25; Más sueños

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—Papá, ¿podrías decirle a Lia que pida las cosas antes de tomarlas? No encuentro mi bolígrafo azul por ningún lado.

—Nunca escribo con tinta azul y lo sabes, tonto. Yo no tomé nada.

—Ustedes dos... tienen casi dieciséis años y siguen peleando como cuando tenían seis —Seungmin salió de la cocina al escuchar a sus dos hijos gritar nuevamente en la sala de estar—. Innie, amor, ¿te gusta culpar a tu hermana por las cosas que hace tu distraído padre? Le prestaste tu bolígrafo ayer para firmar el permiso para el viaje de la clase, seguramente lo dejó en algún lugar aquí.

La niña sonrió con arrogancia luego de que su padre omega la defendiera y eso generó fastidio en su hermano menor.

Lia se había presentado hace casi un año, la primera en todo.

Ugh, como si no fuera suficiente, también era la favorita de papá Seungmin y del abuelo Kim.

Ella y Ryujin eran tan fastidiosas, alardeando por todo cuando se juntaban.

Nunca entendería a las chicas, tampoco quería hacerlo con los hombres.

Las personas eran muy complicadas, sobre todo los que se reían de él por no haber presentado su naturaleza aún. Sus amigos decían que ser beta sonaba genial, estaba de acuerdo. El tío Minho era el beta más increíble que conocía, él era el mimado por él y por el tío Chan. Se llevaba bastante bien con ellos y con Yuna y Chaeryeong, las omegas que ambos cuidaban como sus hijas.

Pero en casa seguía sintiéndose rezagado. Su padre alfa era quien lo mimaba, pero no estaba casi nunca en casa, así que debía aguantar los días escuchando a Lia hablar sobre lo maravillosa que era.
Y claro que sí. La adoraba, la admiraba, era su hermana mayor. Pero no diría eso jamás en voz alta, porque si no Ryujin, Yuna y Chaeryeong se burlarían de él.

Había algo en él que lo aquejaba: el retraso de su presentación orillándolo ya a pasearse entre los demás como un beta. Acomplejado porque nadie en su familia -directa- era beta.

Todos sus tíos eran alfas poderosos y su tía Eunbin era la omega más increíble luego de su padre, ¡incluso la tonta Ryujin era una alfa preciosa! No podía pasar a la historia como un beta que no se dio cuenta que lo era.

¿Por qué los mellizos no podían compartir también las características lobunas?

Recordó lo que los abuelos Kim habían mencionado unos días antes del primer celo de su hermana mayor: Las presentaciones no siempre salían como uno lo espera y tampoco suceden al mismo tiempo, a pesar de nacer y crecer al mismo tiempo.

Ahí fue cuando escuchó la historia de sus tíos alfa y su padre omega. Los alfas mellizos no eran iguales en cuanto dominancia ni fuerza, a veces el mayor era quién dominaba al menor y a veces el mayor se llevaba la desventaja.

Entonces sucedía que Lia se había llevado toda la fuerza para ella por ser la mayor y a él solo le había tocado ser alto.

Era divertido pensarlo, Lia era bajita y tierna, nadie creería que dentro de esos ojos brillantes, mejillas redondas y ese olor frutal se escondía una alfa tan fuerte que debían pensar dos veces las cosas antes de hacerla enfadar. Y el sería un beta muy alto y bonito. Solo eso, alguien normal.

Al final del corredor, Seungmin miraba a su pequeño hijo perdido en sus pensamientos sin prestar mucha atención al lugar donde se suponía estaba buscando su bolígrafo azul.

Conocía esa mirada.

Lanzó una rápido vistazo al escritorio para descubrir en ese lugar lo que tanto estaba buscando, pero Jeongin seguía ahí incapaz de ver algo más que sus propios pensamientos.

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