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Creyó que eso solo le sucedía a las mamás, pero estaba pasandole a ella
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Se sentía extraña en esa guardería, junto al cúmulo de mujeres mayores que le acompañaban, tambien ejerciendo la labor de cuidar a aquel grupo de menores de 5 años
Varios de ellos se le acercaron con curiosidad en mas de una ocasion, para preguntarle por su quirk entre otras cosas, pero ella prefería hacerles demostraciones para divertirlos, y esiempre que les mostraba querían saber más.
Los más particulares entre aquel grupo de infantes eran sin dudas el pequeño peliverde y su amiguito rubio, siempre tomados de las manos y jugando juntos. Y podía dexcir que, en especisal, ese niño era realmente hermoso.
¿Has escuchado eso de que todos los bebés son igual de lindos?, ella si lo hizo, pero tras conocer a aquel pequeñin de escasos tres añitos de edad, no pudo seguir concordando con esos dichos. Así de pequeño, caminaba y hablaba bastante mejor que muchos de los otros infantes de su edad, y en su lexico, había encontrado en mas de una ocasión, un vocabulario algo fuerte para su realmente corta edad, el cual relacionaba a su madre, la señora rubia de mal caracter que fué a dejarlo esa mañana y que insultó a un par de mujeres que trataban de llevarse la mochilita de su hijo para colocarla en su mini cubículo.
Rubio cenizo de ojos llameantes en un fuerte escarlata, piel clarita pero levemente bronceada y un carácter grosero y dulce en partes iguales, puesto que al no poder manifestar del todo bien sus deseos, el niño peliverde que siempre era tirado por el, pecoso y bajito, de orbes tiernas y esmeraldas, hacía de vocero en nombre de su amigo y este le defendía de otros niños mayores que se acercaban a molestarlo
De igual manera, Tsuyu les tenía un gran aprecio a todos, y esto hizo que le resultara doloroso el verlos empezar a crecer con el paso del primer año de trabajo, donde tuvo que despedirse de los niños mayores que ahora entrarían a primaria.
Con cuatro años, Katsuki, el rúbio que desde el inicio había atraído su atención, a veces adoptaba unos comportamientos bastante peculiares, o al menos, así era para ella. Luego de ya un año de conocer al menor y a su familia, creía saber lo suficiente de el como para no extrañarse de sus comportamientos, sin embargo, el lograba sorprenderla, y aquello empezó con las miraditas furtivas que la esquivaban cuando se hallaba descubierto
Tsuyu no lo comprendía, ¿que sucedía con este niño?, pero discutirlo con el era imposible desde que su amiguito afiebró, el niño no hablaba ni jugaba con nadie, era una cajita cerrada que solo se abría para soltarle improperios a todo ser que osaba acercarse.
O así fué hasta que ella lo intentó
- ¿A mi no vas a atacarme kero?- cuestionó
- No- el niño respondió haciendose bolita en el suelo, su voz sonaba encajonada, y esto solo aumentaba el factor de ternura en la situación
