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Alerta, el llanto de sus hijos fué un despertar inmediato de su trance
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-papi... Papiii- la pequeña rubia de orbes enormes y rojas sacudía sin cuidado alguno el cuerpo agotado de su padre. Katsuki se despertó y vislumbró a su hija frente a el, entonces bufó en medio de un gruñido que ella percibió como una señal para continuar- Tsubasa está llorando otra vez- comentó, abrazando su enorme conejo de peluche con más fuerza, justo allí Katsuki fué consciente del poderoso llanto de su hijo menor, el pequeño Tsubasa de ya seis meses de nacido, que se lograba percibir desde la habitación contigua.
Katsumi lo había sentido mucho tiempo antes, pero intentó vanamente el sobrellevarlo por si misma, cosa que no logró y por esto mismo, decidió finalmente despertar a su agotado padre para pedirle ayuda. Katsuki se levantó lo mas pronto que pudo, luchando contra el peso de su ya adormecido cuerpo, acarició los revueltos cabellos de su pequeña y se adelantó en dirección a la habitación del bebé, que sollozaba con una fuerza descomunal probando en esos pequeños instantes que se trataba de un orgulloso miembro de la familia Bakugou.
- ¿Que tiene?- preguntó con avidez su hija mayor, parecía mucho más despierta y consciente que él y por un instante, pensó en esto como algo bueno- ¿Le duele la panza? ¿Se hizo popó? ¿Se golpeó? ¿Tiene hambre? ¿Extraña a mami?- preguntó la niña haciendo tan solo una pequeña pausa entre pregunta y pregunta, Katsuki volteó a verla con algo de tristeza luego de cargar al menor de sus hijos, se acercó a su frente y la besó con dulzura, para luego avanzar hasta la puerta del cuarto y teniendo cuidado del camino que recorría para no tropezar, continuó por el pasillo.
- no hizo popó, probablemente tiene hambre- dijo en mayor respondiendo a su pequeña, que le seguía el paso con lentitud.
- Humm, ya- entonces, con una idea en mente, la menor de cinco años avanzo adelantando a su padre con prisas, esto asustó al rubio, que estando a punto de regañarla, no notó entre la oscuridad a la pequeña muñeca abandonada en el suelo de las escaleras, esto ocasionó que resbalara en un fallo de cálculo, y gracias al adormecimiento de sus músculos, aquello que voló de sus brazos no fué nada más ni nada menos que su pequeño hijo. Quiso impulsarse con sus explosiones en dirección a él apenas fué consciente de que lo soltó, pero ni de esto tuvo tiempo cuando, antes que el, su pequeña hija reaccionara envolviendo el diminuto cuerpo de su hermano con su larga lengua, para evitar su caída, y milagrosamente, logrando esto sin llegar a asustarlo de más o lastimarlo- dlo denduo plapfi- intentó hablar para asegurarle a su padre la seguridad de su hermanito
Aquello fué tan rápido que ni siquiera se inmutó, no sabía si histerizarse, callar, tirarse a llorar o felicitar a su hija por su reacción acelerada, sus piernas flaquearon y entonces cayó en las escaleras alterado y con la respiración entrecortada.
Las lágrimas abandonaban sus ojos sin que el pudiera controlarlo, apenas pudiendo sostenerse de los postes de la escalera se desahogó sin ser consciente de su entorno, dónde su nena acomodaba a su pequeño hermano en sus brazos con dificultad para luego llevárselo con cuidado hasta el mueble más cercano, donde se sentó y lo acomodó lo mejor que pudo sobre sus piernas.
No podía lidiar todo solo, tan solo habían pasado unos meses desde el nacimiento de su hijo y ya se sentía morir por todo el peso que cargaba al no tener a Tsuyu a su lado, Katsumi no podía quedar desatendida y el por si solo no podía cuidar de los dos.
- Tsuyu tonta...- gimió entre lágrimas- vu-vuelve ¡MALDICIÓN!- en su brusco cambio de tono golpeó la superficie de madera de las escaleras, y esto asustó a sus dos hijos, causando el llanto de ambos, uno más histérico que la otra
Alerta, el llanto de sus hijos fué un despertar inmediato de su trance, se levantó cómo pudo ignorando el dolor de sus pesadas articulaciones, y llegó al sofá dónde ambos lo esperaban, allí abrazó a ambos sin quitarle a la nena a su hermanito, acariciando la espalda de Katsumi mientras los arrullaba.
La extrañaban y necesitaban demasiado, pero tenían que esperarla bien, no podían destruirse con su ausencia
- Voy a prepararle el biberón, por favor ayúdame a calmarlo nena- dijo el mayor a su pequeña hija, ella lo miró asombrada porque el finalmente aceptaba su ayuda- y... gracias- murmuró, pero ella pudo escucharlo y sonrió como solo ella podía, cerrando aquellas enormes orbes heredadas de su madre pero en un color diferente, y mostrando la blanca y hermosa sonrisa que heredó de él.
Había tanto para esforzarse y tanto por sacrificar, Katsumi sacrificaba su diversión para que su papá tuviera horas de sueño saludables y para que su hermanito no quedara descuidado; Katsuki arriesgaba su orgullo y su bienestar emocional para adquirir esta nueva responsabilidad que no debería corresponderle, para cuidar de sus hijos sin desplazar a ninguno aún con el peso de cada uno, y aún con el pesado costo del trabajo que se acumulaba y que por "licencia de paternidad" aún no había perdido, aunque principalmente se debía al tener fundada su propia agencia de héroes; y Tsuyu... Ella sacrificó su integridad, para salvar a su esposo de un villano en un combate dónde no debió involucrarse al estar embarazada, y volvió a sacrificarla al pujar sin parar, sin importar el dolor o la cantidad de sangre que estaba perdiendo por la herida para dar a Luz de forma segura a su bebé, teniendo que permanecer en coma después de lograrlo debido al daño en su cuerpo y la sangre que perdió.
Las familias existen para hacer sacrificios en un mundo donde nada es seguro o perfecto. El deterioro puede quebrar alguna parte, pero nunca lo hará del todo si alguien está dispuesto a hacer un sacrificio
A sus cinco años, Katsumi ya estaba lista para hacer sus propios sacrificios, no quería ver a su querido padre desmoronarse frente a ella.
- y así lo alimentas, no lo vuelques todo- indicó el mayor mientras observaba a su querida princesa con agradecimiento, no era el único que esperaba a su esposa, pero agradecía mil y un veces a esa niña, que pese a estar esperando a su madre con destrozo, aún tenía la fortaleza para sonreírle a él y a su hermanito, sosteniendo a su familia sin miedos, como si supiera que todo estaría bien.
"Yo voy a salvar a mi familia"
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