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Cinco me correspondió, y ahora soy su novia. No puedo creerlo, es algo que nunca imaginé que pasaría. Se siente tan bien, me siento enamorada, y mi corazón no para de latir.

—No puedo creer que seas mi novio —digo, pensando en ello con una sonrisa amplia.

—Yo no puedo creer que la chica que amo desde los 10 años esté conmigo. Espero que sea así hasta el final de nuestros días —responde él con una mirada sincera.

—Pues lo estaremos, incluso en nuestras próximas vidas —lo abrazo, poniendo mi cabeza en su cuello. Siento cómo sube su mano a mi cabeza y me rodea con un brazo la cintura.

—Te quiero mucho, número ocho.

Sus palabras me llegan al corazón, y siento cómo empieza a palpitar más rápido. Aunque nos hemos dicho "te quiero" y "te amo" muchas veces, esta vez es diferente. El sentimiento envuelve mi corazón de una manera tan mágica que me siento la persona más afortunada del mundo.

(...)

—Entonces, ¿lo de ustedes ya es oficial? —pregunta Klaus, mirando con curiosidad.

Me coloco el labial para tomarme un momento antes de responder, mientras siento las miradas intensas de Klaus y Ben.

—Bueno, pues eso es lo que le dije —respondo finalmente.

Klaus suelta un grito de emoción que casi hace que Ben se caiga del susto.

—¡No grites así, pareces loco! —espeta Ben, alarmado.

—Después de tanto tiempo —se acerca a mí y me toca los hombros, sacudiéndome—, ¡por fin estás en tu etapa de enamorada! —se aleja y se dirige a Ben—. Recuerdas que te dije que terminarían juntos cuando llegó esta chica a la academia, lo manifesté.

Ben lo mira con sorpresa.

—Claro que no, fui yo quien te lo dijo —responde Ben.

—No mientas, Benibu, sabes que yo soy el brujo aquí —Klaus me sonríe—. Lo dije yo.

Ben rueda los ojos, divertido.

—Bueno, es una lástima también —comenta Klaus con una mirada de decepción.

—¿Por qué? —pregunta Ben, mientras yo miro a Klaus con curiosidad.

—Ya no podremos casarnos. Tú ya tienes a tu ser amado, ya no podremos seguir creando nuestro amorío.

—Entre ustedes no había ningún amorío, Klaus —recuerda Cinco, apareciendo de repente.

—Toca la puerta antes de entrar —menciono con una pequeña sonrisa.

Klaus lo mira con una expresión molesta.

—Eso piensas tú, pero yo y ____ teníamos una chispa especial —me río ante su comentario.

Cinco lo ignora y yo me sonrojo cuando se acerca para darme un beso en la mejilla. Miro a Klaus y Ben, avergonzada, pero ellos hacen como si no hubieran visto nada, sonriendo.

—Por fin nuestro pequeño Cinco ha descongelado ese corazón. Nunca pensé que viviría para ver este maravilloso momento —dice Klaus con una sonrisa, juntando las manos.

—Cállate, Klaus —dice Cinco, poniendo los ojos en blanco.

(...)

En la clase de Química, la más aburrida y cansada, el profesor nos dividió en grupos con Klaus y Allison. Klaus pasó toda la clase hablando del profesor de química, y nosotros dos nos reímos con él, haciendo que Allison se divirtiera.

Al terminar la clase, Klaus y yo seguimos conversando, riendo, cuando veo que mi querido novio se acerca y Klaus se aleja para dejarnos solos.

—¿De qué tanto se reían? —pregunta Cinco con una sonrisa.

—Nada, nada relevante —respondo.

—¿Qué tal la clase?

—¿Qué te puedo decir? Aburridísima.

Cinco simplemente me mira con una sonrisa y me toma de la mano para caminar hacia su habitación.

—¿Te gustaría salir a dar un paseo? —pregunta mientras se acerca a mí.

—Claro, pero ¿papá no se dará cuenta?

—Claro que no, iremos con cuidado y regresaremos para la cena.

—Bueno, déjame cambiarme. No quiero salir con el uniforme.

—No te preocupes, linda, yo te esperaré.

Voy a mi habitación, busco rápidamente unos pantalones cómodos y una camiseta, me cambio lo más rápido posible y regreso a la habitación de Cinco.

—Ya estoy lista, vamos —digo mientras me acerco a él. Cinco me toma de la mano y nos teletransportamos al callejón.

—Vamos.

Comenzamos a caminar fuera del callejón donde nos teletransportamos. Siento cómo deja de tomar mi mano y pasa su brazo por encima de mi hombro.

—Me gusta mucho estar así contigo —me dice con una sonrisa.

—A mí también —sonrío y abrazo su cintura.

Es tan bonito estar con él. Me siento feliz a su lado. Amo ver su sonrisa.

Se siente tan dulce saber que nos queremos y que con solo una mirada nos decimos todo.

—¿Quieres comer algo? Traje dinero para comprar algo.

—Claro, vamos por unos helados.

—¡Perfecto!

Caminamos hacia una heladería cercana. Al llegar, hacemos fila.

—¿De qué sabor pedirás tu helado, linda?

—Quiero un helado de menta con chocolate.

Cinco hace una mueca de desagrado, y yo le doy un golpecito en el brazo.

—Ay, es que no entiendo cómo te puede gustar la menta.

—Es delicioso, sabe refrescante.

—Sabe a pasta dental.

—Bueno, como no te gusta lo que voy a comer, ya no podrás besarme —levanto los brazos con una expresión de pena. Él frunce el ceño.

—¿Y eso por qué?

—Porque mi boca sabrá a menta, y a ti no te gusta.

—La menta sola no, pero en tus labios puede que sí —dice, acercándose a mis labios para darme un pico. Me río y le doy un pequeño abrazo.

Después de unos largos minutos, llegó nuestro turno para ordenar.

—Buenas, ¿qué sabores van a querer para sus helados? —pregunta la señorita que nos atiende.

—Uno de pistacho y vainilla para mí —dice Cinco.

—Mmm, yo quiero uno de menta con chocolate, por favor.

—¡Qué asco! —susurra Cinco a mi oído, ganándose un golpecito de mi parte.

La chica que nos atendía ríe un poco.

—Serían 3 dólares por los dos helados.

Cinco paga y recogemos nuestros helados, y nos sentamos en una mesa.

—____ —escucho que alguien llama mi nombre. Al voltear, me encuentro con Steve, el chico que me gustaba en el orfanato.

𒊹︎︎︎☼︎𝐋𝐎𝐂𝐎𝐒☼︎𒊹︎︎︎ ☕︎𝐶𝑖𝑛𝑐𝑜 𝑯𝒂𝒓𝒈𝒓𝒆𝒆𝒗𝒆𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora