Capítulo 31

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—No entiendo... dije que lo sentía, ¿no es eso lo que se debe hacer?—comentó Tony confundido con un pañuelo sobre su nariz, conteniendo la sangre que le escurría, de pie afuera del departamento junto al hechicero.

May Parker, indispuesta a seguirlos escuchando, los termino corriendo de su departamento a base de gritos llenos de ira.

—Sí... pero tú le dijiste algo sobre su cabello.

—Auch, creo que me rompió la nariz—se quejó, el golpe recibido le dolió bastante.

Aun no logra comprender de dónde saco las fuerzas para noquearlo de tal manera.

—Déjame ver...—susurró Stephen preocupado, procediendo a revisarlo—. No, esta bien, pero ponte en esta posición para que la sangre deje de fluir—le indicó moviendo su cabeza, sintiendo una punzada de culpa atravesar su ser.

—Ah—dejo escapar un pesado suspiro quitándose el pañuelo—. Tenemos que insistir...

—Tony...

—No puede hacer esto...—continuó balbuceando un poco aturdido queriendo golpear la puerta.

—Tony, no.

—Tony, sí.

—Escúchame—colocó ambas manos sobre los hombros del caballero—. Lo mejor será irnos. En este momento ella esta muy enfadada. No estuvo bien lo que hicimos... no estuvo bien haberla privado de la verdad.

Sabe que ahora esta demasiado furiosa y alterada como para dialogar y que después de lo sucedido, y con justa razón, no los quiere cerca del niño.

—Ella tiene que escuchar...—instó obstinado.

—No va a escucharnos.

—Pero...—resoplo frustrado.

—Tony, hay que darle su espacio y tiempo para que asimile lo ocurrido—expresó alejando sus manos de él.

—Pero el niño...—mencionó ansioso.

—Sé que te preocupas por él, pero esta con su tía que es como su madre, Peter va a estar bien—objetó y Tony guardo silencio.

Stephen lo observó con detenimiento, le duele verlo así.

Sin mejor alternativa, formo un portal con salida al santuario, específicamente a su habitación, y con sumo cuidado dirigió a Tony hacia dicho lugar. Una vez inmersos, cerró la circunferencia naranja.

Tony tomo asiento en la cama del hechicero y volvió a colocar el pañuelo en su nariz. Desde allí alcanzó a ver un diminuto calcetín tirado en el suelo. Se levantó y lo recogió. Retomo su asiento y se perdió mirando la calcetita roja con un patrón de arañitas mientras la acaricia con su pulgar.

Aquella imagen le rompió el corazón a Stephen, Tony luce tan roto y decaído.

—Lo siento—pronunció el hombre más alto ganándose una mirada del castaño—. Todo esto es mi culpa. Nunca debí haber permitido que te involucrarás.

—Descuida—se levantó de golpe—, de una forma u otra iba a terminar involucrándome—dijo mirándolo por unos segundos—. Ten, te regreso tu pañuelo—le entrego dicho objeto todo ensangrentado.

—Ehhh... Puedes quedártelo.

—¿Puedes hacerme un portal? Quiero estar solo—esclareció un tanto desanimado.

—Entiendo—asintió un poco triste y de inmediato consintió su deseo.

En cuanto quedo en soledad, se derrumbo en la silla cerca de su escritorio, suspirando abatido. Estaban muy bien y en un abrir y cerrar de ojos toda su felicidad se esfumo.

Padres por casualidad (Supremefamily/Ironstrange)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora