Ravenclaw

Remus

Por más que el pobre chico intentó sacar una conversación no lo logró y no era que hubiera hablado, sólo que el castaño no había despegado esos hermosos ojos del pergamino y lo hizo solo dos veces: una para sacar otro pergamino de su mochila y otra porque Sirius había estado murmurando entre dientes y le pidió amablemente que se callara. Faltaban solo cinco minutos para ir a clases y para disimular solo un poco comenzó a guardar sus libros de una manera penosa, él mismo se estaba dando lástima.

Entonces el chico al fin levantó la mirada, se estiró un poco y comenzó a guardar sus cosas también.

"Es ahora o nunca" , se dió ánimos.

- Eres de Ravenclaw, no?

El chico lo miró, se miró el uniforme y volvió a mirarlo, Sirius jamás se había sentido tan ridículo en la vida.

- Según el Sombrero y mi uniforme, sí, soy de Ravenclaw - afirmó burlón pero aún su expresión estaba seria-.

Sirius se tragó toda vergüenza que pudiera afectarlo y continuó siendo valiente, eso nunca lo había defraudado.

- Nos toca Transformaciones, así que podríamos ir juntos no?

El chico pareció pensarlo por un segundo, un segundo en el que el pelinegro casi se desmaya.

- De acuerdo, no es mala idea.

                              ***

Salieron de la biblioteca en un extraño silencio que fué un poco apaciguado por el ruido de los estudiantes que corrían de un extremo a otro para llegar a tiempo a sus clases.

- Soy Sirius Black - dijo tendiendo su mano hacia el chico, él no hacía eso de estrechar manos pero no iba a desperdiciar la oportunidad de poder tocarlo-.

El chico lo miró curioso pero tomó su mano en un leve apretón que hizo al estómago del otro dar un vuelco.

- Remus Lupin - dijo con una pequeña sonrisa que le alegró la vida entera, si había pensado que era el ser más hermoso del mundo después de verlo sonreír podría asegurarlo ante cualquiera, era demasiado lindo para ser cierto-.

Y por fin obtuvo su nombre, estaba a nada de saltar de la felicidad así el chico lo viera extraño, no le importaba. Remus Lupin, ya por fin tenía nombre su futuro esposo.

Sirius no tuvo más tiempo para preguntas porque se había pasado el trayecto pensando en el tacto de Remus Lupin y en esa pequeña sonrisa que le dió. Entonces entraron al aula y Sirius estaba a punto de preguntar si podían compartir asiento cuando cierta melena roja le pasó por un lado, enganchó el brazo de Remus Lupin al suyo y lo guió hasta sentarlo en uno de los asientos de adelante, detrás de ellos estaba James mirándolo divertido, Peter también lo miraba burlón, este estaba en el asiento de frente, junto al de Remus y Lily. El pelinegro arrastró los pies hasta sentarse junto a su mejor amigo quién no dejaba de verlo sonriente, justo cuando se sentó, Lily volteó y le sacó la lengua, divertida con la situación.

- Arpía - susurró malhumorado, James le dió por las costillas-.

Sirius cruzó los brazos en su mesa y depositó su cabeza allí, mirando fijamente al chico castaño, que sonreía más ampliamente con Lily y era algo digno de ver, sus ojos se achicaban y se arrugaban un poco y todo su ser parecía brillar.

- Vaya que estás mal Padfoot.

Y vaya que lo estaba.

Toda la clase la pasó mirando al chico y siendo reprendido por James por no prestar atención, era cierto que no prestaban mucha atención a veces pero esta vez su cerebro había omitido por completo la voz de Macgonagall para encargarse solamente de memorizar cada detalle de Lupin, la forma en que fruncía muy ligeramente el ceño cuándo la mujer comenzó a explicar, la manera en la que mordía su labio o como los lamía. Allí, en ese momento, fue cuándo Sirius pensó, quizás por primera vez, en besar al chico, en ser él quién pudiera lamer y morder a su antojo.

- Sr. Black! - la voz de la mujer perforó sus pensamientos y lo hizo saltar en su puesto, todos estaban mirándolo, Remus Lupin estaba mirándolo-.

- Si, Profesora - contestó con una sonrisa descarada, la mujer lo miró con ojos entrecerrados-.

- Espero esté prestando atención a clases, esta es muy importante.

- Por supuesto que sí, Profesora.

Por supuesto que era importante esta primera clase de Remus Lupin, había descubierto su nombre y unas increíbles ganas de besarlo.