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Era la tarde de un sábado, una como cualquier otra. O al menos para Akane pues éste se encontraba actualmente trabajando en una cafetería cercana a la escuela en la que el estudiaba. Al ser un estudiante como cualquiera, decidió buscar un pequeño trabajo para así ganar su propio sueldo y poder ayudar a su familia en los problemas económicos por los que actualmente pasaban.
Ahí se encontraba. Tras una vitrina repleta de esos famosos empalagosos dulces que todo el mundo ama y viene a comer junto a un pequeño café o té.
Para ser honesto, a él no le importaba quedarse hasta tarde trabajando. Muchos se cansarían pues él apenas salir del conejo estudiantil en el que se queda hasta tarde, se dirige seguidamente a su trabajo. Se encontraban cerca ambos establecimientos así que no tenía miedo de llegar tarde o algo así.
Ahora mismo acababa de empezar su turno. Había tenido una larga tarde hablando con el presidente Minamoto sobre algunos alumnos que debían ser corregidos y otras cosas sobre la escuela.
El delantal azul con el logo de la pastelería rosa palo y la pequeña pinza que todos llevaban en el cabello, era el uniforme de aquella famosa pastelería. No mentiría, él mismo se veía tierno cuando se miraba al espejo. Ese pequeño conejito rosa colgando de sus hebras pelirrojas quedaba demasiado bien, y tampoco dejemos atrás el hecho de que a él le favorecía demasiado el color azul marino. No era narcisista ni nada por el estilo. Él sabía que se veía así de bien pues cada cliente que entraba, le recordaba lo adorable que se veía. Este no sería lo contrario.
Visualizó al presidente Minamoto en la fila de aquel establecimiento esperando a ser atendido.
Akane sintió la verdadera vergüenza.
¿No es como que sea normal encontrar a un compañero de clases y tú estar así vestido, no? Igualmente, podría ser mil veces peor. Decidió olvidarlo y hacer como si nada. Al fin y al cabo, si tú mismo te convences de que eso no pasará, no la hará. Ojalá fuera así. Era el turno de Minamoto ahora.
Teru fijó sus ojos en el tierno delantal con un pequeño cupcake rosa, el broche que Akane portaba en sus hebras rojizas y por último, el pequeño sonrojo que adornaba las mejillas de Akane así dándole un toque mucho más tierno de lo que ya se veía. ¿Había entrado a una cafetería verdad? No recordó haber entrado al paraíso.
Siguió haciendo contacto visual hasta que Akane tras unos segundos desvío completamente sus ojos ámbar y los fijó en la pequeña libreta que tenía bajo sus delgadas manos.
⸺¿Qué desearía pedir, joven?⸺
Preguntó Akane ya con la libreta siendo cogida por su izquierda y un bolígrafo por su derecha.
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𝐕𝐀𝐈𝐍𝐈𝐋𝐋𝐀 𝐘 𝐂𝐇𝐎𝐂𝐎𝐋𝐀𝐓𝐄
Romance❝Eres la única persona que me hace dibujar corazones en las servilletas de su pedido❞ ⸺Hey, Akane!⸺ ⸺¿Qué pasa?⸺ ⸺Te queda lindo ese delantal⸺ ⸺Cállate, idiota⸺ Fanfic Terukane.