Capitulo 3:

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~Taylor Swift - Enchanted
Your eyes whispered "have we met?" across the room your silhouette starts to make it's way to me, the playful conversation starts, counter all your quick remarks like passing notes in secrecy, and it was enchanting to meet you, all i can say is i was enchanted to meet you.~

-Hey Max, vino alguien. 
- ¡Ya voy! -gritó, su voz... era tan extrañamente gruesa, me gustaba... sonaba a alguien interesante. Agaché la cabeza tapando con mi corto flequillo mi frente y mejillas. 
- Mira Max... ella es ___, de quien te hablamos -respondió Bernardo. "¿Hablamos? ¿Qué le dijeron de mí?". 
Lo vi acercarse a mi para darme un beso en la mejilla, levante mi cabeza, y wow, quede hipnotizada con sus ojos. Eran realmente hermosos.

- Hola, soy Max Lara, mucho gusto. -estaba enfrente de mi y yo seguía boquiabierta por sus ojos, eran tan brillantes. Torpemente respondí con un ''Gracias'', a lo cual él se quedo dudando y los chicos empezaron a reír.
- ¿Gracias? -preguntó con media sonrisa- ¿Por el beso en la mejilla o por qué? -preguntó y sentí cómo las mejillas se me sonrojaban.
- Eh... yo... -reí- un placer también -dije desviando la mirada hacia el suelo.
- Jaja, no te preocupes, yo no me dejo llevar por la primera impresión. ¿Vamos a sentarnos? - ¿primera impresión? a que se refería con eso.
- Si, claro.
Fuimos a la sala y allí estaban ya las pizzas, se me hizo agua la boca tan solo de pensar en probar la primera rebanada, Martha sabía que la primera siempre era mía. Sonreí al ver que ella ya la estaba partiendo, pero Max se interpuso. 
- Yo siempre tomo la primera -dijo.
- Que casualidad ___ también. -dijo Martha, no sé que traía en manos esa chica.
- ¿Enserio? -pregunto Max.

- Hem, si. -tome mi flequillo poniéndolo sobre mis ojos mientras pasaba mis dedos sobre el.
- Entonces solo por ser la primera vez que te conozco, tendrás el honor de tener la primera rebanada.
Levanté la mirada para encontrarme con esa enverdecida mirada, y esa sonrisa tan roja... ¿acaso eran de ese color? ¿Enserio eran tan rojos? Me preguntaba a mi misma. "Vamos ___ deja de mirarlo a los labios" -pensé. Desvié la mirada y él puso la rebanada en mi platito-. Gracias -susurré.
Seguimos comiendo y platicando hasta que entraron al tema.

- ____ me contaron los chicos, que no eres de aquí. -dijo el interesado.
- Dime ___(Apodo), y si. -lo dije algo seco, en realidad no me gustaba hablar de eso.
- ¿Porque te viniste a vivir acá? -pregunto el dándole un mordisco a su rebanada de pizza, yo solo volteé al piso y Martha noto mi incomodidad, entonces rompió ese silencio.

- ¿Que tal si vamos a rentar unas películas? -gracias amiga, dije a mis adentros.
- Pero quiero saber -mencionó él interesado. Yo enrojecí y sentí cómo las manos me sudaban de los nervios-. ¿____? 
Reí-. De acuerdo... te confesaré mi más grande secreto -dije y Martha me miró realmente sorprendida-. Estoy traumada con los autobuses rojos, son geniales... es como andar en un tour todos los días rumbo a la escuela -mentí con media sonrisa. "Por favor... créeme".
- ¿Que? -rio, creo que esperaba una respuesta mas inteligente.
- Si, es que no sabes, los amo y pues, si. -dije nerviosa.
- Interesante. -algo dudoso de mi respuesta.
- Lo sé, no suena nada lógico ni verdadero... pero el día que me veas en uno verás la expresión de mi rostro y me creerás -aseguré. "Me crecerá la nariz como a pinocho". 
- Entonces, algún día... iré de rol contigo, solo para ver tu rostro cuando subes a uno de esos -me contestó con media sonrisa.
- Esperare con ansias ese día. -en realidad no supe si lo que dije se mal interpretaría.
- ¿Cual bus tomas? -¿cual bus tomo?
- El del Hyde Park. -creo que así se llamaba.
- ¿Bromeas? yo vivo a dos cuadras de ahí. -lo dijo entusiasmado.
- ¿Enserio? -dije, no sabía si con sorpresa, emoción o algo de miedo. 
- De verdad, de regreso a casa podemos irnos en ese... -sonrió- creo que hoy será mi día de verte.
- Me parece bien. -le respondí con una sonrisa, cuando Bernardo carraspeo su garganta.
- ¿Podemos irnos por las películas? 
- Si. -respondimos Max y yo al mismo tiempo lo que hizo que nos viéramos a los ojos y me sonrojara, Martha lo noto.
- Abríguense que hace frio. -comento ella.

Salimos por las películas, no quedaba lejos, eran unas 3 cuadras. Al parecer Max y yo hacíamos un mal cuarteto,
Martha y Bernardo iban caminando agarrados de la mano al frente mientras nosotros no mencionábamos palabra alguna.
- Entonces... ¿adicta a los autobuses? -preguntó y yo sonreí, sabía que ni él sabía qué preguntarme. Lo miré y él tenía esa mirada que te desarma con tan solo ojearte un poco. 
- Así es -respondí-. ¿Hay algo a lo que tú seas adicto? -pregunté y él entrecerró los ojos y metió sus manos a sus bolsillos. 
- Es un secreto -susurró-. Acércate para decirte -dijo y yo obedientemente me acerqué a él. Pasó un brazo por mis hombros y me hizo sentir un poco incómoda. 
- Me gustan mucho los gatos -susurró cerquita de mi oído.
Se me erizo la piel al escuchar el tono de voz en el que lo decía, reí un poco mientras le conteste.

- ¿Te digo un secreto? -el asintió con la cabeza y moví mi dedo diciéndole que se acercara.
- A mi también me gustan. -a lo que el me volteo a ver y me regalo una sonrisa.
- Tienes buenos gustos. -dijo el mientras caminábamos y seguía teniendo su brazo sobre mi.
- Hem, Max...
Lo mire de una forma en la que se diera cuenta que me sentía incomoda, con su brazo ahí.

- Oh lo siento. -lo quito y regreso sus manos a sus bolsillos.
Sonreí y él desvió la mirada algo incómodo. 
- Eres cómoda eso es todo -mencionó y yo me puse algo roja-. No debí decir eso... no sonó como lo esperaba. 
- Tranquilo, nada suena como uno lo espera -respondí y él me miró con media sonrisa. La correspondí y seguimos caminando-. ¿Tienes un perro? -pregunté. 
- Sí, se llamaTerri -mencionó con media sonrisa-. ¿Tienes tú uno? -preguntó.
Hem... -no sabia que responderle ya que la doctora me dijo que tener cualquier tipo de animal en casa puede causar algún daño.- Tengo un pez. -mentira.
- ¿Un pez? ¿Cómo se llama? -¿panchito? no, no. ¿Dorado? no, ___. ¡Ya sé!
- Doroti -recordé que así se llama el pez dorado de Elmo, algo raro, pero recordé a mi hermano menor que se quedo en Minnesota con papá.
- ¿Doroti? -preguntó- ¿Es una niña? -preguntó y su cara me causó gracia, haciéndome reír, no sabía de nervios o de qué eran.
- Sí -respondí y él entrecerró los ojos.
- ¿Cómo lo sabes? -preguntó y yo me puse roja.
- Hem... solo lo sé -respondí y él levantó una ceja-. ¿Cómo sabes que Terri es niño? -pregunté y él río. 
- Porque detrás tiene... 
- ¡Max! -dijeron Martha y Bernardo al mismo tiempo interrumpiendo su ilustrada respuesta.
El rio. -¿Que? pensé que ustedes estaban muy ocupados besándose.
Reí a su comentario.
- Es una bebe todavía. -dijo Bernardo a lo que respondí con un ''Hey''.
- Oh vamos... tiene que crecer alguna vez -mencionó y yo sonreí-. No te preocupes criaturita... yo te enseñaré todo de la vida -dijo señalando el horizonte con ambas manos. Me acerqué a él y fingí ver lo que él veía. 
- Interesante -murmuré y él me miró por el rabillo del ojo. Sonreí y él también lo hizo.
- Solo no le muestres de mas. -comento Martha, a lo que todos entendimos su doble sentido.
- ¡Martha! no. -dije riendo, ella solo negó con su cabeza, cuando menos nos dimos cuenta, ya habíamos llegado a las películas, los chicos salieron corriendo a la sección de películas de acción, y Marthay yo fuimos a las románticas.

- ¿Te gusto cierto? -pregunto ella, claro que no, como pensaba eso.

~The Only Exception~ Max & Tu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora