Capítulo 4

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Jaehyun odiaba rastrear por la ciudad. Había tantos aromas contradictorios, tantos ruidos que distraían. El olor a gasolina se interponía perpetuamente, mezclándose con el resto, el aroma de comida, los perfumes de las mujeres, el sudor de los corredores, el humo viniendo de cigarrillos.

No se parecía en nada a su manada, nada como lo que se le había enseñado y conocido la mejor parte de su vida. Afortunadamente, Jaehyun había vivido aquí por meses ahora. Había aprendido a separar cada olor individual y compartimentarlo hasta que aislaba el que necesitaba. También era un Alfa, lo que significaba que sus sentidos intensificados lo ayudaban mucho mejor de lo que lo harían con un hombre lobo normal.

Aun así, no fue fácil encontrar las huellas que se desvanecían del aspirante a ser cita de Taeyong. Jaehyun había captado el aroma de Sungchan desde el momento en que se habían encontrado, y lo había sentido en la ropa de Taeyong también. Sin embargo, no era un olor al que estaba acostumbrado, como el de su compañero, el de su hermana o de Shotaro. Podría haberlos encontrado sin importar a dónde fueran. Era mucho más difícil con un extraño.

Sin embargo, se empujó a sí mismo. La vida de un hombre estaba en juego, y por bueno o malo, tenía que admitir que Sungchan era un humano notable. Por no mencionar que Jaehyun se lo debía de antes, y un Alfa siempre pagaba sus deudas. Además, era el único que podía ayudar. Puede que Taeyong no se diera cuenta, pero a juzgar por cómo sonó la voz de Sungchan al teléfono, las heridas del humano eran muy superiores a lo que la medicina regular podía sanar. Si la policía lo encontraba, y solo Dios sabía cuánto tardaría eso, probablemente registrarían su muerte. Ya sea allí, o moriría camino al hospital.

No, Jaehyun no podía contar con asistencia externa, solo en sus propias habilidades de seguimiento. Afortunadamente, los sonidos que venían del celular ayudaban. Los comparaba con lo que escuchaba afuera, y agregando eso a lo que su nariz le decía, se abrió paso a través de la ciudad. En verdad, hubiera sido más fácil hacer esto en su forma cambiada, ya que maniobrar el auto a través del tráfico era un dolor y lo distraía. Pero los humanos no reaccionarían bien al ver a un lobo recorriendo las calles, así que tuvo que adaptarse.

Finalmente, unos quince minutos después de haber recibido la fatídica llamada, llegó al punto donde el olor era más fuerte. Su impulso fue tal que lo pasó un poco, pero rápidamente se dio cuenta de su error y retrocedió.

—¿Estamos aquí? —le preguntó Taeyong cuando se dio cuenta de que estaba estacionando el auto.

Jaehyun asintió. Su compañero había estado tan confiado y notable que casi no podía creerlo. Su aroma debería haberlo distraído, pero la familiaridad había centrado a Jaehyun, le había dado un ancla.

—Vamos. Estamos cerca.

Salieron del auto y Jaehyun fue directo al callejón donde sabía que encontraría a Sungchan. El fuerte olor a sangre impregnando el aire confirmó la ubicación. Mientras caminaban, los sentidos humanos de Taeyong también deben haberlo registrado, porque jadeó.

—Oh, Dios mío…

Jaehyun sintió pena por él. Era un hombre lobo, y estaba acostumbrado al derramamiento de sangre, pero Taeyong nunca había presenciado sangre de ningún tipo. Probablemente se hubiera visto obligado a enfrentar la violencia en un momento u otro, aunque solo fuera porque era el compañero de Jaehyun, y los hombres lobo estaban a menudo metido en tales situaciones. Aun así, hubiera hecho cualquier cosa para evitar que fuera así.

Sin mencionar que no le había dicho la verdad a su compañero, y ahora probablemente se vería obligado a revelarla de una manera menos que preferible. Desafortunadamente, no tenía elección. Si podía ayudar a Sungchan, lo haría.


Por supuesto, ni siquiera los hombres lobo podían traer de vuelta a los muertos, y la condición de Sungchan parecía realmente grave. Yacía en un charco de sangre, caído de lado, su teléfono en algún lugar del suelo a su izquierda. Jaehyun se arrodilló a su lado y comprobó su pulso. Todavía allí, débil, pero no desaparecido. Gracias a Dios. Habían llegado a tiempo.

Taeyong ya estaba buscando su teléfono, presumiblemente para llamar una ambulancia. Jaehyun lo habría alentado, pero una breve mirada a Sungchan confirmó su evaluación anterior. Los doctores humanos no podrían ayudarlo ahora. Había perdido demasiada sangre y las tres heridas de cuchillo que podía ver habían hecho demasiado daño para que Sungchan sobreviviera como humano.

—No lo hagas —le dijo a Taeyong—. No llames.

—Jae... Necesita ayuda. Lo encontramos. Los médicos aún pueden... Jaehyun sacudió la cabeza.

Blow my mind - Jaeyong [Adaptación] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora