Luché con todas mis fuerzas, en este momento yo le había causado esto, sin embargo, con toda mi fuerza de voluntad logré mantenerme a su lado, la atraje hacia mí acunándola en mi pecho, su corazón latía levemente, la levanté al estilo nupcial y empecé a caminar sin rumbo, no sabía a donde ir, nunca antes había estado aquí, necesitaba llevarla a un hospital rápido.
Una hora después estaba al lado de la camilla de Alex y un poco más calmado, según el médico solo había tenido un desmayo por alguna impresión fuerte por lo mismo le había sangrado la nariz. Maldije para mis adentros, ella se había asustado al ver mis alas. Desde que tengo memoria, mi entrenamiento se basaba en lucha y saber manejar mis alas, mi mayor fuente de poder, para ocultarlas debía convertirlas en un tatuaje de mi espalda y luego me presentaba ante la chica más hermosa de todas de la cual estaba enamorado y todo mi entrenamiento se tira a la basura. No podía culparme, ni a ella, cuando la veía... Incluso, verla dormida sobre la camilla, con su piel traslucida, y el ligero palpitar en su cuello, sin maquillaje y los parpados perlados de sudor... Incluso así, era la chica más linda de todas.
- ¡Alexiel! Por Dios, mi niña que te paso... -Mis pensamientos fueron interrumpidos por la voz de su madre, estaba entraba acalorada por la puerta y la enfermera que revisaba el pulso de Alex, se le acercó para que mantenga la calma, su madre ni había reparado en mí, en cuanto la enfermera terminó de explicarle soltó un gran suspiro.
-No fue nada grave, solo necesitará un día de descanso con chocolate caliente y tal vez una buena película para que se relaje, está demás decirle que se deben evitar las emociones fuertes -mordí un poco mi labio ante la culpabilidad- además, tiene suerte al tener un novio tan apuesto y atento que la trajo hasta aquí.
Joder. Joder. Joder.
La maldita frase cliché acababa de ponerme entre la espada y la pared, me alegro la idea de que pensase que era su novio, pero qué diablos ¡Era su madre! En ese instante ella reparó en mí por primera vez desde que entró a la habitación, la enfermera nos dedicó una gran sonrisa a ambos, la madre de Alex apenas y alzó las comisuras de sus labios, eso significaba problemas, la había visto hacer esa mueca millones de veces y luego estallaba. En cuanto la enfermera salió de la habitación, su madre me empezó a analizar con la mirada, juraría que mi inmortalidad no me serviría de nada en este momento. Para mi sorpresa suspiró y se dejó caer a un lado de la cama.- ¿Quién eres? -Creo que no me iba a quedar remedio que ir acostumbrándome a esta pregunta...
-Yo... –Me interrumpió
-No me digas que eres su novio, porque Alexiel... Ella, ¿tú y ella en realidad son novios? Pero... siempre me lo cuenta todo... Aunque últimamente ha estado muy callada... -De pronto abrió los ojos como platos y apuntó su dedo hacia mí -Tu no le habrás ocasionado esto a mi niña, porque te juro que te denunciaré y...
-Señora -Le corté antes de que armara un escándalo- Responderé a todas sus preguntas, pero por favor guarde la calma, su hija y yo no somos novios, aunque para serle sincero me encantaría serlo, la razón por la que ha estado callada la desconozco, por último y más importante no le ocasione esto a su hija -me maldije a mí mismo.
- ¿Por qué ella no te mencionó antes?
-En realidad... La conocía desde hace mucho, nos conocimos en un accidente supongo que en parte fue por ello y lo olvidó
-Oh...Dios... Tú... ¿Tú no serás del que mi Alex no paraba de hablar cuando era una niña? Después del día del accidente, ella no dejaba de repetir que un chico con tu descripción la sacó del auto, pero eso es imposible tu... ¿Qué edad tienes?
-Tengo 22 años– Con forma humana, aunque bien podría pasar de 16 años y mil años siendo inmortal pero esos detalles no eran necesarios -Después de ese día tuve que mudarme y tiempo después contacté a Alex, ya sabe... La magia de las redes sociales
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In aetérnum
Teen FictionTodos merecen una segunda oportunidad pero solo la merecen aquellos que luchan por ella. Alexiel (Alex), es una chica de 15 años, aburrida de la rutina, además del cansancio que le impide recordar que hizo una hora antes de dormir y al día siguiente...