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La noche avanzaba a medida que las horas caían, dos pequeños alfas jugaban en la orilla de un rio.
Parecía que se divertían, gritaban y reían, mojaban sus pequeños pies con la fría agua que les proporcionaba el rio, la temperatura era fría, pero no lo suficiente como para hacerlos perecer.

Pareciese que la inocencia de ambos no dejase ver lo que realmente había detrás de ellos, las peleas entre sus manadas eran cada vez más constantes, pero ellos ingenuos ignoraban todo aquello, solo se dejaban llevar por la felicidad y la compañía que les proporcionaba el estar juntos.

Jugaba de manera inocente sin percatarse que de entre las sombras eran observados por otro alfa mucho mayor a ellos, el cual no tenia ninguna intención buena.
Pareciese que unos de los pequeños se percato de aquel alfa, pero decidió no ponerle atención tal vez sin saber que el resultado de aquello no fuese el esperado.

Perdidos en su mundo, ambos niños jugaban sin saber que el peligro cada vez estaba mas cerca de ellos.
Todo paso tan rápido, solo de escucho el grito de la pequeña alfa asustada el cual fue callado casi de inmediato, como si de magia se tratase, del suelo salieron enormes raíces de árboles, los cuales amarraron a la pequeña alfa impidiéndole movimiento alguno.
El pequeño niño se encontraba debajo del lobo mayor con su pequeña boca Cubierta con la enorme mano del alfa mayor, impidiéndole gritar para poder pedir ayuda.


Como pudo el pequeño alfa se dio la vuelta para poder morder la mano del alfa mayor, y así poder darle tiempo a la pequeña alfa de huir, esta acción tuvo el resultado esperado, pues solo se escucho el quejido del alfa mayor ocasionado por la mordida, mordida que hizo que las raíces que habían salido de los arboles aflojaran un poco su agarre dejando libre a la pequeña alfa.
El alfa mayor se resigno a dejar ir a la pequeña, pero no al pequeño, pues sabia que la manada mas cercana se encontraba a algunas horas del lugar.

Tomo al pequeño de los pelos ocasionándole un golpe en la cabeza, pero no lo suficiente como para desmayarlo, el alfa mayor quería que estuviese despierto para lo que estaba apunto de hacerle.
Empezó a desvestir al pequeño alfa el cual solo proporcionaba gemidos de dolor ocasionado por el golpe en la cabeza.


Él alfa lo había desvestido por completo, estaba apunto de abusar del pequeño, pero antes de hacerlo le proporciono una mordida en su cuello, una mordida que se quedaría allí para siempre.
El alfa mayor dio una sonrisa ladina, como si de un trofeo se tratase, estaba a nada de abusar del pequeño, cuando siente un fuerte golpe en la cabeza, ni siquiera puede voltear a ver quien fue, pues este se desmorona en el aire.

La pequeña alfa toma con cuidado el pequeño cuerpecito del alfa, lo viste con sus rasgadas ropas para poder llevarlo al rio y poder limpiar la herida ocasionada por el alfa mayor, la herida parecía estar muy roja y no paraba su sangrado, lo que según lo que la pequeña había aprendido en la escuela significaba que la marca había sido rechazada, un alfa no puede marcar a otro alfa.

- lo siento mucho Belmont, lo siento, lo siento.-dice la pequeña alfa con lagrimas desbordando de sus hermosos ojos violetas.
- mañana deberíamos ir a jugar a otro lado.- dice el pequeño con una enorme sonrisa, para después colapsar en los brazos de la pequeña.

.- nya~

Por siempre. . . Jamás Donde viven las historias. Descúbrelo ahora