Star Travel: Parte II

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El bullicio de la gente que bebía y se divertía predominaba en el salón. Constantemente se observaban parejas en algún rincón coqueteando entre sí, o algún hombre cortejando a alguna dama.

El rubio sonreía viendo a su mejor amigo en esas. Notaba como el hombre le guiñaba y se acercaba a ella, sonriendo. Mantenía en su mano la jarra de hidromiel y la otra se encontraba rodeando la cintura de su acompañante. La mujer, hermosa por cierto, sonreía escuchando con atención al guerrero, aunque trataba de no caer tan fácilmente, sus mejillas sonrosadas la delataban.

En otro lado del salón, su amigo pelirrojo devoraba grandes cantidades de comida, sonriendo ampliamente, dejando ver el regocijo que le inundaba.

Un pelinegro muy serio se mantenía a su lado, bebiendo lentamente de su jarra.

La chica que se encontraba sobre sus propias piernas le devolvió a la realidad.

Siendo ya un adulto, el príncipe Thor, hijo mayor del Padre de Todo, recibía la atención de todo su pueblo en aquella fiesta. Hace poco había vuelto, junto a sus fieles amigos, después de varios días fuera del reino lidiando con los estragos que se generaban en las grandes ciudades, y en los reinos vecinos. Una gran parte de ellos, aliados.

Ya pasaban los 3 milenios desde la partida de Loki a Vanaheim, y aunque se mantenía lo más ocupado posible con sus deberes como príncipe, la preocupación era enorme. En todo ese tiempo no había tenido noticias de su hermano, y siempre que consultaba con sus padres, ambos solo respondían, "Él está bien, fortaleciendo su aprendizaje". Esto lo frustraba, lo suficiente como para tener que dirigirse a la arena de entrenamiento y desquitarse con cada muñeco de paja allí presente.

Aquella noche, todo Asgard alababa sus proezas y le recibían con esmero. Aunque toda su atención estaba enfocada en la chica sobre su regazo. Tenía el cabello obscuro y unos ojos color miel que le recordaba a los campos de trigo. La muchacha se encontraba acariciando su cabello y dirigiendo una mano traviesa por debajo de sus pantalones, y, por más distraído o preocupado que pudiera encontrarse, jamás desperdiciaría una noche de disfrute en brazos de una doncella como esa.

En su adolescencia, algunos años después de que Loki se fuera, había disfrutado por primera vez los placeres carnales, aunque no recordaba muy bien, ni el nombre, ni el aspecto de la chica, con suerte lograba recordar algo de aquella noche, a la cual siguieron muchas más. Fueron siglos y siglos de noches como esa, y en un par de años, el príncipe era el amante más deseado de Asgard, se había vuelto casi un experto en la cama, y cada vez requería de más intensidad y goce.

Los pasillos se encontraban desiertos debido a la gran celebración, a excepción de algunos guardias dormitantes en aquellas rígidas posiciones. La música que se colaba por las paredes desde el salón se mezclaba con los jadeos de su acompañante, y el resonar de sus pasos. Además del ruido que causaba al pegar el cuerpo de ella contra las paredes. Al llegar a sus aposentos le desvistió en su totalidad, besando su piel ligeramente bronceada y adentrándose entre las piernas de la fémina, para luego de unos minutos perderse en el placer.

A la mañana siguiente se levantó de la cama encontrando a la chica dormida a su lado, desnuda y con una variedad exorbitante de marcas rojas por su piel. Dando un suspiro se levantó de la mullida cama y se encaminó al cuarto de baño, logrando despertar adecuadamente con la ducha. Secó su cuerpo y salió a la habitación, donde la figura femenina se encontraba de pie tratando de vestirse rápidamente. Antes de irse le dedicó una sonrisa que correspondió tranquilamente viéndola salir.

Luego de desayunar caminó tranquilamente hasta la arena mientras acomodaba su armadura, la capa roja ondeaba con cada paso igual que su ahora largo cabello rubio. Pasaba del medio día, eso lo tenía en cuenta, para su suerte, acostumbraba esa hora para entrenar.

One-Shots -Thorki-Where stories live. Discover now