Capítulo 16

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Ónix Cromwell

Estoy que me lleva el diablo, necesito saciar mis ganas de matar o esto me va a consumir.

Sigo demasiado alterado por mi dulce Milena, el atentado le afectó de una forma horrible que me hizo desear protegerla, cubrirla y estrecharla en mis brazos, beber sus lágrimas y llenarla de caricias para hacerle olvidar.
Pero, ¿Quienes eran? ¿De dónde salieron esos perros?

Hoy no ha sido un gran día para ella y para ninguno de los dos, el encuentro con sus padres no resultó ser lo que esperaba; me dió tanto coraje ver a Guillermo y Margaret discutir frente a ella que la rabia me creció y solo quería ir a traerla de vuelta. Ella es buena y cruelmente hermosa, merece que el mundo la adore. Mi nocivo dulce adictivo.

En Hyde Park aproveché para reunirme con un agente de campo y así obtener dos hologramas que la FSMI me envió, también hace como una hora que la Base mandó un equipo para llevarse el Sedan convertido en una lata de atún agujereada y desde que llegamos, Milena no ha salido de su habitación, no deseaba dejarla sola, pero su cálida voz escapaba suplicante y comprendí.

Sobre la mesita de noche de mi habitación, activo el primer mensaje. La pieza metálica no tarda en proyectar a Augusto Stone, el General de División.

—Comandante Ónix Cromwell —el cuerpo se traza por medio de luz azul—. Todos los superiores hemos decidido que usted no debe participar en las fuerzas que partieron a Afganistán, nuestra prioridad es mantenerlo vivo a usted y al piloto Hamlet Cromwell, quien decidimos enviarlo en su lugar. La última resolución está hecha.

La proyección comienza a desvanecerse hasta no quedar ningún rayito de luz azul. Tomo el segundo fragmento y este me sorprende.

—¡Hermano mayor! Sé cuánto querías dirigir la tropa, pero ya haz dado mucho de tí. Ahora debo partir, aunque, no te preocupes, iré a patear traseros por tí. ¡Nos vemos pronto mi Kaiser! —se despide con un gesto militar, y su silueta aventurera empieza a fallar.

Ningún criminal conoce nuestro secreto, se han tragado la idea de que somos uno y es algo que siempre trato de proteger. Augusto es mi superior y si Faith lo decretó, mi poder se anula.

Hecho polvo bajo a la cocina y encargó un par de hamburguesas para calmar mi ansiedad, además Milena también necesita terminar de recomponerse.

Mientras lo hago, de la cabeza no se me quita que HIDRA tiene que ver con esto, pero esta vez la Fuerza Secreta no cederá ante las cortinas de humo que genera aquella pestilente Organización.

Busco el móvil y localizo a Federico —integrante del área de Servicios de Informática y Comunicaciones—, esperando a que responda.

—Que grata sorpresa —contesta al fin.

—Necesito tu ayuda —digo, vigilando las calles de afuera que permanecen tranquilas y despejadas por la noche—. Accede a cada cámara de Hyde Park con la fecha de hoy, alguien sabía que los Foster iban a reunirse e intentaron sabotear el día.

Respiro profundamente, apagando la rabia que me quema.

—Como digas —afirma, produciendo un áspero sonido como el de beber algo con popote—. Ahora mismo investigo.

Entonces cuelgo, más tranquilo al saber que la línea está protegida. Finalmente salgo de casa, espero al repartidor de pizzas que no tarda en aparecer, escondo el arma y de paso el aire frío despeja mi mente que está convertido en un mar de pirañas.

—Su paquete, señor —anuncia el joven repartidor de McDonald's.

Le pago y pronto lo veo desaparecer en su motocicleta, doy la vuelta y regreso al interior.

BALAS DE CRISTALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora