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- ¿Entonces me dejarás aquí?, ¿Solo?, ¿Sin ti?- aquello, más que un ruego, cargaba con su mejor tono de seducción, si no podía ir con ella al menos le haría quedarse, pues últimamente se sentía realmente enfermo y no deseaba tenerla lejos
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Noche de velas, el evento más esperado de la temporada de flores.
Cada miembro de la aldea al centro de la capital se preparaba para aquella fantástica ceremonia que los aledaños de otras aldeas celebrarían más discretamente por la distancia.
Tsuyu vive en la ciudad fronteriza, muy cerca de la propia frontera, y en su vida, nunca ha celebrado esta festividad por todo lo que esto amerita, y por el hecho de que en su aldea, la más alejada de la capital, no se tenía muy en cuenta la localidad de esta celebración. Sin embargo, en esta ocasión fué invitada por el príncipe Shoto a formar parte de la misma haciendo presencia en palacio de la ciudad capital, por lo que no posee alternativa.
Debe asistir así no esté muy segura de hacerlo.
-...- una mirada constante, penetrante y profunda se encima sobre ella, Tsuyu voltea y se acerca al rubio de orbes rubí que la observa de esta manera, buscando indirectamente llamar su atención. No dirá nada, no necesita hacerlo cuando ella entiende tan abiertamente su particular forma de ser.
La joven de aspecto anfibio se acerca a él y acaricia levemente sus cabellos, al instante el se sonroja por completo
- ¿Que sucede?, Sabes que no puedo llevarte kero- y el gruñó en respuesta, para la gran diversión de la joven peliverde, se acercó a él lo suficiente como para darle la libertad de actuar y el así lo hizo, sujetó la muñeca de la fémina y tiró en su dirección para luego esconderse en la curva de su cuello y hombro- Katsuki-chan- murmuró, el se aferró con mucha más fuerza
- no haré nada raro, en serio- rogó silenciosamente, aquello enterneció el corazón de la chica, ¿De aquí a cuando el rubio le rogaba autorización para hacer algo?, Pero eso hacia, tal vez no abiertamente, pero a fin de cuentas, el que necesitara su autorización para hacer alguna locura le hacía sentir importante en su vida
- no se trata de eso- el gruñó y esto le instó a continuar- eres un dragón- la mirada del rubio se elevó, ante sus ojos se hallaba el mentón de la fémina desde la perspectiva en la que se hallaba, puesto que no abandonó su posición. Parpadeó varias veces analizando la problemática y se enfurruñó pues no podía negar que el solo y simple hecho de pertenecer a dicha especie era una excusa válida para no llevarle junto a ella a la festividad
Se incorporó levemente y lamió el mentón de la chica, necesitaba cambiar de táctica
- ¿Entonces me dejarás aquí?, ¿Solo?, ¿Sin ti?- aquello, más que un ruego, cargaba con su mejor tono de seducción, si no podía ir con ella al menos le haría quedarse, pues últimamente se sentía realmente enfermo y no deseaba tenerla lejos
