Extra 2;

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—Kim Seo Jisu, si no sales en menos de tres segundos me voy a ir y tendrás que soportar la hora pico en la estación del metro.

La voz de Jeongin recorrió el pasillo que conducía a las habitaciones del departamento que compartía con su hermana en el centro de Londres.

—Lia, por favor, hoy tengo que dirigir la clase de anatomía para los de primer año, no puedo llegar tarde.

Su hermana corría de arriba-abajo tomando todas las cosas que tenía dispersas por el lugar.

La idea de que los y las alfas eran súper organizadas era obsoleta para el omega, pues solo le bastó convivir unos años con su padre, tíos y hermana para descubrir que sus aceleradas cabezas tenían prioridades de otro tipo.

Jeongin sonrió recordando a su padre, Lia era su viva imagen: distraídos, desorganizados y gruñones por las mañanas.

—Estoy lista, ya, vámonos.

—Sabes que tus zapatos no son iguales, ¿verdad?

—Maldición.

****

Las mañanas eran su parte favorita del día.
Conducía por Oxford para dejar a su hermana en sus clases de literatura. Lia tenía pavor de manejar, su mente podía concentrarse en una sola cosa y la idea de tener que frenar, acelerar y revisar espejos le frustraba, por ello, Jeongin era su chófer designado, al menos por las mañanas, al salir ella regresaba con alguna amiga suya o en el metro, que según ella, era más lindo de noche.

Luego de dejarla, se dirigía al campus de medicina para impartir clases a los de primer año.
Su carga genética había logrado incluso burlar los más rigurosos requerimientos que la planta docente de la prestigiada universidad tenía.

Jeongin era el alumno más destacado de la clase, estaba a punto de graduarse con honores y sus profesores siempre elogiaron su desempeño.

Fue una bendición que todos en la escuela de medicina descubrieran su lazo familiar con los Seo poco tiempo antes de graduarse, ni siquiera el rector lo sabía. En su ensayo de ingreso no lo mencionó y pidió referencias de todos los doctores cercanos a él sin llegar a su padre, sus abuelos y su tía Eunbin. Incluso prefirió dejar su nombre exactamente igual al que le fue otorgado al nacer: Kim Jeongin; el Seo lo usaría una vez que logre entrar al hospital de su familia para brindar sus servicios en él, no antes.

Así, logró destacarse en su carrera demostrando el talento nato que tenía. Heredó la memoria fotográfica de su abuelo, la ligereza de manos de Eunbin y la mecanización de procesos de su padre y sobre todo el amor y pasión por sus actividades que salió de su lado Kim.

Por ese motivo, sus profesores habían pedido que explicara algunos temas en su lugar, quizá no le pagaban, pero gracias a ese trabajo obtuvo experiencias que podía agregar a su currículo.

Piensa que trabajar con los alumnos de primer año es divertido, todos ellos eran almas curiosas llenas de ilusiones por salvar el mundo, pero también eran pretenciosos y obstinados. En su primera clase impartida fue menos preciado por ser omega, pero una vez finalizada la sesión no volvió a escuchar un comentario negativo hacia él.

Un par de alfas aún intentaban intimidarlo con sus feromonas o más bien "coqueteaban" con él mediante ese raro ritual de querer parecer más grande e inteligente que el resto. Incluso se inscribieron en cada clase que impartía, aún cuando ya la habían aprobado.

Tontos.
Sí, lo eran

Su lobo siseo al sentirlos tan prepotentes, siendo los primeros en llegar al aula donde fuera que el omega dictara clase, las técnicas de cortejo de algunos alfas era bastante extrañas.
Changbin, su padre, decía que nunca pusiera sus ojos en un alfa que le ofreciera menos de la mitad del amor y devoción que él tenía por su papá Seungmin.

Ni siquiera tenian que recordarselo, creció como un omega en una familia llena de alfas,  su padre, hermana, primas, tíos y abuelos. Él era el omega más mimado y nunca aceptaría a un alfa que no pusiera el mundo entero a sus pies. Nunca.

Respiró y trato de calmar a su lobo, no podía permitir que su hostilidad saliera en medio de una clase, antes que omega era un aprendiz y antes que todo era médico, tendría que lidiar con situaciones parecidas en todo momento.

Entró al aula y saludó al pequeño grupo de personas que ocupaban sus asientos, leyó las notas del escritorio y esperó a que el profesor en turno diera por iniciada la clase.

Su lobo se puso alerta, un cambio en el aire lo inquietó cuando un olor peculiar llegó a sus fosas nasales: madera de cedro, lluvia y vainilla. Ese no era el profesor Park y su característio olor a tabaco, aunque lo vio entrar apresuradamente al salón de todas maneras.
Todos saludaron y él se preocupó más en llegar al omega, Jeongin se puso de pie y se acercó a su mentor.

—Kim-Seo, él es Hwang Hyunjin, es alumno de último año en artes visuales, se integrará a nosotros porque necesita aprender de anatomía.

Una sonrisa tímida se dibujo en sus labios. Él era una persona bonita, su calor era agradable, aunque no pudo descifrar si se trataba de un alfa, beta u omega, su olor era muy agradable para tratarse de un alfa, pero a la vez era fuerte para ser de un omega o beta.

—Por mi trabajo final, debo mejorar la anatomía de mis dibujos y esculturas, el tema es cuerpo humano y yo...—su intensa mirada se posó sobre él— escuché que eres el mejor explicando, así que pedí permiso otra cursar la clase, espero que no haya algún inconveniente.

Es un alfa, Seo Jeongin, él es un alfa de pies a cabeza.
Oh dios.

—No hay ninguno, siéntete cómodo y si llegas a tener algún inconveniente o duda, hazlo saber, Jeongin te asesorará en lo que necesites.

Si algo agradecía era su capacidad de olvidarse de todo cuando enseñaba y así no temeria por ponerse nervioso cada vez que sentía su mirada gris posada sobre él.
Todos lo miraban, algunos eran hasta descarados, pero él...
Había algo en sus ojos profundos que hacía a su lobo querer explorar en ellos.

Se descubrió viendo más de una vez sus manos largas y delgadas sosteniendo el bolígrafo mientras hacía notas y garabateaba algún dibujo que le ayudara a entender el tema. Vio también sus labios fruncidos al concentrarse en la lección del día, admiró su cabello negro caer delicadamente sobre su frente.

Cuando la clase terminó, Jeongin se dispuso a guardar sus cosas mientras los demás estudiantes iban saliendo, lo sintió irse al mismo tiempo que se despedía de él.
Cerró sus ojos y se permitió disfrutar del olor del alfa, de todas maneras, eran los únicos que quedaban en el aula.

—Nos veremos mañana.

1;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora