22. Desierto en casa.

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Lixue nos miró con ojos soñolientos luego de dormir a la dragona de arena, sin siquiera parpadear.

—¿Puedes hacer dormir a la gente? —pregunté como estúpido, ya que era más que claro.

—Ya lo ves —respondió Lixue.

—¡Sabías que no había podido dormir todas estas noches! ¡Y tú pudiendo hacer algo por mi! —reclamé con tristeza.

—Me tocaría también despertarte y es mucho trabajo.

La miré entrecerrado los ojos, decepcionado de su respuesta aunque no sorprendido. Este frío y pequeño iglú se la pasaba durmiendo o en cualquier lugar relajante dónde no tuviera que hacer nada.

Nessie también le alcahueteaba su flojera, no permitiendo que ella hiciera algo en la casa. No es una chica activa en lo absoluto.

—Eso no importa —se metió Denovan— ¿Qué haremos con ella? —señaló a la morena.

—La llevaremos a mi casa y allí Lixue podrá despertarla —contestó Nessie.

—Es buena idea —apoyo el chico rayo—. Si nos ataca, podremos hacerle frente sin mayor problema.

Todos asentimos ante el plan, preparando todo para volver a casa. Zephir se encargó de cargar a la morena como un costal de papas y atravesar el portal que Denovan abrió.

Mientras nosotros volvíamos a casa, Ryujin se quedó para devolver los camellos y luego alcanzarnos. Con su velocidad, no tardaría nada en regresar.

Recostamos a la dormida en el sofá de la sala y esperamos unos minutos antes de decidir volver a despertarla.

—Lo haré ahora —advirtió Lixue acercándose a la chica.

La congelada puso la palma de su mano en la frente de la morena. En un segundo, la chica abrió los ojos y se incorporó en el sofá muy agotada, sin entender lo que pasaba.

Dio un recorrido veloz con la vista a toda la casa, agitándose aún más. Estaba muy asustada, su alma gritaba de los nervios.

—¿Do... Do... Dónde estoy? —tartamudeo— ¡¿Que me hicieron?!

—Buscaré un calmante —dijo Nessie abandonando la sala.

Yo me acerque rápidamente a ella y deposite mi mano sobre su hombro, bajando su sentimiento de temor para tranquilizarla.

—No temas, no queremos que sufras ningún daño —su alma pareció calmarse un poco y me miró—. Lo prometo.

—Dije que no podía salir de allí. Mi aldea corre peligro.

—Estas a salvó —habló Zephir—. Este ha sido el escondite del dragón del agua, no pasará nada.

—¿Cómo pueden estar tan tranquilos? —nos cuestionó— El brujo ya despertó y nos busca.

—No hallará por un buen tiempo este lugar —respondió Denovan—. Tampoco sabes de tu aldea.

Esta mujer tiene más miedo que yo, sin duda alguna. A pesar de que controlé sus sentimientos, la duda en todo su ser seguía siendo fuerte y le causaba temblor en todo el cuerpo.

¿Qué habrá pasado esta chica para que llegara a este estado? No debió ser nada agradable.

Ella se levantó del sofá y se aparto de nosotros.

—Ya les dije que no los puedo ayudar.

Y sin más, salió corriendo a lo que divisó como salida. Aunque de nada le sirvió, porque Ryujin apareció allí y la detuvo enseguida.

Espíritu DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora