VIII.

240 15 1
                                    

La confusión de mi misma, la tremendísima confusión de mi misma.
A veces te echo de menos, otras te odio. Unas quiero putearte, otras te veo y me derrito. ¿Por qué? Confusiones de mi misma, no sé lo qué siento ni por quién, sólo se que por ti a veces al encontrarme contigo siento unas ganas así como de, estrangularte por así decirlo, otras siento ganas de morderte el cachete y arrancarte un trozo de piel, aunque suertudamente las ganas de estrangularte son más fuertes que las de morderte.
Otras, de llevarte a un sitio a solas, quitarte la ropa, pasar un buen rato y luego ignorar tu apestoso culo como el de cualquier otro capullo.

Me molan tus besos, no me molas tú.

Si fuese por mí te cortaba la boca, la congelaba y la coleccionaba para poder besarla, pero tu cuerpo lo tiraría a un verterdero junto con el de los demás subnormales como tú del mundo. Qué bonita idea, ¿no? No te creas especial porque tu boca me cause cierta adicción, solo eres un guapito jueguete inmaduro víctima de esta perfecta mente madura, y te repito, tanto tú, como todos.

Bipolar adolescenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora