Era la época decembrina para cuando Bakugou y Todoroki se encontraban en la habitación del primero disfrutando de sus días libres antes de regresar a su segundo año de secundaria.
El rubio estaba leyendo recostado del diván de su cuarto lo suficientemente largo para ambos, mientras el bicolor tenía su cuerpo apoyado en el otro, acurrucando su cabeza en el hueco de su clavícula dispuesta solo para él.
Este era un hábito para ambos. Todoroki, como un imán, sabía que cuando Bakugou se acomodaba allí, su lugar era apoyarse en su pecho y dejarse llevar por la calidez de éste junto al arrullo de sus latidos, pese a ser el más temperamental, quien irónicamente, era en esta situación cuando más calmado se encontraba, llevando su mano, como si de inercia se tratase, a los cabellos del menor provocando que este con frecuencia se terminara durmiendo en esa posición mientras él continuaba con su lectura.
Incluso en esos silencios, no había duda de que no había otra persona con la que quisieran estar.
Sus respiraciones estaban sincronizadas, el clima era acogedor en esa habitación que les servía de refugio bajo a la fina nieve que caía en el exterior, anunciando que solo aumentaría dentro de los próximos días.
- Shoto. – Con tono calmado, comenzó a llamar la atención del nombrado, pasando su mano por su espalda, sin mayores cambios. – Shoto. – Insistió, acariciando por unos minutos más, antes desesperarse y tomarlo de las mejillas.
- Ummm – Todoroki gruñó, incorporándose aún apoyado en Bakugou solo lo suficiente para poder mirarlo a los ojos.
- Dentro de unos días me iré de vacaciones con mis viejos. – Anunció, pasando sus pulgares por las mejillas de quien ahora tenía una expresión acongojada. – Será por tres semanas. – Pronunció, intentando relajar la expresión de su amigo, sin éxito.Eso no dejaba de escucharse como una sentencia fúnebre.
Y ya era algo que ambos sabían.
Para esta temporada del año, la familia de Bakugou solía ir al norte para pasar las fiestas con el resto de sus familiares, lo que significaba que debían separarse hasta el próximo año, aunque distanciarse por ese tiempo les parecía infernalmente mucho más extenso que eso.
Bakugou tampoco estaba del todo, o más bien, en absoluto conforme con la decisión de sus padres, pero cuando tienes 15 años no es mucho lo que puedas argumentar para contradecirlos.
Si algo bueno tenían las vacaciones, es que podía pasar más tiempo a solas con su mejor amigo y que sus intenciones fueran frustradas por esta odiosa costumbre de reunirse con familiares que si acaso veía solo una vez al año, no hacía más que empeorar su estado, mucho más sabiendo que durante todo ese tiempo no podría hacer más que pensar en lo mucho que querría estar con Todoroki sin posibilidad de que eso ocurriera.
El medio albino sumergió su nariz en el pecho de Bakugou, como si quisiera impregnar su nariz con el aroma de la persona con la que más amaba pasar sus ratos, mientras sus brazos, como cadenas, se aferraban a los extremos del mayor cual acto reflejo para evitar que se separaran, pero sabía que eso era inevitable.
Luego de unos momentos de aspirar profundamente, dejándose perder en la calidez de su amigo, volvió a encontrar sus heterocromáticos ojos con los del que luchaba para disimular la frustración e impotencia de no poder hacer más que acatar las órdenes de sus padres.
- No olvides escribirme. – Pronunció más apagado de lo normal.
- Nunca lo hago. – Haciendo el ademán de que volvería a tomar sus mejillas, en cambio, llevó sus manos a su cabeza, y depositó sus labios sobre ésta, como si fuera él ahora quien quisiera conservar por más tiempo el aroma de esa persona tan preciada para él.
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Cuando Estamos Solos
RomansaEn sus miradas perpetuaban la mutua complicidad que solo desbordaban en la intimidad, mientras a ojos de los demás, su cercanía no era más inusual que la de cualquier par de amigos con años de confianza. Acompáñalos y averigua qué hacen cuando están...