- ¿Por qué es tan importante la luna para ti? -
- Mi abuela solía decir que la luna es dueña de finales y comienzos. -
- Y ¿tú crees que en serio lo es? -
- Siento que ella puede contar mi historia mejor que cualquier amanecer. -
- ¿Por qué lo dices...
Don't ask me What you know is true Don't have to tell you I love your precious heart.
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— ¿Aquí? —
— Si, es aquí, puedes pasar si quieres. —
— Con permiso. —
Tanto Takemichi como Blake se deshicieron de su calzado en la entrada del hogar del primero, dejaron sus mochilas sobre el sofá donde el rubio le hizo esperar también mientras él iba a la cocina.
La bicolor fijó su vista en la pared de la sala donde aparte de poder apreciar molduras con fotografías mostrando la ascendencia de Hanagaki y un par de adornos en estanterías, se fijó en el reloj que marcaba un cuarto antes de las nueve de la noche. Realmente no era tan tarde, al menos para ella.
Decidió levantarse y comenzar a husmear entre la familia del rubio, se fijo tanto en los ancianos como en las fotos de niños más pequeños, entre ellos pudo distinguir con facilidad la de un pequeño Takemichi con el cabello azabache muy corto vistiendo una capa roja y pantaloncillos a juego. Una leve risa escapó de sus labios gracias a la ternura que le causó.
— ¿Te gustan los niños, Blake-san? — preguntó el rubio mientras se posicionaba a su lado entregandole una taza de té que agradeció al tomar, aunque no fue motivo para aguantar su comentario.
— Prefiero a las chicas como tu novia, pero sí.— El rubio se ruborizó y le golpeó levemente con el codo haciéndole reír. — Es broma, es broma. Hina es muy linda pero los respeto a ambos. —
— Igual sabes que no me refería a eso. — Blake asintió y le dio un sorbo al té. Takemichi de nuevo le observaba analizando, todavía le parecía increíble lo bien que se había tomado todo lo que había revelado con respecto al futuro aún si había exceptuado lo referente a ella y lo que pasó en su última visita.
Pero era Blake de quien hablaba, supuso que si estaba teniendo sentimientos encontrados era obvio que no lo iba a hacer evidente.
— No le digas a nadie pero sí, quizás es porque me gusta hacer por ellos lo que me hubiera gustado que hicieran por mi... por eso me arriesgo por niños como Dylan, para darles la oportunidad que yo no tuve. — Takemichi ya había escuchado del pequeño que vivía la mayor parte del tiempo en casa de los Baji, más que por el aprecio de Keisuke al pequeño se debía a que Baji Rei, la matriarca de la casa, se había encariñado con él y se empeñó en hacerle entender a Blake que mientras el niño no encontrara una casa estable el necesitaba cuidados especiales que solo un adulto podría darle.
Blake sabía que solo se había encariñado porque era como volver a tener a Keisuke pequeño, pero no diría nada porque agradecía mucho la ayuda y protección que no podía brindarle por cuenta propia.
— Eso es muy lindo de tu parte. — Blake asintió con una leve sonrisa y Takemichi de nuevo volvió a sentir ese peso asentado en su estómago desde que había vuelto del futuro, el debate sobre qué hacer para evitar que lo del halloween sangriento no se repitiera lo seguía carcomiendo. — Oye... hablando del pequeño Dylan, ¿donde está justo ahora? ya sabes, por todo lo que está pasando. —
