Capítulo 5

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FENRIR

CAPÍTULO 5

Ymir despertó casi un día después, y al hacerlo se dio cuenta de su desagradable situación: Estaba sentada en una silla metálica fija al suelo, con sus cuatro extremidades inmovilizadas por esposas. Además, la boca le sabía a sangre, y al pasar su lengua por sus encías supo que le habían sacado la muela-rastreador. Al bajar la mirada, se percató de que le habían roto el lado izquierdo del pantalón, para suturarle la herida de bala que ellos mismos le hicieron. Fuera de eso, y de que le quitaron todas las armas que llevaba encima, toda su ropa estaba en su lugar, aunque bastante manchada de sangre.

Frunció el ceño al recordar aquel duro golpe contra su propio auto. Le daba rabia el pensar en haber sido derrotada por la mano derecha de El Comandante, pero no podía hacer nada para remediarlo, no por el momento. Relajó su expresión, después, al saberse observada, sonrió con su usual sarcasmo. -Bien jugado Legión, bien jugado-.

La puerta del reducido cuarto se abrió.

-Fenrir-.

-Científica Loca-. Dijo Ymir.

-¿Así saludas a tus captores?-. Preguntó Hanji, con gran curiosidad por la tranquila actitud de la otra.

-¿Y ustedes curan a sus prisioneros?-. Dijo con ironía, haciendo referencia a su pierna.

-Quizá fue mi buena acción del año-. Así que la loca de la Legión le había cosido la herida. Al parecer, no sólo hacía experimentos de mierda.

Fenrir inclinó su rostro al costado derecho e hizo una mueca burlona. -Por favor-. Soltó algo similar a una baja carcajada. -Como si alguno de nosotros hiciera algo "bueno"-.

-No todos estamos tan sedientos de sangre como tú-. Hanji tomó asiento frente a ella. -No todos somos unos... monstruos-. Sonrió al decirlo. Quería provocarle, quería ver sus reacciones, analizarle como hacía con Eren. Se moría de ganas por comprobar que tan especial era Ymir.

-Me han traído aquí en lugar de matarme-. Su rostro reflejó más de un sentimiento oscuro e irónicamente, era como si en el dorado de sus ojos bailaran los destellos del infierno. -Es obvio que quieren un baño de sangre-.

La puerta se abrió de golpe.

Un enfurecido Jean entró al cuarto.

Cruzó el espacio en cuestión de nada.

-¡¡¡FENRIR!!!-. Y sin pensar en las consecuencias, le soltó un puñetazo a la nombrada, en el pómulo derecho.

-Detente, Jean-. Ordenó Hanji, pero él no escuchaba.

Le dio otro golpe, ahora en el estómago, ella no gritó, en su lugar, comenzó a reír. La situación le causaba gracia, porque sabía de que iba todo. -¡MALDITA HIJA DE PUTA!-. Un golpe más. La silla no tambaleó sólo por estar fija al piso.

-Jean-. Repitió Hanji.

Tras recibir otro puñetazo que le partió el labio inferior, Ymir se dignó a hablarle. -Veo que... sí te llegaron los restos de Marco-. Tenía la boca llena de sangre, pero sonreía con cinismo.

-¡¡¡TE MATARÉ!!!-. Su puño se quedó a medio camino, porque otra mano le detuvo, con agarre de acero.

-Vete de aquí, mocoso-.

-¡DEBO MATARLE!-. Gritó mientras se consumía en rabia, las lágrimas ardían en sus ojos. Le habían dicho que Fenrir estaba ahí y eso le estaba enloqueciendo.

-No-. La voz de Levi era fría. -No debes hacerlo-. De algún modo entendía al chico pero no iba a tolerar sus rabietas. -Quieres hacerlo-. Empujó a Jean.

FenrirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora