Capítulo 64

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Él tenía un problema, como una compensación por los varios intentos de asesinato, las personas de Olympia decidieron darles un "pequeño" gran festival, los soldados que una vez quisieron cortarlos se convirtieron repentinamente en cocineros, las sacerdotisas que quisieron quemarlos con llamas fueron bailarinas que provocaron que dos amazonas y una renart se les unieran al verlo divertido, en cuanto al problema y quien lo tenía, bueno, los ojos azul brillantes miraron los rojo rubí de cierto peliblanco que no hizo más que sonreír.

- ¿Te puedo ayudar con algo, Illia-san? ¿O debería llamarte Prometheus-sama? – Bell pregunto con curiosidad.

- ¿Cómo te convertiste en un semi-espíritu? – ella pregunto todavía teniéndolo contra una pared.

Antes de que Bell o cualquier otro se diera cuenta, ella lo llevo a un callejón, arrastrándolo hacia una casa medio derrumbada lejos de las miradas curiosas, fue así que el chico termino puesto contra un muro, la diosa parada delante de él, sus ojos azules examinándolo.

-Siendo sincero, no estoy seguro de como ocurrió, sé que estuvo involucrada la llama sagrada, mi alma y el poder divino de Artemis y Hestia que contenía en mi cuerpo.

-Seguiría sin tener sentido, si ese fuera el caso, deberías haber estallado, en otras palabras, tendrías que haber muerto – ella exclamo creyendo que eso sorprendería al chico.

-Bueno, ya había muerto una vez, tal vez mi alma pudo separarse o algo similar y se llevo parte del poder a la espada – él dijo mostrando a Aron, la cual tenía las mismas inscripciones que Elpis – tal vez por eso no explote.

La diosa no sabía que decir, ¿El chico de verdad era capaz de dividir su alma? Eso era algo que sería capaz de descubrir dado el hecho de que solo la porción de Bell dentro de la espada sabía que ocurrió realmente, ni siquiera Elpis, que era la que sabía todo sobre el chico sería capaz de explicar que fue lo que ocurrió ese día después de que ocurrió ese día después de que su propia determinación hiciera lo que se podría haber considerado imposible, imposible hasta que él lo hizo sacrificando parte de su alma en el proceso, mejor dicho, sellándola en el arma que al igual que ella se volvió irrompible y respondía al poder del chico.

- ¿Esto es todo, Illia-san? – Bell pregunto con su cabeza un poco inclinada.

-Sí, es todo – la diosa respondió antes de comenzar a caminar fuera de la casa – pero te cobraré por haberme negado aquella vez en la casa.

Una sonrisa nerviosa apareció en el rostro de Bell, el cual prefirió que las cosas simplemente ocurrieran y con cosas se refería a estar viendo desde un punto a lo lejos como todos se divertían en el festival, la Familia Aphrodite incluida, a pesar de que quería ir, hubo algo que crispó su percepción, algo o alguien no dejaba de observarlo y no importó que hiciera, no fue capaz de atrapar a la persona, se trataba de un conocido, una persona con la que se acostumbro a vivir, el aura divina solo hizo que tuviera más sentido que estuviera aquí.

- ¿Cuántas veces te golpearon para que sepas esconderte así? – él pregunto sin voltear a mirar hacia atrás.

-Demasiadas, Hera no perdonó ni una sola vez – la voz anciana llego a sus oídos, poniéndolo nostálgico y un poco enojado.

- ¿Por qué solo me contaste historias de héroes? ¿Por qué no me hablaste sobre mi familia? ¿Por qué no me contaste sobre mi tía y madre, sobre tu Familia y la Familia Hera?

Él se dejo llevar por su enojo, sus preguntas salieron con la intención de herir y, sin embargo, su mirada se mantuvo calmada, esas preguntas solo fueron su manera para quitar la frustración que lo invadió, el anciano cubierto con ropas negras entendió eso, por lo que permaneció en silencio hasta que escuchó el suspiro del peliblanco, el cual solo lo volteó a mirar con ojos rojos rubí calmados que esperaban respuestas a esas preguntas, algo que provocó que obtuviera una mirada complicada, no es como si el chico pudiera verlo por la capucha que cubría su rostro.

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