Capítulo 2

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-¿Que Será de mi?-

Yo, William Albert Ardlay, me apodan en mi círculo El Demonio.

Los Antepasados del Clan Ardlay,  no llegaron de la noche a la mañana a tener esa posición  social y económica, si bien ha sido fruto del esfuerzo y dedicación también ha sido por un pacto con el innombrable, para tener poder y riquezas, si para poder ser lo que somos a nivel mundial y ganarnos el respeto de todos, la Mansión Lakewood ha sido testigo de incontables ceremonias y bacanales llenos de Lujuria y perversión

Antes de tomar mi posición como El Patriarca, se me fue explicado lo  que se requería de mí,  quizás al principio no era algo que me agradará hacer, pero tenía que obedecer para mantener con vida a todo mi clan y sus negocios, mi vida siempre consistío en buscar modelos, actrices que estuvieran dispuestas a todo con tal de tener fama, dinero posicion social, vaya que era un ganar, ganar y no había mentira en ello, ya que yo, se los proporcionaría.

Eso si, como en todo juego existen  reglas, y en mí consistía en no embarazos, no chantajes, no enamorarse, y el período laboral eran  seis meses de exclusividad, que ellas por supuesto debían aprovechar al máximo para luego ser desechadas.

Hoy, recuerdo esa noche como si fuera ayer, ese día decidí cenar afuera y asistí al Restaurant Italiano de uno de mis amigos, me sorprendió ver una pequeña figura femenina, siendo golpeada por él, le hize señas a mi asistente y él entendió mi orden.

A la noche siguiente, en la Mansión, tenía mi encargo en la recámara de huéspedes, al verla recostada y verla tranquila, totalmente confiada hizo que el demonio que habita en mi, despertará y como animal en celo pedía  que la poseyera al instante, la desperté, ella me miró cual cervatillo asustado, me quede sorprendido al ver su belleza, su cuerpo, sus ojos verde esmeraldas y enloqueci, estaba cautivado con su exquisita belleza, ella no reparó en su poder sobre mi, yo sólo le ordene que se recostara en la cama delinee su cuerpo con mis manos  y sin previo avisó, me deje ir sobre ella, y  si, me impresionó descubrirla virgen, ya que eso no estaba en mis planes.

Totalmente avergonzado de mí actitud para con ella, subí el zipper de mi pantalón y me fui de ahí.

[Continuará]

-¿Que será de mí?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora