Prólogo

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Escalé a través del infierno pasando la tormenta de los lamentos, soporté los gritos de las almas torturadas, burlé la puerta maldita, divagué hasta llegar a la entrada divina y al tocar las nubes del cielo mi cuerpo empezó a quemar, no era digno de estar ahí, mi piel se caía a pedazos y se regeneraba, el dolor era cada vez más insoportable. Los que caminaban por ahí se detuvieron a mirarme aterrorizados, un par de seres se acercaron a mí sacando sus espadas y las abatieron haciendo que retrocediera.

- Alto –Se escuchó una voz grave, pero apacible, los seres guardaron sus espadas automáticamente.
-Eres tú... -Sentí lágrimas caer sobre mi rostro.
-¿Qué eres?
-U-un híbrido –Bajé la vista -Nacido de un ángel y un demonio, mi nombre es Zachary
-Es una abominación –Dijo entre dientes uno de los seres
- Calma... ¿Cómo es que se dio tu origen?
-Yo... Mi madre era... -Tome una bocanada de aire y le conté la historia con la que había crecido.

Mi madre era un ángel y mi padre un demonio. Ambos vivían en el mundo humano, su encuentro fue casi hecho por el destino, ya que se enamoraron instantáneamente, después de unos meses mi madre me esperaba y unas horas antes de nacer, un arcángel los encontró y decidió castigarlos por crearme. Ambos cayeron al infierno para ser juzgados, recibieron un castigo menor que permanecer ahí, a ambos les arrancaron las alas y los volvieron humanos, sin embargo, la sangre celestial de ambos de alguna forma permaneció en mí, viví muchos años siendo humano, mientras que sin notarlo, mis poderes se hacían más fuertes, una noche... una noche maté a cien inocentes dejando ver mi naturaleza demoniaca, fue ahí donde me enviaron al infierno y estuve encerrado más de mil años...

-Entonces... ¿Qué es lo que quieres? –Me preguntó
-Vine... Vine hasta aquí para pedirle una oportunidad
-¿Oportunidad?
-Algo, lo que sea, yo... No quiero vivir más en el infierno -Los arcángeles rieron por lo bajo
-Llevas sangre de ángel... Y todos merecen una segunda oportunidad, bien, tengo la misión perfecta para ti

De pronto aparecimos en una pequeña habitación con lo que parecía ser un sofá en frente de una pared, noté que mi piel se autorregeneró por completo y dejé de sentir dolor, él había creado esto por mí... tocó la pared y de pronto empezó a cobrar vida como si fuera una gran ventana hacia al exterior.

-Observarás a esta chica hasta que sea el momento indicado –Dijo posando su mano sobre mi hombro.

Frente a mí se encontraba una bebé con apenas unos meses de nacida, su cabello y ojos eran de color marrón ligeramente claro a la luz del sol.

- ¿Tiene algo de especial? –Pregunté girándome a verlo a los ojos
-Solo... Te necesitará -Sonrió amablemente y se fue escoltado por los dos arcángeles.

Observaba fijamente las imágenes en frente de mí, mi corazón latía entusiasmado, esta era mi única oportunidad de salvarme y no la iba a arruinar.

A lo lejos

-Señor... ¿Cómo se supone que logrará ser perdonado por lo que hizo?-Dijo uno de los arcángeles

Dios paró un momento y se dio la vuelta observando a Zac con una amplia sonrisa en el rostro.
-Hay un gran poder en esta vida que logra cualquier cosa, y es el amor.

In aetérnumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora