. – Expresó Todoroki, despreocupado.
- Lo sé. – Respondió Bakugou, llevando su mano al lado pelirrojo de su amigo para quitar un pétalo de cerezo que pululaba en una de sus hebras.

Para bien o para mal, el llegar con el tiempo justo a la academia, los hacía beneficiarios de estar a solas en ese pequeño espacio donde guardaban sus zapatos hasta la hora de salida, y ese día no era la excepción.

Todoroki se quedó inmóvil cuando el cenizo se acercó a él para acomodar su cabello. Ambos tenían 17 años, siendo Bakugou el mayor con unos cuantos meses de diferencia, y éste último siempre lo acicalaba como si fuera un niño, bueno, al menos cuando no le reprochaba algo.

El menor de los dos podía sentir la tenue respiración del que le echaba un vistazo final a su presentación, inhalando pausadamente su colonia con olor a canela y arce, y el pequeño escote que su desabrochada camisa carente de corbata le permitía observar, cuya tela no les hacía justicia a sus pectorales. Y tan ensimismado estaba, que solo cuando el rubio deslizó su mano a su mejilla, éste conectó sus ojos con los de él.

Cuando Estamos SolosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora