63. Futuro.

32 6 53
                                    

La mañana no se hizo esperar demasiado para dar paso al día donde habría un enfrentamiento definitivo con el brujo. Frente al espejo me quede por un instante, mirando mi reflejo. El gran día había llegado y un fuerte abismo se formó en mi estómago al pensar en lo que venía. Ya no habría atajos, ni otros ayudándonos, ya no estaría el doctor yéndose antes de que el brujo tomara el control de nuevo.

Aún me era increíble que la persona en el espejo fuera yo, con todo lo que había pasado y lo que vendría en el futuro, me hacía sentir tan distinto. El cambio que tuve desde que desperté se hacía evidente con creces, ni siquiera sentía que había pasado un solo año con cada suceso vivido.

Despertando del trance en el que estaba, me bañe y vestí para ir en busca de mis compañeros que estaban listos desde temprano preparando todo. Incluso la flojita de Lixue estaba bien despierta lista para dormir a todos y entrar en sus cabezas, por lo que me hizo entender que también estaba deseosa de que todo terminara.

Miré mis manos, imaginando unas esposas atadas a las muñecas, me dieron la poca fuerza que aún me faltaba para que se rompieran de una vez por todas y de esa forma, trataría de recuperar la vida que se me fue arrebatada, claro, con este nuevo ser que ahora era y que no podría cambiarlo. Aceptarlo se estaba haciendo más fácil, incluso mi apariencia se estaba volviendo más agradable ante mis ojos.

Zu Jung si rompes la maldición, puede que también anules nuestro pacto.

"¿Crees que pueda pasar eso?". Hace un tiempo estaría feliz por escuchar aquello, pero en ese instante ¿Por qué sentí como si el corazón se me encogiera?

Solo Urabos sabe lo que pasará al romper la maldición, por lo que las probabilidades están sobre la mesa. De igual modo, nunca olvides que siempre estaré contigo a pesar de que es probable que ya no puedas verme, sentirme y escucharme. Será nuestro sacrificio, Zu Jung.

"Diablos, ya estaba acostumbrado a escucharte todo el tiempo. Llegué a pensar que tenía problemas de esquizofrenia. No puedes pedir que me acostumbre a ser solo yo, si es que llega a pasar".

Yo espero que no pase. Tú me agradas.

"Tú también me agradas Akatosh". Escuché a mi dragón soltar una carcajada por primera vez, lo que me hizo sonreír de manera instantánea.

—Zu Jung —brinqué del susto al escuchar mi nombre fuera de mi cabeza. Volteé hacia la voz que me llamaba, Lixue apareció en la habitación.

—¿Me demoré mucho? —pregunté porque solo venían a buscarme cuando estaba tardándome más de lo que debía.

—No —respondió ella como siempre.

Me quedé mudo cuando ella también lo hizo. Miré a todos lados incómodo porque Lixue solo se quedó parada allí, mirándome como siempre solía hacerlo, pero sin decir ni una palabra. No sé cuánto tiempo paso en la misma situación.

—Quiero decirte algo —rompió con el silencio, por primera vez.

—¿Ah si? ¿Qué quieres decir? —pensé que me diría algo sobre la batalla y que fuera un debilucho como siempre, pero me equivoque.

Lixue empezó a mover los pies para acercarse a mí, muy despacio. Cuando vi que estaba a unos pasos más de lo que solía estar de manera normal y que empezara a invadir la poca distancia que conservábamos, no supe cómo debía actuar. Inclinándose hacia arriba, casi podía sentir su nariz rozando la mía. No daba crédito a lo que pasaba.

—¿Li-Li-Lixue? —mi lengua se trabó por si sola por el repentino acercamiento que ella tenía conmigo. No estaba entendiendo nada.

—Viendo que podemos morir en serio, tal vez deba dar ese paso que nunca quisiste dar —su tono frío no iba para nada con esas palabras.

Espíritu DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora