Quella strada

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Gio se encontraba caminando por las calles de Roma.

El dolor tenía ya cuatro años con ella pero llevaba algunas semanas sintiéndose bien. Mejor al menos. Así que aprovechó para recorrer la ciudad que ya sentía tan suya después de dos años de vivir en ella.

Pasó por una calle bastante transitada en busca de un restaurante pero de pronto escuchó a una banda tocar y decidió acercarse.

Una chica rubia con el pelo alborotado tocaba el bajo, un chico de cabello negro y largo tocaba de manera impresionante un cajón, un rubio que parecía más chico que el resto tocaba la guitarra y un chico con una barba corta y el cabello ligeramente largo recogido en una coleta cantaba. Su voz era peculiar, no había escuchado una voz parecida nunca.

Tocaban una canción que le gustaba bastante: Let's get it started.

In this context, there's no disrespect

So when I bust my rhyme, you break ya necks

We got five minutes for us to disconnect

From all intellect and let the rhythm effect

To lose your inhibition follow your intuition

Free your inner soul and break away from tradition

'Cause when we be out, girls pull the heat out

You wouldn't believe how we wow shit out

Burnin' 'til it's burned out, turn it 'til it's turned out

Act up from North, West, East, South

Deseaba quedarse a escuchar por más tiempo pero de verdad moría de hambre, así que dejó unos euros en el estuche del guitarrista (ganándose así una sonrisa de los chicos, y particularmente del vocalista) y continúo su camino en busca de un restaurante haciéndose la promesa de volver a pasar pronto por esa calle y ahora sí quedarse a escuchar por más tiempo.

* * *

Unos días después de escucharlos por primera vez, iba caminando hacia su departamento después de trabajar pero aún era temprano así que decidió cumplir su promesa y pasar de nuevo por aquella calle en donde había visto a la banda.

Cuando llegó para su decepción no estaban allí así que decidió marcharse a casa con la esperanza de encontrarlos de nuevo pronto.

Sus esperanzas se vieron retrasadas pues el dolor había vuelto, así que durante las semanas siguientes sólo iba de su casa al trabajo, del trabajo a su casa.

Siempre era así, las cosas mejoraban y de pronto el dolor volvía para arruinarlas. Estaba cansada pero no había más opción que continuar.

Mes y medio había pasado desde que los buscó por segunda vez sin éxito y por fin comenzaba a sentirse mejor de nuevo así que un día en que no trabajaba salió a caminar con la idea de pasar por esa calle e intentar encontrarlos.

Por segunda vez pasó y no estaban allí.

Se sintió decepcionada pero ya que se sentía bien y no tenía mucho que hacer decidió caminar hacia otra calle en busca de un gelato.

Caminó un par de cuadras y de pronto escuchó música. Y esa voz tan peculiar.

Se emocionó mucho así que se acercó y en efecto, ahí estaba la banda. Al parecer habían decidido cambiarse de calle.

En esta ocasión tocaban Beggin

Put your loving hand out, baby

'Cause I'm beggin'I'm beggin', beggin' you

So, put your loving hand out, baby

I'm beggin', beggin' you

So, put your loving hand out, darling

Riding high, when I was king

I played it hard and fast, 'cause I had everything

I walked away, but you warned me then

But easy come, and easy go, and it would end

Vaya que el amor a esa banda había sido instantáneo.

La música que tocaban le encantaba y tenían un estilo atrapante, diferente.

Esta vez se quedó a escuchar por bastante tiempo, por más de una hora quizá.

En el tiempo que estuvo allí se dio cuenta de muchas cosas que no notó antes.

Por ejemplo, en el estuche de la guitarra tenían un cartel con lo que debía ser el nombre de la banda: MANESKIN

Supuso que era una palabra extranjera pues no conocía el significado, sin embargo, le gustaba.

También se fijó más en la esencia de los chicos. Se notaban relajados, lo disfrutaban y no parecían hacerlo solo por dinero.

Eran increíbles.

Cada que terminaban de tocar una canción Gio les aplaudía y entre canción y canción dejaba euros en el estuche.

Pasado un buen rato sacó su celular para ver la hora y se dio cuenta de que ya era muy tarde y al día siguiente debía trabajar, así que al terminar una canción se acercó para depositar un último euro y cuando lo hizo el cantante se acercó a ella y le susurró un "muchas gracias" al tiempo que le sonreía. Ella respondió con un "son increíbles" y un movimiento de cabeza al resto de los chicos que también le dedicaron una sonrisa; la chica rubia incluso se despidió moviendo la mano con mucho entusiasmo.

Así la rutina se repitió por un par de meses.

Cada que Gio salía de trabajar y se sentía bien, pasaba por aquella calle y encontraba a los chicos tocando. Se quedaba a escuchar por un rato, dejaba unos euros en el estuche, el vocalista le daba las gracias, los demás le lanzaban miradas alegres y ella les dedicaba una sonrisa.

Una y otra vez la misma rutina.

Gio no era una persona de rutinas, las detestaba, se aburría pronto. Pero esta rutina le agradaba, le hacía feliz.

Pasados esos dos meses de tranquilidad, Giorgia tuvo una fuerte recaída que no le permitió salir de casa por casi un mes.

En su trabajo se había visto obligada a pedir vacaciones, pues al no tener diagnóstico le negaban la incapacidad por enfermedad.

Pero no sólo había tenido que faltar al trabajo, por supuesto tampoco podía salir a calle a ver a aquella banda que tanto le gustaba.

***

Ya que no se había pasado por allí en unas semanas, los chicos de la banda se habían comenzado a preocupar por ella, era probablemente su mayor fan, al menos la más constante.

Esperaban que estuviera bien

***

Ella por otro lado abrió su Facebook que no usaba mucho pero que al sentirse tan mal para salir de casa y haber leído ya todos los libros de poesía que tenía por casa, le servía de distracción.

Así que decidió buscar a la banda en aquella red social.

Intentó recordar su nombre, Mu, mo, mao..

Recordaba que empezaba algo así, era un nombre extranjero... Maneskin

Tan pronto se acordó lo puso en el buscador y entró en la primera página que apareció.

Los siguió inmediatamente y después se dedicó a escuchar los covers que tenían.

Así de alguna manera sentía que estaba en la calle escuchándoles.

Spada d'argentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora