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Había pasado Navidad y el tour había comenzado. De hecho, ahora casi no veía a Jooheon, pues los ensayos eran más recurrentes. Dábamos una que otra vuelta por los países, intentando aprovechar nuestro tiempo al máximo. Él se había ofrecido a pagar el 100% del local que quería, pero me negué. Si al final quería algo, tenía que al menos pagarlo solo. Aunque, claro, agradecía su ayuda.

El primer destino fue Tokio, una ciudad vibrante y llena de vida. Cada calle estaba iluminada con luces festivas, y la energía de la ciudad era contagiosa. Los días pasaban rápidamente entre ensayos, presentaciones y exploraciones nocturnas por la ciudad. A pesar de la distancia que sentía con Jooheon, sabía que ambos estábamos siguiendo nuestros sueños.

Una noche, después de una agotadora jornada de ensayos, decidí dar un paseo por Shibuya. El cruce estaba abarrotado de gente, pero me encontré disfrutando del caos y las luces que se reflejaban en los edificios de cristal. De repente, sonó mi teléfono. Era un mensaje de Jooheon: "Espero que estés disfrutando Tokio tanto como yo. ¿Nos vemos mañana después de los ensayos?"

Sonreí al leer el mensaje. A pesar de la distancia y nuestras agendas ocupadas, ambos hacíamos un esfuerzo por mantenernos conectados. Respondí con un simple "Sí, me encantaría. Nos vemos mañana" y continué mi paseo, sintiendo una mezcla de emoción y gratitud por el apoyo mutuo que compartíamos.

Al día siguiente, después de los ensayos, nos encontramos en un pequeño café cerca del hotel. Jooheon llegó con una sonrisa cansada pero genuina, y pasamos horas hablando sobre nuestras experiencias en el tour, nuestros sueños y nuestras metas para el futuro. A medida que la conversación avanzaba, me di cuenta de cuánto había crecido nuestra relación y cuánto valoraba su presencia en mi vida.

El tour continuó, llevándonos a Berlín, una ciudad con una historia rica y una cultura vibrante. El frío invernal no nos detuvo de explorar sus monumentos históricos y disfrutar de su escena artística. Entre los ensayos, logramos visitar la Puerta de Brandeburgo, el Muro de Berlín y varios museos que nos dejaron impresionados.

Después de Berlín, el tour nos llevó a Argentina, un país conocido por su pasión por el tango y su rica cultura. Buenos Aires nos recibió con su vibrante vida nocturna y sus avenidas llenas de historia. Durante el tiempo libre, exploramos el barrio de La Boca, con sus coloridas casas y su energía contagiosa. También disfrutamos de una noche de tango que nos dejó maravillados por la elegancia y la pasión del baile. En esos momentos, Jooheon y yo encontramos pequeños espacios para nosotros, caminando de la mano por las calles empedradas y disfrutando de la calidez de la ciudad.

Nuestro siguiente destino fue México. La Ciudad de México nos sorprendió con su mezcla de modernidad y tradición. Visitamos el Zócalo, el Palacio de Bellas Artes y paseamos por los canales de Xochimilco en trajineras decoradas con flores. La comida mexicana, con sus sabores intensos y variados, se convirtió rápidamente en una de nuestras favoritas. También tuvimos la oportunidad de visitar las antiguas pirámides de Teotihuacán, una experiencia que nos dejó sin palabras ante la magnitud y la historia de esas construcciones. Jooheon y yo aprovechamos cada momento libre para explorar juntos, fortaleciendo nuestra conexión.

Desde México, volamos a Chile, donde nos esperaba Santiago con su imponente vista de los Andes. La ciudad nos encantó con su mezcla de barrios históricos y modernos. Durante el tour, tuvimos la oportunidad de visitar Valparaíso, con sus colinas llenas de casas coloridas y murales artísticos. El puerto, con su vibrante vida cultural, nos dejó una impresión duradera. Además, aprovechamos para explorar la región vinícola de Chile, degustando algunos de los mejores vinos del país. Cada noche, después de los conciertos, nos refugiábamos en la tranquilidad de nuestro hotel, compartiendo historias y sueños para el futuro.

Cada ciudad nos ofrecía nuevas perspectivas y experiencias únicas. En París, nos maravillamos con la Torre Eiffel iluminada por la noche y disfrutamos de la gastronomía francesa. En Roma, exploramos el Coliseo y las antiguas ruinas, sintiéndonos transportados a otra época.

A pesar de la carga de trabajo y los desafíos, cada destino nos recordaba por qué habíamos emprendido este viaje. Las culturas, las personas y las historias que encontrábamos en el camino enriquecían nuestras vidas de maneras que nunca habíamos imaginado.

Llegamos al último concierto del tour, un evento que se celebraba en un estadio lleno de fans entusiastas. La energía en el aire era eléctrica, y aunque estaba exhausto, la emoción del momento me daba una fuerza renovada. Jooheon, junto a su grupo, estaba en su mejor forma, irradiando confianza y pasión mientras se preparaba para subir al escenario.

Yo, como traductor del concierto, me encontraba tras bambalinas, asegurándome de que todas las comunicaciones y presentaciones salieran sin problemas. Podía sentir la emoción en el ambiente mientras el público esperaba ansioso. A pesar de la distancia física entre nosotros durante el tour, sabía que este momento sería especial.

El concierto avanzaba con canciones que levantaban al público, llenas de ritmos vibrantes y letras emotivas. En un momento, Jooheon tomó el micrófono y se dirigió a la audiencia con una sonrisa cálida. "Quiero dedicar esta próxima canción a alguien muy especial. Espero que las palabras les lleguen tanto como a mí."

La música comenzó a sonar, y reconocí al instante la melodía. Era una de nuestras canciones favoritas, una que habíamos compartido en muchos momentos íntimos. Mientras la cantaba, cada palabra resonaba profundamente, y aunque nadie más lo sabía, sentí que esa dedicatoria era un mensaje directo para mí.

A medida que la canción avanzaba, me perdí en la intensidad de sus ojos y la sinceridad de su voz. Cada nota parecía estar cargada de emoción, y aunque el estadio estaba lleno de miles de personas, en ese instante sentí que solo éramos él y yo.

El concierto continuó, y la multitud aplaudió con fervor, sin sospechar el significado personal que esa canción tenía para nosotros. Al finalizar el show, Jooheon y yo nos encontramos tras bastidores. Estaba cubierto de sudor y adrenalina, pero su sonrisa era brillante. —Gracias—dije, apenas logrando contener mis emociones.

—Para ti siempre— respondió, dándome un abrazo que decía mucho más de lo que las palabras podrían expresar.

Regresamos juntos en el avión, exhaustos pero llenos de recuerdos y aprendizajes. Sabíamos que volveríamos al trabajo, pero esperaba que fuera menos agotador. La experiencia del tour había fortalecido nuestra relación y nos había enseñado mucho sobre nosotros mismos y nuestras capacidades. Ahora, estábamos listos para enfrentar cualquier desafío que viniera, sabiendo que, juntos, podríamos con todo

Descanso (Jookyun) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora