V.

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Llueve. Estoy aburrida, no sé qué hacer, miro por la ventana, sólo veo cómo llueve, cómo caen las gotas una a una, una preciosa e infinita lluvia tan perfecta como todas.
Estoy observando la lluvia, observando cómo caen las gotas, observando cómo van y se juntan al caer, observando cómo van deslizándose juntas por el suelo de las calles en busca de una alcantarilla en la que refugiarse, hasta ellas permanecen juntas, y acariciando y rozando los bordes de mi ventana con las llemas de mis dedos, notando toda la textura del marco de la ventana, de la puerta, sintiendo cada una de sus imperfecciones que hacen mi ventana preciosa. Me pongo un mechón de pelo detrás de la oreja, y empiezo a pensar, empiezo a canturrear en mi mente esa canción que tanto me gusta, 'La Lluvia', que tanto me gusta cantar y que resume en preciosos versos la historia de dos jóvenes que ya no están juntos y que vivieron maravillosos momentos en zonas que en el momento de la canción estaban siendo empapados por la lluvia, en la que la chica observa la lluvia desde la ventana, como yo ahora mismo, y empieza a recordar las zonas que están mojándose de gotas y lo que sucedió en esas zonas.
Sigo pensando. Pienso que me gustaría ponerme mis botas de agua y salir fuera, ponerme en mitad de la lluvia, ver cómo caen las gotas, aquellas gotas que para mí son diferentes, que cada una expresa distintas sensaciones. Me gustaría estirar el brazo, y dejar que callesen sobre mí aquellas gotas que expresen sensaciones que me gustan, que caigan en mi hombro y vayan rozando mi piel desde el hombro hasta mi antebrazo, vayan bajando hasta mi mano y desde ahí hasta mi dedo, que empiece a rozarlas con las llemas de mis dedos, ésas mismas llemas con las que rozaba aquellas bonitas imperfecciones del marco de mi ventana. Examinar cada una de las gotas que esté en cada llema de cada dedo, y ver qué sensación transmiten. A aquellas gotas que expresen sensaciones que no me gusten o me desagraden, las esquivaría para ver cómo caen a mi alrededor y cómo las he esquivado, cómo van callendo al suelo de las calles juntándose con otras hasta buscar refugio en una alcantarilla. Y así, hasta acabar empapada de numerosas gotas llenas de buenas sensaciones que me encantaría experimentar. Estoy segura de que cada gota expresa su propia sensación, y detrás de esa sensación, un motivo de porqué dicha sensación.
Algún dia saldré en mitad de la lluvia, tal vez ahora en un rato, tal vez la próxima vez que llueva, o tal vez dentro de más de un año, pero lo haré, para experimentar las diferentes sensaciones que escogí, para poder rozar las gotas con mi piel.

Bipolar adolescenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora