Capítulo 3

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Jaehyun había ideado un plan tentativo después de su conversación con Shotaro. Se había decidido por un punto muy claro, el hecho de que no podía permitir que algún humano robara a su compañero.

Desafortunadamente, no había podido salir de su apartamento sin que Taeyong se diera cuenta y le diera una mirada herida. Las horas habían pasado y no había podido localizar a su rival hasta que la cita ya había comenzado.

El resultado final fue la debacle en el restaurante, y hacer un completo tonto de sí mismo frente a él y al estúpido humano que pensaba que era muy listo… y probablemente lo era. Mierda. Y Jaehyun se había sentido horrible por eso, pero entonces, Taeyong se levantó de su asiento y enganchó su brazo con el suyo. Sonrió al camarero que acababa de ofrecer empacar su comida, la comida que se suponía que debía compartir con el famoso Sungchan, y dijo: —Es muy amable. Una cena para llevar suena perfecta.

Cuando el camarero se retiró apresuradamente, Taeyong se apoyó contra el pecho de Jaehyun. Estaba tan cálido y no pudo evitar envolver sus brazos alrededor de él. Su aroma provocó sus fosas nasales, como a café y coco. Enterró su rostro en el cabello de Taeyong e inhaló profundamente. Su lobo quería rodar en ese aroma para siempre, y sostuvo más apretado a Taeyong, sin saber cómo su fracaso para cortejar a su compañero correctamente lo había conducido a este punto.

Taeyong hizo un ruido, y Jaehyun se dio cuenta de que podría estar apretando demasiado al joven humano. Rápidamente lo soltó y escaneó su cara ante cualquier signo de miedo o dolor. Taeyong parecía un poco sin aliento, pero cuando habló, se hizo evidente que las razones para ello no eran tan lamentables como Jaehyun había pensado.


—Tal vez deberíamos ir a recoger esa langosta y volver a casa. De lo contrario, podría... —Su cara estaba tan roja como la langosta que se suponía que comerían, y probablemente no lo harían—. Podría avergonzarme a mí mismo.

Jaehyun no necesitaba que se lo dijeran dos veces. Entrelazó sus dedos con los de Taeyong, ya preguntándose cómo podría acelerar a lo largo del trabajo del personal del restaurante. Al final resultó que, no tenía que inventar ningún plan, afortunadamente, ya que sus habilidades para tomar decisiones habían sido menos que estelares hoy, porque su camarero apareció una vez más, cargando un contenedor grande. Jaehyun recuperó su billetera y pagó la comida ignorando la protesta del hombre de que la cuenta ya había sido manejada. Su lobo simplemente no permitiría que nadie más se ocupara de su compañero, y ese era un punto en el que se negaba a ceder.

Taeyong parecía divertido ante su insistencia.

—No sabía que eras tan... tradicional.

—Hay muchas cosas que no sabes sobre mí —respondió Jaehyun, dirigiendo a Taeyong hacia la salida antes de que el camarero pudiera protestar más. Era cierto, más cierto de lo que probablemente se daba cuenta. También sonaba como una línea idiota, pero eso era igual de bueno, porque no quería que Taeyong pensara en todos los secretos que había guardado. La sonrisa en la cara de Taeyong era hermosa, una joya para atesorar, y habría hecho volteretas hacia atrás en su forma cambiada para mantenerla allí.

—Bueno, espero aprender cada una de ellas —respondió Taeyong.

Una parte consciente de Jaehyun le recordó que Taeyong podría no sentir lo mismo una vez que se diera cuenta exactamente de por qué era tan malo en interacción humana… porque no era humano. Lo aplastó brutalmente, asignándolo a la parte de su cerebro etiquetada con "para encargarse más tarde". Por el momento, quería a Taeyong en su cama, desnudo y retorciéndose debajo suyo. Y tal vez no era exactamente lo que debería estar haciendo. Tal vez debería decirle quién era realmente antes de que saltaran a cualquier cosa. Pero había esperado esto por tanto tiempo, y Taeyong finalmente le estaba sonriendo, y no podía arriesgarse a ver esa expresión desvanecerse, todavía no.

Condujo a Taeyong a su auto, tirando la caja para llevar en la parte de atrás mientras Taeyong se deslizaba en el asiento delantero. Jaehyun tomó el volante, y pronto, estaban fuera, dirigiéndose hacia el apartamento.

—Tengo que preguntarte esto —dijo Taeyong después de unos momentos de silencio—. Esa chica de la fiesta... ¿No son...?

Jaehyun sacudió la cabeza con firmeza.

—Ella es una buena amiga de mi hermana. Mi familia y mis amigos han estado tratando de alentar a nuestra relación. Sólo que son un poco... demasiado entusiastas.

—Tu hermana... Nos presentaste hace unos meses. Ella era… agradable.

La pausa hizo que Jaehyun recordara el incidente. La reunión podría haber ido mejor. Acababa de contarle a Naeun sobre Taeyong siendo su compañero, y ella entró en pánico, sabiendo como él, que los humanos no tenían la misma sensación de compañeros que los hombres lobo. Cuando fue al apartamento, había presionado a Taeyong con innumerables preguntas, hasta que Jaehyun se vio obligado a interrumpirla y arrastrarla afuera antes de que pudiera traumatizarlo más.

—Todos son un poco exagerados —explicó—, pero quieren que estemos juntos. Lo creas o no, se supone que las fiestas son para apoyar ese objetivo.

Taeyong le lanzó una mirada de incredulidad y Jaehyun no pudo evitar una pequeña risita.

—Lo sé. El condón en la nevera no fue su o mi momento más brillante.

—Bueno, no sé sobre eso —respondió Taeyong—. Si no fuera por el asunto del condón, puede que nunca hubiera reunido suficiente coraje para estar de acuerdo en una cita con Sungchan, y en consecuencia, nunca me habrías contado la verdad. Todavía estaríamos sufriendo uno por el otro como idiotas. Así que supongo que al final, fue algo bueno. —Pausa—. Eso no significa que quiera condones sobre mi zumo de naranja.

Jaehyun se echó a reír. Dios, amaba a Taeyong. Amaba que fuera tímido, pero más allá de todas sus barreras yacía un intelecto brillante, humor, amabilidad, calidez y un corazón de oro. Amaba a Taeyong como hombre y como lobo, con su alma y su instinto. Si Taeyong lo amaba la mitad de eso, Jaehyun sería el hombre, o lobo, más feliz en la Tierra.

Tampoco se había dado cuenta de cuánto había atesorado sus anteriores acercamientos. Se sentían cómodos el uno con el otro, y temía perderlo una vez que confesara sus verdaderos sentimientos. Al parecer, no tenía por qué preocuparse.

Abrió la boca para explicar que tan pronto como fuera posible, localizaría al dueño del condón y daría una buena masticada, tal vez incluso literalmente, ya que nadie le faltaba al respeto a la cocina de su compañero y se salía con la suya. En el último momento, recordó y se dio cuenta de que un humano no podría identificar a alguien con tan pocas pistas a su disposición.

Por unos segundos, consideró mencionarlo de todos modos y explicar el secreto más grande de su vida, pero dudó demasiado y perdió el valor, otra vez. Afortunadamente, antes de que su vacilación se volviera un problema, llegaron al apartamento. Encontró un lugar para estacionar y deslizó expertamente el vehículo en el espacio estrecho.

—Nunca entenderé cómo te las arreglas para estacionar así —dijo Taeyong, sacudiendo su cabeza.

Jaehyun movió las cejas.

—Habilidad, bebé. Mucha habilidad.


Taeyong puso los ojos en blanco mientras se quitaba el cinturón de seguridad. — Ni siquiera tú puedes hacer que estacionar un auto sea sexy. Especialmente no este mamut que insistes en conducir.

Jaehyun no pudo evitarlo. Agarró el brazo de Taeyong antes de que su compañero pudiera salir del auto. Se inclinó y le mordisqueó la oreja. — ¿Es eso cierto? Tal vez no me estoy esforzando lo suficiente.

—T-Técnicamente... Eh... Ya estacionaste —tartamudeó Taeyong—. No cuenta. Jaehyun hizo girar su lengua sobre el lóbulo de la oreja de Taeyong.

—Oh ya veo. Entonces tal vez arreglaré mi error la próxima vez.

Se apartó, aunque no necesariamente lo hizo para provocar Taeyong. En realidad pensó que si se quedaban en esta posición por mucho más tiempo, estallaría. Taeyong ganó todas las batallas de seducción sin siquiera intentarlo, y el lobo de Jaehyun ya estaba gruñendo, exigiendo reclamar a su compañero.

Al final resultó que, Taeyong no era exactamente inmune a él, y debe haber malinterpretado su retiro. Con un sonido casi herido, alcanzó a Jaehyun.

Antes de que supiera lo que estaba pasando, su compañero se arrastró a su regazo, gracias a Dios por los autos espaciosos, y presionó sus bocas juntas. Su primer beso no se parecía en nada a lo que Jaehyun había imaginado. Estaba tan sorprendido y tan excitado que ni siquiera respondió de inmediato. Sin embargo, ese instante de conmoción pasó, y luego estaba devastando la boca de Taeyong, saboreando a su compañero, necesitándolo, cada centímetro suyo dolorido por el deseo.

Sus colmillos cayeron, y probablemente también mordió un poco duro los labios de Taeyong, pero a él no pareció importarle. Él gimió, moliéndose contra Jaehyun, su erección empujándole insistentemente el abdomen. E incluso con la propensión de Jaehyun a los autos grandes, no podría haber sido cómodo. El volante, sin duda, estaba cavando en la espalda de Taeyong, y tuvo que doblarse para no golpear el techo del automóvil. Taeyong no reconoció la incomodidad que sentía, pero  aun así, el conocimiento de esa incomodidad le dio a Jaehyun la fuerza para romper su beso.

—Necesitamos... Eh... Necesitamos llevar esto adentro. —Antes de hacer algo estúpido como reclamar a su compañero a la vista del público, o arañar la mano de un oficial de policía por intentar arrestarlo por indecencia pública. Sí, eso no saldría bien.

—Sí —murmuró Taeyong sin aliento, todavía aferrado a Jaehyun—. Adentro.

Reuniendo los últimos restos de su control, Jaehyun buscó a tientas el pestillo de la puerta del coche y logró abrirlo. Casi se cae del vehículo, y solo sus reflejos de hombre lobo le impidieron perder su equilibrio. También aferró a Taeyong, algo bueno ya que sospechaba que de lo contrario, podría haberse hecho una máscara facial bastante desagradable.

Así las cosas, se liberó del abrazo de Taeyong, y se sintió tan difícil como su primer cambio, si no más. Tuvo que soltarlo para hacerlo, y eso estaba por completo mal, mientras que el cambio había sido doloroso, pero correcto. Afortunadamente, fue solo por un momento, y luego Taeyong estuvo en sus brazos de nuevo, habiéndolo seguido afuera.

Jaehyun recordó cerrar el auto con llave, lo cual consideró otro logro notable, ya que Taeyong había decidido que su cuello era un buen lugar para agarrarse... con su boca. Casualmente, tenía razón, y no estaba demasiado orgulloso de admitir que gimió cuando su compañero chupó lo que probablemente sería un gran hematoma en su piel. En verdad, se desvanecería bastante rápido, pero su lobo todavía se deleitó en ello, en el deseo de su compañero de reclamarlo a su vez. Alimentó el fuego de su posesividad y su dominio, y terminó inmovilizando a Taeyong contra la puerta del coche y tomando su boca en otro beso devastador.

Taeyong le rodeó el cuello con los brazos, devolviendo el beso con avidez, su pasión desinhibida tan hermosa como sus sonrisas tímidas, o aún más. Se separaron para respirar, con lo que Jaehyun se dio cuenta con consternación de que su visión de lobo se había disparado. No fue del todo inesperado, pero generalmente tenía más control sobre su bestia. Rápido, necesitaba llevarlos adentro ahora.

Ignorando a los humanos en la calle, Jaehyun medio arrastró a Taeyong en el edificio de apartamentos. Se las arreglaron para subir un tramo de escaleras antes de volver a besarse, alimentándose de la boca del otro. La puerta de un apartamento se abrió en algún lugar cercano, y escuchó un chillido femenino.

—¿Ves? Te dije que estaban saliendo.

—¡Que lindo!

Jaehyun se retiró a regañadientes antes de que el entusiasmo de las hembras humanas hiciera que Taeyong auto combustionara de vergüenza. Por el momento, su compañero no se había dado cuenta, y Jaehyun se pavoneó un poco cuando se dio cuenta de que estaba completamente concentrado en él. Sin embargo, a pesar de lo atractivos que eran sus besos, no podían hacer paradas en boxes a cada minuto, así que tomó a Taeyong en sus brazos y subió las escaleras, pasando a las mujeres todavía chillando.

En el segundo piso, se encontraron con la sufrida madre soltera de dos niños que lanzándoles una mirada triste murmuró: “todos los buenos son gay”. En el tercer piso, el SEAL de la Marina de permiso les levanto los pulgares y la viejecita que todos pensaban que cultivaba marihuana en su balcón puso los ojos en blanco y dijo: “al fin”.

Jaehyun se preguntó si todos menos él y Taeyong se habían dado cuenta de cómo se sentían el uno con respecto al otro. Ciertamente parecía así, ya que incluso su manada había sido mejor interpretando los sentimientos de Taeyong que él. Hasta cierto punto al menos.

Bueno, todo eso había terminado. Finalmente llegaron a su apartamento y se refugiaron a puerta cerrada. A pesar de haber adquirido privacidad, Jaehyun no se detuvo. Sabía que si lo hacía, no sería capaz de mantenerse bajo control por más tiempo y terminaría tomando a su compañero en el sofá, el piso o cualquier otra superficie plana disponible que pudiera encontrar. Se negó a hacer eso. Taeyong era demasiado importante para él. Se merecía más.

Llegó a su habitación sin incidentes y tuvo suficiente presencia de ánimo para estar agradecido de haber recordado cambiar las sabanas desgarradas. No es que Taeyong lo hubiera notado. Sospechaba que nada menos que un terremoto habría distraído a su compañero, y así era exactamente como lo quería.

Cuando dejó a Taeyong en la cama, el hombre inmediatamente lo alcanzó, haciendo movimientos graciosos que de alguna manera lograron ser adorables y sexis. —Jae... Bésame. Por favor, bésame. Tócame.

Se hubiera necesitado un hombre mucho más fuerte que Jaehyun para negarse. En algún nivel, había considerado una conversación seria sobre su naturaleza, pero era ridículo incluso pensar en ello. Apenas podía hablar en absoluto, mucho menos reunir la coherencia requerida para tal explicación.

Jaehyun eligió comunicarse con su cuerpo y se unió a Taeyong sobre el colchón. Se arrastró encima de su compañero y juntó sus labios una vez más. Esta vez, era libre de hacer lo que había deseado desde el momento en que degustó por primera vez a Taeyong. Dejó que las manos recorrieran su cuerpo, ahora era un hombre con una misión. La ropa de Taeyong era una barrera entre ellos, y su existencia de repente parecía inaceptable. Las garras de Jaehyun hicieron un trabajo rápido en botones y costuras, convirtiendo la camisa en pedazos. Los pantalones sufrieron un destino similar, sin embargo, tuvo que retroceder momentáneamente para deshacerse de sus zapatos. Por un segundo se sintió mal por destruir las prendas que le quedaban tan bien a Taeyong, pero luego recordó que ese atuendo había sido elegido para una cita con otro hombre. Sungchan incluso había dejado su aroma en la ropa, y eso era algo que no podía permitir.

Hasta el momento, Taeyong no parecía darse cuenta de que los rasgos de Jaehyun no eran del todo humanos, sin embargo, hizo todo lo posible para mantener el control de su naturaleza de hombre lobo. Lo último que quería era dañar a su compañero con sus garras. Aun así, cuando descartó los restos de su camisa en el suelo, no pudo evitar un gruñido que no sonó como algo que un humano haría.

—Mío.

Taeyong asintió, sin verse en lo más mínimo sorprendido por el comportamiento de Jaehyun.

—Tuyo.

La confirmación calmó la ansiedad del lobo, aunque la posesividad nunca se desvanecería realmente. Y tal vez Jaehyun había sido un imbécil y un idiota, pero prometió que se lo compensaría a Taeyong. Planeaba comenzar ahora mismo y mostrarle que podía ser un buen compañero, mejor de lo que evidenciaron sus deslucidos esfuerzos.

Esta vez, no podía permitirse fallar. Lo había hecho una vez, y podría haber ido mucho peor de lo que había sido. Por mucho que odiara admitirlo, le debía a la cita humana de Taeyong por retirarse y ver lo que ninguno de los dos había notado, aunque debe haber sido bastante obvio. En cualquier caso, no cometería el mismo error otra vez. Tenía la intención de mapear cada centímetro de Taeyong con su boca y sus manos, registrar todas sus respuestas, observar sus ojos por cada reacción, hasta que no hubiera posibles malentendidos, nunca más.

Comenzó mordisqueando la oreja de Taeyong. Su respuesta anterior había sido alentadora, pero no había tenido la oportunidad de explorar el potencial de la idea. Con Taeyong al lado desnudo, podía ver claramente la evidencia de su entusiasmo. El joven humano gimió justo cuando su polla se tensó contra el material de sus calzoncillos.

—Jae...

Jaehyun decidió que no había una razón justificable por la cual la ropa interior de su compañero permaneciera intacta. Un movimiento de sus garras, y ese problema fue resuelto. Se tomó un momento para sentarse y observar la bella visión que era su compañero desnudo antes de sumergirse una vez más, con tanta energía y entusiasmo, si no más.

Hizo girar su lengua en el hueco de la garganta de Taeyong y chupó sobre su clavícula. Se concentró en sus pezones, mordiendo, pellizcando, rozando y lamiendo, arrancando dulces gritos de sus incluso más dulces labios. Lamió los planos del abdomen de Taeyong y metió la lengua en su ombligo. Acarició sus caderas y besó desde sus muslos, hasta las rodillas y sus delicados pies. Dios, incluso sus pies eran hermosos, y Jaehyun no podía tener suficiente.

Taeyong tembló y se retorció debajo de él, justo como lo había soñado. Se aferró a las sábanas con tanta fuerza que si hubiera sido un hombre lobo, el material habría compartido el destino de su ropa. Sus gritos y gemidos sin aliento hicieron trizas el control deshilachado de Jaehyun, igual que las garras atravesaron la tela. La visión de Jaehyun era monocromática de nuevo y, de repente, no pudo espera más. Por mucho que quisiera prolongar esto, necesitaba estar dentro de Taeyong demasiado.

—Te deseo, Taeyong —murmuró, su voz tan baja que ni siquiera sabía si su compañero lo entendería.

Taeyong debe haber recibido el mensaje, porque asintió.

—Sí. Sí, por favor.

Jaehyun se levantó de la cama con mucha reticencia. Se desnudó lo más rápido posible, o al menos, tan rápido como pudo manejarlo sin hacer obvio que no era humano, entonces, alcanzó el cajón de la mesita de noche y encontró el tubo medio vacío de lubricante.

Siempre tenía lubricante a mano, porque bueno... ser un hombre lobo comprometido en una relación de amistad platónica con su compañero (Y mierda, ¿cómo había logrado soportarlo durante tanto tiempo?) provocaba el caso más duro de bolas azules en la historia. Se había vuelto realmente bien familiarizado con su mano derecha desde que se mudó con Taeyong, y el personal en el supermercado siempre le daba estas largas miradas, obviamente preguntándose por qué siempre compraba sabanas y lubricantes a granel. Se sintió casi mareado al darse cuenta de que finalmente tendría lo que había ansiado por tanto tiempo.

Si las manos de Jaehyun temblaron un poco con el lubricante, Taeyong no lo mencionó. Extendió las piernas para acomodar mejor a Jaehyun, y él se arrastró entre ellas, preguntándose distantemente qué había hecho para merecer un compañero tan hermoso. Escaneando la cara de Taeyong en busca de cualquier signo de duda, destapó el tubo y echó una generosa cantidad de líquido en sus dedos.

No había miedo ni arrepentimiento en los hermosos ojos marrones de Taeyong, pero Jaehyun pudo detectar una fuerte dosis de nerviosismo. Lo escucho en su pulso acelerado, en el sonido de su respiración irregular. E incluso si rasgaba su corazón tener que parar, dijo: —podemos esperar. No tenemos que apresurar esto.

Los ojos de Taeyong se abrieron y sacudió la cabeza con tanta fuerza que Jaehyun medio esperaba que se mareara.

—No, Jae. Quiero esto. Te deseo demasiado.

Las palabras salieron en un staccato, Taeyong todavía sin aliento por la necesidad, pero obviamente decidido a hacer un punto. Y no había terminado todavía. —Es sólo que... no tengo mucha experiencia. No quiero decepcionarte.

—Oh, bebé —murmuró Jaehyun—, no puedes decepcionarme nunca.
¿Siquiera sabes lo que me haces? ¿No? Entonces será mejor que te lo enseñe.

Y se puso a hacer exactamente eso. Puesto que Taeyong le había dado la proverbial luz verde, buscó el agujero de su compañero y frotó ligeramente alrededor del borde. Taeyong volvió a caer sobre las almohadas con uno de sus gemidos de marca registrada que parecían existir únicamente para cortocircuitar la mente racional de Jaehyun. Afortunadamente, la razón y el instinto no estaban en guerra aquí, ya que ambas partes acordaron el curso de acción más natural a seguir.


Finalmente satisfaciendo su sed casi inextinguible de Taeyong, Jaehyun tomó la polla de su compañero en su boca. Taeyong aulló tan fuerte que, verdad de Dios, sonó como un hombre lobo. Animado, Jaehyun comenzó a sacudir su cabeza arriba y abajo de la erección de Taeyong. Todo el tiempo, trabajó lentamente su dedo en el ano de su compañero.

Taeyong estaba tenso, imposiblemente así. Su cuerpo se apretó alrededor del dígito invasor, y Jaehyun no pudo evitar un gemido ante la idea de reemplazar ese dedo con su polla dolorida. Las vibraciones hechas emocionaron a Taeyong. Por ahora, el aroma de su excitación se había vuelto tan potente y su sabor tan adictivo que Jaehyun estaba borracho, borracho de su compañero.

Aumentó la velocidad de succión y comenzó a follar con los dedos a Taeyong un poco más rápido, un poco más profundo. Poco a poco, la carne cedió, y Jaehyun agregó un segundo dígito, luego un tercero. Giró los dedos dentro de su compañero y encontró la próstata, masajeándola completamente, queriendo verlo deshacerse.

Su compañero no decepcionó. De hecho, se vino, punto. Hasta ahora, había logrado evitar empujar en la boca de Jaehyun, pero ese toque sobre su glándula lo hizo romperse. Algunos movimientos bruscos, y todo había terminado. El eje de Taeyong se retorció en la boca de Jaehyun, y el sabor del semen caliente y salado asaltó sus papilas gustativas.

Casi siguió a su compañero al orgasmo, el sabor y el aroma de la semilla de Taeyong demasiado difícil de soportar. Fue solo el deseo de finalmente reclamar a su compañero lo que lo detuvo. Se tragó cada gota de semen, y finalmente liberó la polla del humano de su boca.

—Me pregunto —susurró al oído de Taeyong—, ¿puedo hacerte venir otra vez?
¿Puedo hacerte venir con mi polla?

Taeyong gimió y su polla se retorció, haciendo un valiente esfuerzo para resucitar. Jaehyun interpretó eso como un "sí", y estableció otra meta en su mente. Sería duro como el infierno, sin juego de palabras, evitar explotar su propia carga en el momento en que entrara en Taeyong. Aun así, lo haría, porque quería exactamente eso, sentirlo tensarse a su alrededor, su cuerpo apretándolo cuando llegaran al clímax juntos.

El primer orgasmo había relajado el cuerpo de Taeyong, la anterior tensión del humano no se veía por ningún lado. Jaehyun deslizó sus dedos fuera de su compañero y alcanzó el lubricante de nuevo. Mientras se lubricaba la polla, siseó cuando su propio toque casi lo hizo romper su resolución. Apretó la base de su erección, haciendo retroceder su inminente clímax, domesticando su necesidad como había hecho con su lobo en sus primeros días como cambiaformas.

Cuando estuvo satisfecho de no avergonzarse a sí mismo, agregó más lubricante a la apertura de Taeyong, solo para estar seguro. A pesar de su relajación, la polla de Jaehyun sería mucho más difícil de tomar que tres dedos.

Sin embargo, Taeyong no parecía preocupado por eso. No pudo haberse perdido el tamaño de Jaehyun. Era... bueno, bastante obvio ya que la erección de Jaehyun sobresalía obscenamente entre sus piernas. Pero Taeyong sólo sonrió, y esa expresión tenía calidez, bienvenida, lujuria, y oh, Dios, amor; y Jaehyun se rompió, porque no creía que pudiera respirar si no entraba en Taeyong.

Levantó las piernas de Taeyong sobre sus hombros y colocó su polla en la entrada de su compañero. Todavía sosteniendo su mirada, se deslizó a su hogar.

Blow my mind - Jaeyong [Adaptación] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora