Vanitas es el tipo de novio que se portaría como un niño pequeño cada que quisiera mimos
Estabas junto Vanitas, quién te acompañaba hasta tu casa ya que decidieron preparar algo para almorzar juntos, aunque tú no sabías ni hervir agua pero tenías a tu lindo novio que era muy buen cocinero.
Mientras iban en camino hizo algunos pequeños berrinches ya que llevaba todo el día intentando que le dieras cariño, pero te habías negado ya que no querías que todos se les quedaran viendo como la otra vez y habías limitado a que solo podía ser meloso cuando estuvieran solos.
-Cuando lleguemos te haré mimos
Dijiste, ya que estaba bastante insoportable, no paraba de quejarse y decir cosas como "¿Acaso ya no me amas?" y "¿Porque tan distante? Quiero que me des amor~"
Al llegar seguía quejándose, si existiese un premio por ser irritante, el sería el ganador por nueve veces consecutivas.
-Mi amada T/N~ Ya estamos a solas~ Ahora no tienes excusas~
-No habrán mimos hasta que cocines
-Pues no hay comida hasta que me des mimos
Se cruzó de brazos mientras hacía un puchero, ¿En serio era capaz de dejarte morir de hambre solo para que le hicieras cariños? El se fue a tú habitación y se acostó. él había ganado, si no, tendrías que comprar algo para comer afuera, no gastarías dinero extra. Si tenías que escoger entre complacer sus caprichos o derramar dinero para nada, preferirías mil veces tener que hacer lo que el quiera, aunque eso significara echar tu ego a un lado.
Fuiste donde Vanitas, quién estaba acostado en tu cama como si fuese la suya, te sentaste en el extremo de la cama y comenzaste a acariciarle el cabello. Cuando Vanitas notó esto, se rodó para ir un poco más lejos de ti, quería que le insistieras.
Tenías hambre, habías gastado mucho dinero en los ingredientes y tú no sabías ni hervir agua, "hubiese aceptado las clases de cocina que me ofreció mamá" pensaste mientras mirabas a Vanitas con un poco de molestía. Te arrimaste un poco más hacia él, pero el se volvió a rodar.
Siguieron así hasta que ¡pum! Se escuchó un fuerte golpe, fue la cabeza de Vanitas, se había caído de la cama por andar de malcriado.
-¡Auch!
Se quejó del inmenso dolor que sentía, te reiste internamente por la manera en que calló.
-Estoy sangrando...
-¡¿Eh?! ¡Vanitas, ¿Estás bien?!
Dijiste ilusa y preocupada mientras te asomabas a ver a tu novio que estaba "herido" para que luego se tirara hacia ti robándote un beso. Que tonta, si hubiera estado sangrando lo hubieses olido. Te tomó de las muñecas y te pego contra la cama mientras continuaba el beso. El beso se intensifico, cada vez te besaba con más pasión.
Tu respiración se aceleró a medida que te besaba, de un momento a otro soltó tus muñecas y puso sus manos en tu cintura, se notaba un gran sonrojo en tu cara y aumento más en cuando sentiste sus labios separarse y su respiración cerca de tu cuello, luego de eso el acercó su boca a tu oído.
—Ahora si cocinaré el almuerzo
Se levantó y se fue con una sonrisa en su cara, dejándote a ti en la cama toda roja y avergonzada. ¡Que molesto! En serio sabía cómo fastidiarte, pero precisamente eso fue lo que hizo que te enamoraras de él.