Perdido en dos corazones | Draken x Mitsuya x Mikey

Mi primer amor.

| ~ ¿Mi primer amor?

Creo que podría describirlo como una rosa, muy bello como la flor en sí, envidiable y mágico, sin embargo, no puedo decir que fuera perfecto porque la rosa no lo es. Mi primer amor fue doloroso, como el dolor que provoca el tallo de tal bella flor.

Aún creo que pudimos dar mucho más de lo que se nos permitimos o bueno... permitió.

Nuestro amor fue tan intenso que a veces supongo que aquello lo hizo tan efímero.

Lo quería y sé que él me quería. Estaba listo para dar el siguiente paso porque al menos, en ese momento era lo que sentía.

Él hubiera no existe, pero a veces... sólo me hubiera gustado que hubiera sido diferente.

—Ken Ryuguji ~|

Se escucharon cientos y cientos de aplausos de los presentes en el auditorio de la Universidad. Había concluido el evento de egresión para la generación 2022-1, como siempre uno de los eventos más esperados del año de aquella institución de prestigio. El último número de la noche era la actuación más esperada en el ciclo escolar pues se trataba de la presentación de Sano Manjirou; nieto menor de la directora, bisnieto del fundador y Ken Ryuguji, mejor conocido como Draken, el estudiante prodigio de última año, los dos mejores estudiantes de esa generación. Ambos se habían preparado durante tanto tiempo y el resultado había sido totalmente satisfactorio para ambas partes, no podían sentirse más orgullosos el uno del otro, eso era una clara verdad, pero aun a pesar de sentirse inmersos de orgulloso, uno de los dos no estaba para nada feliz con el final que tendría aquella noche que se supone debería de ser una de las más felices de su vida, ya que tenía algo que hacer que seguramente afectaría la vida de ambos por siempre.

En cuanto Draken abandonó el escenario comenzó a buscar eufóricamente a Majirou entre toda la multitud que comenzaba a dispersarse por todo el lugar pues se supone habían quedado para que después de la función fueran a cenar y a pasar la noche en su casa conversando de lo bien que había terminado la noche mientras que se daban uno que otro beso. Draken se ruborizó al imaginarse aquella escena y trató de concentrarse de nuevo en busca de su pareja para dar inició a su plan. Alzó la vista y se encontró con uno de sus mejores amigos.

—Baji, de casualidad ¿Has visto a Mikey? — Preguntó a su amigo encargado del equipo de sonido, esperando que alguien pudiera darle razón sobre el paradero de su pareja.

—Sí. — Respondió el chico que iba llevando consigo algunos cables y micrófonos. — De hecho, me pidió que te dijera que te esperaba en los rosales. A veces me pregunto qué tanto hacen en ese lugar, traviesillo. — Bromeó echándose a reír ante el notorio sonrojo de su amigo. Draken se sintió tan avergonzado, como si lo acabaran de desvestir por completo enfrente de un numeroso público. Manjirou y él eran muy reservados y discretos con el tipo de relación que tenían, por lo que ese tipo de comentarios lo ponían muy nervioso y un tanto incómodo pues por el buen status que ambos tenían en la escuela no querían que se vieran envueltos en algún tipo de escándalo y chismorreo juvenil.

—¡Cierra la boca, idiota! No todos somos unos pervertidos como tú. — Se defendió. — De todos modos, gracias. — Intentó controlar su vergüenza, pero fue inútil, ya que cualquier cosa relacionada a su pareja lo hacía vulnerable.

—De nada, cuéntame qué tal te fue en los rosales. — Siguió bromeando su amigo, él solo se limitó a rodar los ojos y fue en busca de su novio.

Mientras llegaba a su destino sólo podía preguntarse por qué razón su pareja tan misteriosa e inesperadamente lo había citado ahí. Era el lugar donde se habían conocido, también era el mismo lugar en donde el mayor se le había declarado, donde solían pasar sus ratos agradables entre clase u horas libres, era un lugar especial para ellos y citarlo ahí sólo le hacía deducir que quizás su novio, sólo quizás, le tenía preparado algo especial para dejar un último recuerdo en aquel lugar que los vio nacer y desarrollarse como pareja.