PARTE 2

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Somos un secreto
Que no se puede exponer

Han estado conduciendo durante dos horas y el silencio continúa durante una hora

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Han estado conduciendo durante dos horas y el silencio continúa durante una hora. Nadie quiere ser el primero en romperlo, especialmente si es para comenzar una nueva batalla que terminará lastimándolos de nuevo.

Joaquin se mantiene concentrado en el camino y trata de silenciar su morbosa curiosidad ignorando las preguntas que se muere por hacer y tamizando todos sus nervios en su goma de mascar ferozmente.

Emilio no hace un solo movimiento. Está congelado en su asiento, mirando hacia afuera. Joaquin se encuentra enviándole algunas miradas de vez en cuando. Hay tantas cosas que le gustaría decirle y, sin embargo, ninguna frase suena lo suficientemente bien en su cabeza como para querer escucharla en voz alta. Odia el silencio.

Sus músculos se tensan cuando siente que Emilio se mueve a su lado, pero no es lo suficientemente valiente como para arriesgarse a mirarlo a los ojos. Por el rabillo del ojo, lo ve jugando con la radio. Aparentemente, el silencio también es pesado para él. Un trozo de música clasica llena de repente el vacío que reinaba en el coche.

A Joaquín le gusta escuchar la radio que transmite piezas de música clásica, lo tranquiliza cuando conduce. En verdad, le dio un pequeño lado intelectual que siempre había complacido a Emilio. Pero eso debe haber cambiado desde entonces porque Emilio se apresura a poner otra estación, luego otra cuando se da cuenta de que está transmitiendo un programa político sobre este imbécil de Donald Trump.

Un trozo de pop viene a reemplazar las aburridas palabras del periodista, esa especie de música que las radios emiten sin parar cuando hay un poco de sol y las temperaturas alcanzan los veinte grados centígrados. Joaquin espera por un momento que Emilio haya encontrado su felicidad pero cambia de estación nuevamente y una voz monótona sale del recinto, explicando algo confuso sobre las abejas. Cuando Emilio vuelve a pulsar el botón, los nervios de Joaquin caen.

-¿Quieres dejar de cambiar de estación cada dos segundos? Intento concentrarme.

-Disculpe, Señor. Solo quiero llenar este silencio que me dan ganas de follar.

Joaquin se ríe sin estar realmente divertido. -No has perdido tu sarcasmo.

-No era sarcasmo, -responde Emilio con frialdad, cambiando de nuevo la radio, dejando que una melodía de reggeton resuene en el recinto. -E incluso si lo fuera, no creas que tu divorcio va a cambiar lo que soy.

Joaquín no responde de inmediato, esperando que el eco de las palabras de Emilio se desvanezca lentamente. "su divorcio"; duele tanto como el más violento de los insultos. ¿Y qué, Emilio se imaginó que estaba encantado con esta decisión, que la había querido? Si fuera por él, por lo que sentía en el fondo, tiraría esos malditos papeles por la ventana o al fuego. Pero no puede ignorar los últimos meses, ni los últimos años que ha pasado a la sombra de Emilio. Quiere ser libre, aunque tenga que divorciarse para ello.

I can't love you in the darkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora