·| 🅲🅰🅿Í🆃🆄🅻🅾1 |·

956 63 32
                                    

I

🟌FIVE YEARS🟌

25 de Enero.

Abro la puerta del despacho de Ashton, y lo veo besando el cuello de una chica que está encima de su mesa. Reconozco a la chica como una de las que están de prácticas. Ruedo los ojos.

No se como no le dicen nada, porque se puede ver desde fuera lo que hacen. No es como que los despachos fueran cerrados de cara al público. Supongo que ser de los mejores abogados del bufete tiene sus ventajas.

Cuando se dan cuenta de mi presencia, la chica se levanta, se acomoda la ropa y el pelo lo más que puede mientras se sonroja mucho, y sale rapidisimamente, evitando mirarnos a nosotros..

—¿Qué quieres, Enzo?

—¿Vendrás? —pregunto esperanzado. Lleva dos de los cuatro sin venir. Este es el quinto, y yo quiero que venga.

—No.

Suspiro rendido, y salgo.

Ashton y yo trabajamos en uno de los mejores bufetes de abogados de Chicago. Y aunque nos hayan ascendido bastante rápido desde que llegamos, somos incluso mejores que alguno de los abogados jefe.

En diez minutos he quedado con Nat y su hija de cuatro años para ir a ver la tumba de Karla.

Nat y yo no la superamos, yo más que ella. Bueno, Natalia la tiene ya casi superada, y casi ni llora cuando hablamos de ella. Al contrario que yo, que cuando hablamos, me duele su recuerdo y lloro.

Cada mes voy a verla. Al principio fue muy seguido lo de ir a verla y contarle cómo estaba, esperando que me respondiera, pero nunca lo hizo. Cuando pasaron unos seis meses, dejé de ir como cuatro veces a la semana, y fui una o dos veces por semana. Seguia siendo mucho, pero era una necesidad. Saber que ella estaba bien. Se que eso no tiene sentido, pero mientras su tumba tenga rosas, para mi esta bien.

Y desde el segundo año, mis visitas se han reducido a una al mes.

No mentire, la echo de menos y no estoy bien, pero si preguntan suelo decir que estoy bien. Me ahorro las miradas de lástima que tanto odio.

Al contrario que yo. Nat solo va el 25 de enero, en su cumpleaños, y alguna vez que lo necesita. Como ya he dicho, no la supera del todo, pero está mucho mejor que yo.

Diez minutos después, Natalia y su hija Karlita entran en la cafetería en la que siempre espero a Nat este día.

Le puso Karla a su hija en honor a mi koala, pero le solemos decir Karlita.

Si somos realistas, Natalia ha sido un gran apoyo para mí durante estos cinco años, al contrario que Ashton, que siempre que sacamos el tema de su hermana, se aleja.

—¡Tío Enzo! —grita la hija de Natalia en el instante que me ve. Sale corriendo y me abraza cuando me levanto de la silla.

—¡Karlita! —la rodeó fuertemente. Sinceramente, amo que me diga tío Enzo.

Abrazo a Natalia al llegar a nosotros, y ella a mi.

—¿Cómo vais? Siento no haber podido ir esta semana a veros, estábamos muy liados en el trabajo.

—Tranquilo —me ofrece una sonrisa tranquilizadora, y coge la pequeña mano de Karla—. ¿Ashton vendrá?

Niego, y ella solo asiente con su cabeza, decepcionada. Ella quiere que venga tanto como yo.

Nos tomamos un café y Karla una bebida de chocolate mientras hablamos antes de ir finalmente al cementerio con mi coche, el que todavía sigue rayado por lo que hizo Karla con él.

INEFABLE. Después de ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora