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WanYin no recordaba mucho de lo que paso en las siguientes horas del festival de las linternas, y por desgracia no es que hubiera podido pasar mucho tiempo más en ciudad Caiyi o en Gusu, puesto que, para su mala suerte, a la mañana siguiente había recibido una misiva urgente de Muelle de Loto y había tenido que partir inmediatamente dejando a su sobrino algo decepcionado y a un dramático Wei Ying que lloriqueaba por querer hablar con su hermano, cosa que Jiang Cheng ignoró para salir a toda prisa rumbo a su hogar, y a su pesar, sin tampoco haber podido tener una charla a solas como era debido con Xichen.

Ni bien puso un pie en Yummeng fue bombardeado por una montaña de asuntos urgentes los cuales resolvió de la manera más rápida y efectiva posible, sin embargo, para cuando se sentó en soledad en su habitación se dio cuenta de que no recordaba nada de lo que acababa de hacer.

Su mente lo regresaba hasta ese momento, ese instante de la noche, bajo la luz de las farolas que bailaban en la oscuridad.

Xichen se le había confesado

Y el...

Él...

"¿Qué carajos iba a responder?"

Solamente se había quedado callado y había asentido, pero realmente eso no era una respuesta a tal situación.

Aunque Xichen realmente no le había pedido una respuesta ni parecía querer seguir con el tema o presionarle, había algo dentro de él que le decía que no podía dejar eso así solamente, por mera cortesía y por el gran aprecio que le tenía a su ahora amigo. No importaba que realmente no supiera como responder a tal confesión, solo creía firmemente que no podía abandonar el tema y dejarlo morir.

Decidido se sentó en su escritorio y cogió papel y tinta, sin embargo, antes de siquiera rasgar el papel con el pincel se detuvo.

¿Qué clase de respuesta era esa?

¿en serio pensaba responder a tan importante tema por correspondencia?

"no"

Jiang Cheng sacudió la cabeza, debía hablar con Xichen en persona, más aún porque seguía sin saber que decir porque...

No, no...

Debía rechazarlo...

Si...

Pero ser cortes

Era su amigo

Si, si...

WanYin respiró hondo, esperaría a que Xichen apareciera en una de sus típicas y espontaneas visitas a Muelle de Loto, esas donde siempre llegaba con algún tentempié nuevo o alguna curiosidad. Si, eso haría, al fin y al cabo Xichen le prometió que nada cambiaria entre ellos, así que seguramente pronto lo tendría revoloteando por ahí y podrían tener esa importante charla en persona.

Pero eso no sucedió.

Dos semanas enteras habían pasado desde el festival de las farolas.

Jiang Cheng yacía sentado en su estudio, recostado sobre la mesa frente al él, enterrando el rostro entre sus brazos, tapado con una frazada extra debido al aire frio de aquel nublado día de invierno, mirando de manera perdida a la tetera que soltaba ligero vapor.

- ¿Por qué diablos no ha venido? – gruñó entre dientes, estaba realmente molesto.

En esas dos semanas el dichoso asunto no se había ido de su mente, y la ausencia del mayor no hacía más que empeorar su estado de ánimo. Y es que Xichen prácticamente había desaparecido.

2 semanas sin visitas

2 semanas sin correspondencia.

2 semanas con una terrible incertidumbre carcomiéndole el pecho.

Entre los Lotos  [XiCheng]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora