𒊹︎︎︎☼︎𝐋𝐎𝐂𝐎𝐒☼︎𒊹︎︎︎ ☕︎𝐶𝑖𝑛𝑐𝑜 𝑯𝒂𝒓𝒈𝒓𝒆𝒆𝒗𝒆𝒔

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Cinco meses después

Regresamos de una misión, y estaba agotada. Me había golpeado la rodilla muy fuerte; duele, pero es soportable.

Ah, verdad, nunca mencioné cuál es mi poder. Mi habilidad es mental; puedo hacer diversas cosas con la mente, desde hablar telepáticamente a largas distancias hasta destruir la mente de alguien, si es necesario.

Al llegar, cada uno se dirigió a su habitación para asearse. Me bañé y me cambié para estar cómoda. Hoy, papá ha estado demasiado ocupado, organizando todo porque en unos días tiene un viaje de trabajo. Nos va a dejar solos por un mes, así que quiere dejar todo listo, incluyendo nuestros entrenamientos.

—____, ¿estás ahí? —preguntó la suave voz de Vanya desde afuera de mi habitación.

—Sí, Vany, ¿necesitas algo? —respondí, levantándome de la cama.

—Sí... Es que quería enseñarte mi avance con el violín... Claro, solo si quieres ver —dijo tímida, algo común en ella.

—Claro que quiero. Espera, déjame ponerme los zapatos y salgo.

—Está bien...

Me puse los zapatos y agarré mi lazo rojo que estaba en la mesita. Me lo coloqué en el cabello y, ya lista, salí.

—Ya, Vany, vamos —ella sonrió y nos dirigimos a su habitación.

—Mira, es lo que he avanzado últimamente.

Ella se acomodó y empezó a tocar. Las melodías que emitía eran relajantes y tranquilas. Se podía ver cómo ama lo que hace; al tocar, se nota que está en paz, como si se olvidara de todo lo demás y solo existiera ella y su querido violín.

Al terminar, me miró con una sonrisa, esperando mi opinión.

—¡Wow, Vany! Estuvo fantástico. Lo hiciste muy bien, me encantó.

—¿De verdad? Estuve practicando mucho tiempo.

—Sí, de verdad. Tienes un gran futuro con la música, se nota que tienes pasión.

—Gracias, hermanita —me abrazó y yo, con gusto, correspondí.

—Bueno, me voy, te dejo. ¡Bye! —Ella asintió y salí de su habitación, buscando algo que hacer.

Me dirigí a la sala y me encontré con Diego y Luther hablando. No sabía de qué, pero me quedé para escuchar de qué tanto hablaban. Sí, soy una chismosa, lo admito, es mi naturaleza.

—No sé, pero admite que es muy linda —dijo Luther, mientras jugaba con sus manos.

¿De quién estarán hablando?

—Sí, pero la otra vez la vi muy cerca de Cinco... Casi besándose —dijo Diego, con la mirada baja.

¿De quién estarán hablando? ¿Y quién casi se besa con Cinco?

—Bueno... Ella también lo mira como si le gustara...

—Yo creo que están saliendo a escondidas. Se nota en las miradas que se lanzan.

—Pero, ¿por qué Cinco y Ashley saldrían a escondidas?

¿Cómo? No... Por favor, no...

—¿No es obvio? A ____ le gusta Cinco desde siempre. Yo pensaba que a él también, pero quizá con la llegada de Ashley todo cambió... Y bueno, yo quiero a ____, pero ella es una chica muy común, seguro por eso Cinco se aburrió.

Eso duele... Las lágrimas no tardaron en salir. Fue una mala idea escuchar esto. Solo espero que lo que dicen de Cinco no sea verdad.

—Bueno, la verdad no me importa, pero no quiero que le hagan daño a ____. De pequeños éramos un poco unidos... —agregó Luther.

Lo que dijo Luther fue muy lindo, yo también los quiero a todos, pero aun así, duele lo que dijo Diego. Tengo que hablar con Cinco... Espero que no sea verdad.

Me dirigí a su habitación, pero al pasar cerca del cuarto de Ashley, escuché susurros. No estaba segura de si debía entrar... Acabo de escuchar algo que me hizo sentir mal, y tal vez esto también lo hará... ¿A quién engaño? Voy a entrar.

—Vamos, Cinco, solo tienes que decirlo... Yo sé que quieres. No puedes ocultarlo solo por tu preciada ____. —Escuché a Ashley decir.

—No, Ashley, ya basta —respondió él, serio.

¿Qué es lo que está tratando de ocultar? ¿Están juntos y no me lo quiere decir para no herirme?

—Vamos, Cinco, así podríamos estar juntos —dijo Ashley, acercándose a él y dándole un beso en la mejilla. Él no dijo nada, lo aceptó... Esto duele mucho, gente...

Solo quiero ir a mi habitación y llorar hasta que no quede más. No quiero ver a ese idiota... ¡Maldito desgraciado!

Estoy en mi habitación, llorando. Me siento fatal. ¿Por qué a mí? Yo lo quería mucho... Todo lo que pasamos juntos... Lo que más me duele es que no me lo haya contado.

—¿____? Hermanita, ¿por qué lloras? ¿Qué pasa? —preguntó Klaus al verme, con las rodillas dobladas y la cara entre ellas, sollozando.

—Klaus... él no me quiere —dije con la voz entrecortada.

—¿Quién? ¿Quién es ese idiota? Si quieres, le digo a Cinco que lo mate, ¿ok?

—No, Klaus... Cinco es el problema...

—¿Qué? ¡Estás loca! Él te ama demasiado. ¿Por qué lloras? Cuéntame, que no entiendo.

Empecé a contarle todo mientras seguía llorando. No voy a rogarle a Cinco, pero tampoco puedo dejar de desahogarme.

—¡Maldito desgraciado! Te está cambiando por una colorada... —dijo Klaus, y yo lloré más—. No, no, hermanita, vamos a partirle la cara a Cinco y a Diego también. ¡Vamos, tranquila!

—Es que... ¡Ahh!

—Mira, tú puedes encontrar a alguien mejor. Eres demasiado hermosa, si Cinco no lo ve, es su problema... Voy a hablar con él, ¿ok?

—No, Klaus... Déjalo, no...

—Sí, lo haré. No voy a dejar que siga jugando contigo... Primero voy por Allison.

—¡No, Klaus! —grité, pero no me hizo caso y salió de mi habitación, dejándome sola.

Después de un rato, vino Allison, pero sin Klaus... No, no...

—____, ¿estás bien, hermana? ¿Por qué estás así?

—No, no estoy bien... ¿Y Klaus? —pregunté, y ella solo me miró.

—Se fue a hablar con Cinco...

—¡No! —dije, y salí corriendo de mi habitación para buscarlo antes de que le diga algo a Cinco y yo quede avergonzada. Allison me siguió.

—¡No, Klaus! —corrí hacia la habitación de Cinco, y allí estaba, hablando con Klaus, serio.

Al verme, su rostro cambió por completo a uno preocupado.

—____, ¿por qué estás así? ¿Has estado llorando? —preguntó, acercándose a mí, pero yo retrocedí, molesta.

—Sí, y es por tu culpa.

—Contexto, por favor —pidió Allison.

—Yo no hice nada —dijo Cinco, tratando de defenderse... Ja, claro.

—Sí, cómo no... Ya sé lo tuyo con Ashley.

—¿Qué? —preguntó Cinco, confundido.

Yo solo salí corriendo hacia mi cuarto, llorando. No quiero escucharlo.