Capítulo 36

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Emilio

Ver a Ariana caminar por el pasillo de la iglesia me produce una felicidad absoluta, no puedo contener las lágrimas. Camina del brazo de Santiago mientras Emilio mi pequeño hijo que hoy tiene tres años camina delante ella tirando pétalos de rosa.

Ella sonríe de la manera en la que siempre lo hace, el brillo en sus ojos me dice que no puede con la emoción y en cualquier momento se pondrá a llorar.

Liliana está en la primera fila, en sus brazos esta nuestra pequeña hija Chloe de solo seis meses. Emilio se pone a su lado haciéndole gracias a su hermanita. Ari llega a mi lado y no puedo contener la emoción, me acerco a ella y beso sus labios. Santiago me dice unas palabras las cuales no escucho, no puedo dejar de mirar a mi futura esposa, asiento con la cabeza a lo que él dice y le devuelvo el abrazo.

Sonrío mientras Ari se sienta en la silla que está a mi lado, ella me mira y me dice:

-cariño, debes sentarte.

- así, claro – digo mientras todos se ríen – estas hermosa

El sacerdote da un pequeño discurso y reza pidiendo la bendición para los futuros esposos, en todo lo que dura la boda no presto atención, solo digo sí a todo lo que se me pregunta, en un momento todo el mundo se vuelve a reír y yo miro al sacerdote preguntando qué es lo que dijo.

-Emilio acabo de preguntarte si estas siendo obligado a casarte – dice riendo – y has dicho que sí, quizás no quieras que esta boda se realice.

Ari no puede contener la risa a mi lado y trata de mirarme indignada, pero fracasa.

-por supuesto que no estoy siendo obligado, quiero casarme – digo suspirando – solo que no puedo dejar de mirar a la hermosa mujer con quien compartiré el resto de mi vida padre, no puedo creer que haya tenido tanta suerte y que ella se enamorara de mí.

Ariana a mi lado comienza a llorar y Emilio corre abrazarla.

-no llores mami – dice dándole un beso en la mejilla.

- ¿entonces podemos continuar con la ceremonia? – pregunta el sacerdote

-sí, padre.

Él continua con su monologo mientras esta vez sí presto atención.

-Sacerdote: Emilio, ¿quieres recibir a Ariana, como esposa, y prometes serle fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y así, amarla y respetarla todos los días de tu vida?

-Sí, quiero.

-Sacerdote: Ariana, ¿quieres recibir a Emilio, como esposo, y prometes serle fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y así, amarlo y respetarlo todos los días de tu vida?

-Sí, quiero.

-Ahora pueden leer sus votos – dice el sacerdote. – Emilio...

-Ariana, Te entrego este anillo para que cada día en que lo veas, recuerdes todas y cada una de las promesas que te he hecho y como lucho a diario por cumplirlas, pese a cualquier obstáculo que surja. Te amo porque te amo, porque me sería imposible no hacerlo. Te amo sin cuestionamientos, sin cálculo, sin razón buena o mala, fielmente, de cuerpo y alma, y con pleno conocimiento de ello. Créelo porque es cierto, Con estas palabras y todas las demás que guardo en mi corazón me ofrezco a ti como compañero de aventuras y para hacerte feliz el resto de nuestras vidas.

Tomo la mano de Ari, mientras miro sus ojos. Lagrimas corren por sus mejillas mientras coloco el anillo en su dedo.

-te amo – le digo besando sus labios.

El sacerdote da un asentimiento para decir que es el turno de Ariana.

-Emilio, Te entrego este anillo como símbolo de nuestro amor, prometo ayudarte a amar la vida, a tratarte siempre con ternura y a tener la paciencia que el amor requiere. Hablar cuando sea necesario y a compartir el silencio cuando no, a estar de acuerdo o no sobre los pasteles y a vivir en la calidez de tu corazón que siempre será mi hogar. Tú eres mi amor. Me tienes completamente en tu poder. Sé y siento que si en el futuro escribo algo bueno y noble debo hacerlo solo oyendo las puertas de tu corazón. Me gustaría que mi vida transcurriera a tu lado, hasta que nos convirtamos en un mismo ser que morirá cuando llegue el momento, te amo.

Ella pone el anillo en mi dedo y no puedo esperar a que el padre diga que puedo besar a la novia, lo hago ya. Todos vuelven a reírse de mi apuro, pero lo ignoro ellos no saben lo que es estarte casando con el amor de tu vida. Suelto a Ari cuando el padre carraspea.

-yo los declaro marido y mujer, ahora si Emilio puedes besar a la novia. – dice sonriendo.

Y eso lo que hago la beso como si no hubiese un mañana, nuestro hijo nos abraza a ambos con sus pequeños brazos, lo tomo entre mis brazos mientras Ari hace lo mismo con Chloe, mientras todo el mundo nos aplaude. Con una mano tomo la de Ari y la llevo a mis labios mientras salimos de la iglesia.

Les hare un breve resumen de la fiesta, ya que lo único que yo quería era ir directo a la nuestra noche de bodas.

Todo el mundo comió, bailo, rio, lo paso increíble. Nuestro baile con Ari fue increíble, habíamos planeado un baile para que todo el mundo riese y se uniera a nosotros. Cuando llego el momento de abandonar la fiesta fue el mejor momento del día, no les digo yo que era lo único en lo que pensé el resto del día, Ari se veía maravillosa en su vestido de novia, pero seguro se vería mucho mejor sin él.

Nuestros hijos se quedaron con Liliana, ellos la aman, al igual que a Santiago él es su abuelo para ellos, pero siempre mantenemos la imagen de Federico viva para ellos.

Llegamos al hotel en el cual pasaremos la noche antes de ir de luna de miel, tomo la mano de mi esposa mientras no puedo contener la sonrisa que sale de mis labios. Nos entregan la tarjeta de la habitación y subimos de inmediato, abro la puerta y la dejo abierta para tomar entre mis brazos a Ari y entrar con ella como se merece. La dejo en la cama mientras sirvo unas copas de champaña que han dejado preparada, le entrego uno a ella y brindamos.

-salud señora Smith, te queda muy bien mi apellido – digo mientras beso sus labios.

-salud, querido esposo – responde ella.

Le ayudo a quitarse el vestido mientras no dejo de besarla, ella me ayuda con mi propia ropa mientras el deseo va creciendo más y más...

Cuando está completamente desnuda la coloco de espaldas en la cama.

-eres tan hermosa – digo mientras voy dejando pequeños besos desde su cuello a su sexo.

Un jadeo sale de su boca mientras agarra las sábanas fuertemente, se lo que le gusta, llevamos años juntos pero la sensación es igual a la primera vez que estuvimos juntos.

La hago llegar al clímax solo con mi boca, sigo dejando pequeños besos hasta llegar a su boca. Le separo las piernas con mis rodillas dejándolas una a cada lado de mi cadera, ella las enreda por mi espalda haciendo que mi miembro entre en su sexo de un solo movimiento, esta vez soy yo quien deja salir un jadeo de deseo.

-voy a follarte y hacerte gemir de tantas formas diferentes que ninguno de los dos recordará ni siquiera como se llama. – le digo moviéndome dentro de ella.

La beso de nuevo, su lengua busca la mía, me devora con una ansiedad única.

Escondo la cara en su cuello e inhalo la dulzura de su aroma, la lamo y la mordisqueo su piel.

Seguimos moviéndonos con desesperación, yo no queriendo acabar nunca y ella buscando su propia liberación. Esa noche hacemos el amor sin parar, en mil posiciones diferentes, pero todas con un mismo fin, disfrutar de mi esposa. 

La Hija Del JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora