Alianzas y Tiempo

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A la mañana siguiente los 3 chicos se levantaron frescos como lechugas. Parecía que las mentes cachondas piensan igual, porque la idea de follarse a los bárbaros mientras dormían la tuvieron los tres –Iida un poco más penoso pero Midoriya le dijo que no se preocupara–.

De manera inconsciente, el cuerpo de las amazonas hizo de las suyas, succionando el semen para poder tener una concepción exitosa. Aunque su mente estaba dormida, su cuerpo podría reconocer perfectamente las sensaciones de esa noche.

Cuando se despertaron, notaron que tenían entumecidas las piernas así como el coño lleno de semen. Al intentar tocarlo para limpiarse casi chillan de placer de lo sensibles que se volvieron ahí abajo. ¿Qué carajos les habían hecho los machos?

Al fin terminaron de arreglarse, de vestirse y de limpiarse, solo para salir y encontrarse con que el desayuno ya lo habían hecho los chicos. Nada impresionante, cosas simples como pan, queso y algunas frutas, entre otras cosas que habían sacado de sus provisiones.

Cuando Bakugou se acercó a los 3, estos le saludaron. Todoroki se levantó para poder saludarlo más directamente y ofrecerle un poco de agua.

– ¿Cómo despertaste?

Katsuki abrió la boca para responder, pero no salió ningún sonido. La acción repentina de Shouto le había dejado sin palabras, pues sin razón aparente, le dio un apretón en el culo.

No solo eso, bajó la mano para masajearle el coño sobre la ropa. Su cuerpo reaccionó al instante. Su mente no tanto, ya que no procesaba lo que sucedía.

– ¿Qué haberme hecho? – Le enfrentó, con las mejillas sonrojadas pero el ceño fruncido.

– Tranquilo, Bakugou. No te he hecho nada. Perdona mis acciones – Todoroki mantuvo la calma mientras se alejaba lentamente de los instintos asesinos de Bakugou.

El rubio le miró con los ojos entrecerrados, como juzgándolo; solo para después darle una sonrisa arrogante y una mirada feroz.

– ¿Creerte muy rudo, cierto?

– Yo... – Bakugou lo tomó de la cintura y se lo echó al hombro antes de ponerse a andar.

– ¡Todoroki-sama! – Le gritó Iida angustiado. Kirishima incluso planeó ir por su espada.

– ¡Está bien! – Los detuvo – ¡Bakugou y yo tendremos una charla afuera! ¡Regresaremos en cuanto podamos!

– ¿Charla? – Se burló el rubio, pero ya lejos para ser escuchado por esos 2 – Sentirlo, su alteza, pero no charlar. Mostrarle que solo servir para ser mi semental de reproducción.

– Tu... ¿qué?

Bakugou no contestó de regreso, sino que continuó caminando hasta alejarse más de la tienda.

Bakugou no contestó de regreso, sino que continuó caminando hasta alejarse más de la tienda

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– Bueno, parece ser que haber mejorado.

¿Cómo no percibirlo cuando Katsuki estaba con el coño a rebosar de esperma y la polla de Shouto todavía se encontraba erguida ante sus ojos? El rubio se relamió los labios antes de chupar el miembro y limpiarlo de cualquier rastro de esperma anterior.

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