5. Pequeño inconveniente (parte II)

53 4 1
                                    


Capítulo 5

Fabricio

Desde que conocí a Mercey no puedo borrar su imagen de mi cabeza, me cuesta mucho. Tengo presente en mi mente sus gestos, como fruncía el ceño tratando de buscar un bolo adecuado para su pequeña mano, como movía sus labios ligeramente rojos al hablar, como se ruborizó cuando la enfrenté luego de pillarla viéndome, como es ella en si. Cuando me di cuenta de que suele irritarse rápido, fue lo primero que hice y desde ahí es lo único que se me antoja hacer: molestarla. Es que enfadada se ve tan tierna, cuando mueve sus manos en el aire para darle más ímpetu a su drama, como no deja pisotearse a pesar de ser pequeña, literal es un minion. 

Y sobro todo,... no puedo dejar de pensar en lo hermosa que es. Es única, una chica de aproximadamente 1,60, con un largo cabello castaño y unos grandes ojos verdes, se parece a dos esmeraldas, es delgada, con una cintura pequeña y un cuerpo magnífico. Largas pestañas espesas, unos labios gruesos y montón de pecas salpicadas sobre su pequeña nariz y sus pómulos. Es una enana preciosa.

No sé qué está pasándome con ella, pero espero solo sea cosa del momento.

Hoy vine al cine con unos amigos, querían ver una película de acción, pero para ser sinceros, no soy de películas. La película ya iba avanzada y solo logré quedarme dormido, hasta que un sonido fuerte procedente de la película me despertó. Decidí salir al pasillo y esperarlos ahí, creo que más entretenido se me hace ver a las personas corriendo a las salas respectivas porque se les hace tarde o como las parejas suelen pelearse porque uno se está comiendo las palomitas. Es un poco gracioso.

Llevaba buen rato parado en el pasillo, cuando vi a una chica correr hacía los servicios con las dos manos detrás tratando de ocultar una mancha de su vestido celeste. No me demoré mucho en poder identificar a la chica, sin dudas era Mercey. Cómo no reconocer esa larga cabellera castaña. 

Me acerqué hasta los servicios y saqué mi móvil para enviarle un mensaje. ¿Cómo obtuve su número? Pues tengo mis contactos y ¿Para qué dudarlo? Soy un chico encantador e irresistible, aunque hay chicas pequeñas en las que mis virtudes no tienen efecto alguno.

Se negó a responderme los mensajes, así que decidí llamarla.

¿Alguna vez conocieron a una chica tan orgullosa? Pues déjenme diciendo que yo la acabo de conocer. Le ofrezco mi ayuda y se niega a aceptarla. ¡Qué terca! 

Le hice caso omiso a lo que me dijo y fui a comprar las cosas que supuse necesitaría. La verdad es que sinceramente no tengo ni idea. Fui al supermercado que estaba cerca y me dirigí al pasillo donde se encontraron productos íntimos para mujeres. ¡Esto es una locura! ¡Son muchas cosas! Cómo saben qué es para qué. Confié en mi instinto y empecé a agarrar algunas cosas.

 —¿Está seguro? —oí una voz a mi lado. Giré la cabeza y vi a una chica con una ceja enarcada.

Me quedé pensando en la pregunta. ¿Estoy seguro de lo que llevo? No.

 —La verdad no sé de estas cosas —confesé.

 —¿Tu novia no te dio ninguna indicación? —preguntó.

Me reí ante su pregunta y ella frunció el ceño confusa. Yo no tengo novia, ni la tendré ¿Para qué atarme a una chica si puedo estar con varias? Mercey solo me atrae ¿no?, pero claro, el amor no existe.

 —No —no la contradije porque no quiero darle información de mi vida a extraños.

Miré el paquete de estas cosas que supuestamente se ponen las chicas.

 —¿Te ayudo? 

 —Por favor —alcé la cabeza rápidamente. 

 —Está bien —se dirigió a un estante y empezó a buscar algo. —Hombres —oí que dijo bajo.

RaméDonde viven las historias. Descúbrelo ahora