Siempre conmigo (Nicudy)

Capítulo 3: Antes de partir

Otra perspectiva: Judy

Ya pasó casi una semana desde el accidente y resulta que al fin hoy nos dan de alta.

Con tal de que ningún medio de Zootopia se entere de que pretendemos dejar la ciudad por un tiempo, le pedimos permiso al hospital para que nos dejen ir desde tempranas horas.
Con eso dicho, nos despertamos muy temprano en los vestigios de la madrugada y fuimos a nuestros departamentos con la intención de empacar todo lo necesario para irnos. Una vez empacado lo de cada uno, nos dirigimos directo a la estación de trenes en donde nos quedaremos esperando el primer tren con destino a Bunnyburrow.

Le dije a Nick que se adelantase y descansara un poco mientras yo voy a un pequeño local 24/7 cerca de la estación de trenes, donde vendían café y una que otra cosa dulce. Una vez de regreso encontré al torpe zorro prácticamente en coma, tirado de par en par en el asiento y utilizando las maletas como almohada.

Estaba muy tentada a sacarle una foto para luego mostrarle lo gracioso que se veía, aunque me abstuve a hacerlo, pues un animal con sueño es un animal malhumorado, y lo último que quería es que se ponga de mal humor durante el largo viaje que nos espera por delante.

—Despierta torpe zorro... —susurraba dulcemente mientras lo mecía de forma suave. —Traje café y unas rosquillas para que desayunemos algo.

En respuesta, él sólo emitía sonidos dignos provenientes de algún zombi sacado de alguna película de gran presupuesto.

—Si no te despiertas, me voy a sentar encima tuyo. —amenacé juguetonamente.

—Probablemente muera aplastado por tanto peso, así que lo mejor será levantarme... —especuló sin lógica y con una voz ronca por culpa del sueño.

Ni siquiera abrió sus ojos y procedió a sentarse perezosamente.

Me senté a su lado ni bien se creó un lugar para mí y esperé a que terminara de estirar sus brazos bien en alto mientras bostezaba a no dar más.

—¿Qué hora es? —preguntó entre bostezos, agarrando el café y la dona que le había extendido.

—Ya faltan 20 min para las 3AM, y al menos 10 para que el tren se active y abra sus puertas. —conteste animada.

—¿Cómo es posible que un tren esté activo a estas horas? —cuestionó con mala gana. —No hay ni un alma, aparte de nosotros, esperando despierta en esta estación.

—Quizás aquí no haya nadie, pero recuerda que en mi pueblo hay muchos animales que salen desde muy temprana hora para empezar sus vidas en la ciudad, y el tren debe estar allí para entonces.

—Se me pasó por alto que los animales de pueblo tienen la infantil idea de que en Zootopia los sueños se hacen realidad. —comentó burlón.

Como si fuera sabido de antemano se puso en guardia encogiéndose de hombros, esperando que lo golpee en el brazo. Cosa que no tarde en hacerlo.

—¡Sólo cállate y empieza comer! Antes de que me arrepienta por no haberte sacado una foto mientras dormías y molestarte con ella.

Luego de eso nos centramos en nuestros cafés y donas mientras hablábamos de cualquier tontería que se nos ocurriera. Por suerte Nick nunca se queda sin anécdotas para contar, aunque he notado que en más de una ocasión llega a cohibirse en concluir alguna de ellas. Quizás sea por temor a que lo juzgue por las cosas en la que solía estar metido antes de conocerme.
No quiero que se preocupe por algo así; y se lo pienso decir, pero será en otro momento cuando se dé la oportunidad.

Ya de últimas por mencionar, a la hora de que bebamos un café siempre pedimos 3 donas. Parece una bobería para contar, pero se me hace muy lindo el detalle de que siempre comamos 1 dona cada uno y la última la dividimos entre ambos. Claro que Nick se queda con la porción más grande y yo la pequeña, pero eso no importa, lo que importa es esa linda costumbre que desarrollamos en lo que llevamos de tiempo juntos.