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"Usted debe dejar el mando de su secta, o Xichen debe dejar el mando de Gusu o... pueden conservar sus puestos siempre que vivan separados"

Jiang Cheng abrió los ojos repentinamente como quien intenta huir de una pesadilla. De pronto la tenue luz de las velas de su estudio llenó sus ojos y tuvo que tallarlos intentando que pronto se adaptaran a la repentina luminosidad. Sin embargo, aun entre los tallones y destellos de luz y oscuridad el Líder de Yummeng seguía viendo los flashazos del estoico rostro del maestro Qiren quien había sido el encargado de darles aquella noticia. La resolución del consejo de ancianos de Gusu.

Tras casi un minuto Jiang Cheng pudo fijar adecuadamente la vista para comprender donde se encontraba. Se había quedado dormido sobre su escritorio, rodeado de todos los papeles que llevaba dos días acumulando sin realmente lograr resolver ningún asunto personal o de su secta. Soltó un profundo suspiro y luego miró por la ventana. Una densa oscuridad se divisaba afuera del edificio por lo que dedujo que ya era bastante entrada la noche.                       

- Fantástico - susurró molesto. Ahora había perdido más de medio día durmiendo y la irritación solamente aumentó cuando escuchó a su estómago rugir sonoramente de hambre.

Mas frustrado que otra cosa, Jiang Cheng se dispuso a estirarse para ponerse de pie e ir en busca de algún alimento. Suponía que a esas horas las cocinas ya estarían vacías así que no tendría problema con tener que lidiar con discípulos curiosos ansiosos por hacerle preguntas incomodas.

Fue hasta ese momento que lo notó. Cuando se estaba poniendo de pie sitió como una pesada tela se deslizó de sobre sus hombros y golpeo el piso a su lado. Extrañado se inclinó para tomar la fina tela entre sus manos no tardando mucho en examinarla para saber de qué se trataba:

"Una túnica blanca de Gusu Lan"

El hombre aún seguía absorto tratando de descubrir el cómo esa prenda había llegado hasta ahí cuando escuchó un ruido que pronto le puso en alerta. El suave susurro de una puerta deslizándose para abrirse y cerrarse, para que segundos después sus ojos lograran vislumbrar a un alto hombre ataviado en ropajes el mismo pulcro blanco que el que sostenía entre sus dedos.

- Oh, A-Cheng... despertaste ya -

El líder Lan le saludó con su típica sonrisa para luego dejar sobre una pequeña mesa la bandeja que llevaba en las manos sobre la que descansaban algunos cuencos y una tetera que humeaba ligeramente.

- ¿Qué haces aquí Lan Huan? - interrogó sorprendido el de Yummeng. No esperaba ver tan pronto a su prometido y eso le daba una mezcla de emoción y nervios por el tema que le había estado atormentando.

- Quería verte - contestó el de blanco ampliando su sonrisa al tiempo que se sentaba elegantemente sobre la mesa - llegué hace un rato y tus discípulos muy amablemente me comentaron que habías estado todo el día en tu estudio sin contestar o comer... estaban preocupados así que me tomé la libertad de entrar... te encontré durmiendo y temblando por eso te dejé mi túnica - señaló la tela que Wanyin aun sostenía - y luego fui a las cocinas por algo para que cenaras, pensaba intentar despertarte cuando volviera, pero al parecer te me adelantaste -

Jiang Cheng asintió, técnicamente no había nada de malo en la explicación de su pareja, pero era extraño que este llegara tan noche a Yummeng y sin avisar previamente. Sin embargo, antes de que pudiera seguir cuestionándole su estómago volvió a rugir de manera demandante al olfatear la comida que el Lan se disponía a acomodar el los cuencos y decidió que lo mejor era darle prioridad a satisfacer su necesidad básica de alimento.

Resignado el de atuendo morado suspiró y caminó hasta la mesita donde ya se encontraba todo listo para cenar, se sentó frete a su acompañante y le devolvió la prenda de ropa que le pertenecía.

Entre los Lotos  [XiCheng]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora